Heredera de la tradición rarámuri de la sanación a través del uso de yerbas de la Sierra Tarahumara, Angélica González busca compartir la sabiduría legada por su abuelo, Don Herculano, “El Ángel Sanador”, fallecido el pasado mes de marzo después de 40 años de prodigar milagros.


“Me llaman de todas partes del mundo y del país, porque mi abuelo era un hombre muy milagroso, que combinaba sus dones divinos con la recomendación de las yerbas que aquí recolectamos en la sierra”, destaca Angélica González.
Don Herculano fue notable en las décadas recientes por atenuar y remediar males incurables.
Periodistas y documentalistas estudiaron el fenómeno de sanación tradicional del anciano rarámuri y recabaron decenas de testimonios en los que la palabra común era “milagro”.
Aún no se sabe con certeza si su nieta heredó los dones curativos del llamado “Ángel Sanador”, pero lo que ella sí admite es que aprendió el arte de la sanación a través de la medicina natural. Así es como el agrito, la albahaca, el chuchupate y muchas otras yerbas medicinales son recomendadas por la aún muy joven heredera de la medicina tradicional.
González anunció que viajará a la Ciudad de México y a Monterrey en fechas próximas, en donde ya le esperan pacientes de males incurables que buscan un milagro.
Desde Cerro Pelón, en Bocoyna, partirá la nieta del legendario Herculano, en busca de preservar la medicina tradicional indígena que tanta fama le dio a la región.