Un vuelo en el que todo parecía transcurrir de manera normal, se convirtió en una pesadilla para los pasajeros del vuelo SQ321 de Singapore Airlines. El Boeing 77-300 ER, con 211 pasajeros y 18 tripulantes a bordo, partió del aeropuerto de Heathrow con destino a Singapur, pero encontró turbulencias extremas tras 10 horas de vuelo.

El caos estalló cuando las turbulencias hicieron que los pasajeros que no llevaban cinturón de seguridad golpearan el techo y las luces del avión. Gritos y heridas fueron generalizados entre pasajeros y tripulación. Un británico de 73 años, con problemas cardíacos, sufrió un ataque al corazón y falleció. Su esposa estaba con él durante los 10 minutos de movimientos bruscos que parecieron eternos.
Grim footage from the Singapore Airlines Boeing 777 flight from London to SG. Passengers were flung to the ceiling when it experienced a 7,000 ft drop. pic.twitter.com/iqsefWFELG
— Ian Miles Cheong (@stillgray) May 21, 2024

«Las pertenencias de la gente quedaron desparramadas, el café y el agua salpicaban el techo. Surrealista. Tantos heridos. Laceraciones en la cabeza, oídos sangrantes. Una señora gritaba de dolor con la espalda maltrecha. No pude ayudarla», contó Andrew Davies a la BBC.

El avión aterrizó de emergencia en Tailandia, donde una decena de ambulancias esperaban para trasladar a más de 30 heridos al hospital de Samitivej Srinakarin. Seis pasajeros estaban en estado grave. Singapore Airlines expresó sus condolencias a la familia del fallecido y afirmó que su prioridad es asistir a todos los afectados.

Los pasajeros ilesos continuaron su viaje a Singapur en un nuevo avión. Entre los pasajeros había 56 australianos, 47 británicos, 41 singapurenses, 23 neozelandeses y dos españoles, entre otras nacionalidades.
Conforme a los datos del portal FlightRadar, que registra los vuelos en todo el mundo, el avión de Singapur Airlines sufrió una súbita pérdida de altitud durante 4 minutos, por la que descendió desde los 37.000 hasta los 31.000 pies (de 11.200 metros a 9.400 metros), cuando aparentemente logró estabilizarse.
«En cuanto al avión, desde fuera parece estar bien. Pero por dentro es un desastre. (…) Les sirvieron el desayuno (cuando se produjo la turbulencia del aire), pero la mayoría de las personas con las que hablé estaban sentadas con el cinturón de seguridad puesto», declaró a los medios el director de la compañía pública Aeropuertos de Tailandia, Kittipong Kittikachorn.