Por cuatro años consecutivos Ciudad Juárez ha venido rebasando peligrosamente para la salud de sus habitantes los límites permisibles de partículas suspendidas en el ambiente.
Lo anterior en contraste con el silencio y falta de información pública que al respecto mantienen las autoridades locales y estatales de salud y ambientales.
La gran concentración que en ese tiempo han registrado estas partículas en el aire que respiramos, ha rebasado hasta en cuatro veces el nivel aceptable.
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), dependiendo del nivel de exposición, los efectos adversos para la salud, son diversos y riesgosos.
Entre estos, afecciones como infartos no mortales, arritmias, asma agravada, o función pulmonar reducida; asimismo irritación en vías respiratorias, tos o dificultad para respirar y, en casos extremos, la muerte prematura de personas con problemas cardíacos o pulmonares.
De acuerdo a lo que establece la NOM-025-SSA-2014, las llamadas partículas suspendidas deben mantener un promedio anual de presencia controlada para no representar un riesgo.
Esto abarca todas las partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, metálicas, cemento o polen, dispersas en la atmósfera en dos tamaños específicos.
Unas son las llamadas partículas PM10 o macropartículas, y otras las conocidas como partículas PM2.5, menores al grosor de un cabello, consideradas más peligrosas. Esto debido a que pueden llegar hasta la profundidad de los pulmones y el torrente sanguíneo con severos efectos en caso de grandes concentraciones.
Según la NOM-025-SSA-2014, el límite máximo de concentración permitida para las partículas PM2.5 es de un promedio anual de 12 microgramos por metro cúbico. Y en el caso de las partículas PM10, más grandes, pero también con posibles efectos adversos en la salud, de 40 microgramos por metro cúbico.
Pero un análisis al respecto del consultor ambiental Yves Figueroa basado en monitoreos de calidad del aire realizados por la UACJ, revelaron una situación altamente preocupante.
Estos datos arrojan que las partículas grandes han rebasado en casi 300 por ciento en el presente año el límite establecido por la NOM; mientras que las partículas más pequeñas y riesgosas llevan tres años rebasando dicho umbral, con un 328 por ciento en lo que va de 2022.
En palabras concretas, la población fronteriza está expuesta a condiciones crecientes de una mala calidad del aire, que afecta constantemente su salud cardiaca y respiratoria.
Para el consultor no existe explicación que justifique a las autoridades en lo que considera una irresponsable omisión para la salud ciudadana.
Considera que el promedio de emisiones registradas en los monitoreos de calidad del aire realizados por la UACJ, revelan una exposición crónica, continua y creciente.
“Aquí tenemos un enorme riesgo de salud pública para los juarenses, ante condiciones que incumplen totalmente las normas que impone la Secretaría de Salud; desde 2019, las mediciones están mucho muy por encima de los límites permisibles para la salud humana que impone la Norma Oficial Mexicana”, señaló.
“¿Qué significa esto?”, pregunta, y responde que representa un incumplimiento total de las autoridades ambientales de los gobiernos municipal y estatal a la NOM-025-SSA1-2014.
Para el analista, quien está supliendo esta falta de intervención oficial es el Centro de Ciencias Atmosféricas y Tecnologías Verdes de la UACJ.
“Es el único que está haciendo monitoreo real y publicando información muy clara y concreta al respecto”, aseguró.
“Debemos preguntarnos por qué el Municipio no está manejando la información sobre la calidad del aire en Ciudad Juárez, o sea, ¿qué está pasando?”, cuestionó.
Asimismo, cuestionó que, dados los resultados publicados por la UACJ que no son muy positivos, cuál sería entonces el plan de acción a seguir.
“¿Cuál sería el plan de gestión de calidad del aire que pueda diseñarse para garantizar al ciudadano aire de apropiada calidad para su salud?”, preguntó.
A la vez que descartó cualquier motivación política de su parte al respecto, propuso una labor combinada entre Municipio y UACJ para lograr tal cometido.
“Es ante todo un riesgo de salud pública, parte de la solución sería que hubiera un buen presupuesto para financiar un programa enfocado a resolverlo; diría una labor conjunta en la que la UACJ manejara la parte técnica y el Municipio la parte administrativa y de gestión”, acotó.
“No se trata de una cacería de brujas. Se trata de ver cómo podemos fortalecer la red de monitoreo; y fortalecer al municipio para que tome buenas decisiones, y que la ciudad vaya mejorando su calidad de aire ambiente a través del tiempo”, remató.


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