El IMCO publicó su Índice de Riesgos de Corrupción (IRC), en el que encontró que el Instituto Nacional de Cardiología contrató a una empresa sancionada por el SAT, misma que la Secretaría de Hacienda estatal la tiene bien “fildeada” como mera fachada.
Según el documento del IMCO, el Instituto Nacional de Cardiología fue la única institución del Gobierno Federal que firmó contratos con una empresa catalogada como fantasma por el SAT: Hinfra S.A. de C.V.
El documento, publicado esta semana, indica que tiene tres procedimientos de excepción para la adquisición de gases y oxígeno medicinales.
Esta empresa “ha estado envuelta en un escándalo por simular servicios en el manejo de la imagen de la Secretaría de Hacienda de Chihuahua durante el gobierno de César Duarte”, señaló IMCO, un prestigioso organismo de la sociedad civil.
Por si no bastara la anomalía, el Instituto de Cardiología registró a Hinfra, pero en el portal de Comprante sólo se puede encontrar la empresa Infra, S.A. de C.V., una empresa líder y bien reconocida en el campo de la distribución de gases para uso clínico.
“No queda claro, ni es posible comprobar, cuál fue el proveedor efectivamente contratado en este procedimiento”, dice el estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
El dato antes mencionado es solo uno de los muchos que se detectaron en la búsqueda de riesgos de corrupción.
Durante el 2022, las instituciones públicas federales hicieron 174 mil 219 procesos de compra y gastaron más de 513 mil millones de pesos.
Sin embargo, siete de cada 10 instituciones aumentaron su puntaje de riesgos en el IRC con respecto a la edición previa, en gran medida, porque compraron como les vino en gana.
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Si el ego hablara, el de Gabo Díaz Negrete, dirigente estatal del PAN, cantaría “hay ausencias que triunfan”, porque se notó su no asistencia en la presentación del Comité Organizador del Frente Amplio por México y de su flamante coordinador, Jacques Adrián Jácquez Flores.
Para ser más exactos, la actitud del panista quedó más cerca a la de Doña Florinda: “no te juntes con esa chusma”.
Porque ¿qué otro pendiente más importante podría tener el partido mayoritario del frente opositor que pretende ganarle la Presidencia de la República a Morena y retener la mayoría en el Congreso local?
Ahí estuvo Alejandro Domínguez, presidente del Comité Directivo Estatal de PRI, no con mucho entusiasmo que digamos, sentado a la izquierda de “Jáquez-Jáquez”, como le dicen sus cuates al exmagistrado electoral y ahora coordinador de la oposición a Morena.
Según el comunicado oficial del frente opositor, su comité organizador está integrado por “líderes sociales y las dirigencias de los partidos: Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática”.
Bien, solo que nada más estaba el del PRI. ¿Líderes sociales? ¿Carlos Reyes, exdiputado federal por el PAN? Ándenles pues.
El planteamiento es básicamente el mismo que vienen diciendo desde hace días: que ya remontaron, que el presidente AMLO está “preocupado”, que ya nadie habla de las “corcholatas” y que “todo México” (sic) quiere un cambio.
Nada más que la encuesta de Enkoll para el diario español El País y W Radio indicó otra cosa: que las corcholatas le ganarían a Xóchitl Gálvez con sobrado margen.
¿Sería por eso que no lucían muy animados en la presentación? Tal vez, o será porque tienen en puerta un forcejeo, del mero bueno, por las candidaturas al senado y a las diputaciones, y no digamos por los espacios en la lista “pluri”.
A lo mejor por eso no fue Gabo, no se le vaya a hacer el engrudo a estas alturas de la campaña.
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Vaya sorpresas nos dejó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022 (ENIGH) del INEGI.
Resulta que las y los chihuahuenses gastamos menos en salud… menos que en cualquier otra cosa.
Así, como se lee: después de pasar dos años en pandemia, aterrorizados por el avance de un enemigo mortal como lo era el Covid-19, volvimos a las andadas y la salud pasó no a un segundo, no a un tercer punto, sino al último. Los datos recogidos por el INEGI indican que cada hogar chihuahuense tuvo un gasto corriente de 40,096 al trimestre, es decir, 13,365 pesos por mes.
¿En qué se gastaron ese dinero? Según el ENIGH, en comida, bebida y tabaco, sobre todo. En esos tres se fueron 13,193 pesos por trimestre.
El segundo gasto más elevado que hicieron los hogares de Chihuahua fue el transporte, con Transporte y comunicaciones 9,159 pesos.
Siguió Vivienda y servicios 4,506; Cuidados personales 3,521; Educación y esparcimiento 3,656; Limpieza y cuidados de la casa 2,475; Vestido y calzado, 1,640 y, por último, Salud 1,067.
Podría pensarse que las familias gastaron menos en salud porque aumentó la cobertura sanitaria del sector público y, por lo tanto, ya no se vieron en la necesidad de consultar a un médico particular o comprar sus medicinas.
La otra es que la presencia en el mercado de las farmacias de medicamentos libres de patente y sus respectivos consultorios cuasi gratuitos abarataron el gasto en ese concepto.
Sea lo que sea, en este caso no se aplicó la consabida frase a la que somos tan afectos en México: “primero es la salud, lo demás ya vendrá”.
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El forcejeo entre las diputadas Georgina Zapata, del PRI y Rosana Díaz, de Morena, está al rojo vivo, sobre todo a partir de que la primera le dio un “empellón legislativo” en la sesión de la Diputación Permanente del pasado 26 de julio.
La priista se quejó ahí, delante de la concurrencia, de que la morenista retiró el uso de su firma electrónica que, por eso, no ha podido convocar a reunión de la Comisión de Asuntos Fronterizos del Congreso del Estado.
Y todo porque Georgina es la presidenta y Rosana la secretaria.
Pero poco a poco se van desempañando los vidrios para ver que no era el simple hecho de convocar a una sesión, sino de la lucha frente a frente, cara a cara que se traen ambas.
La de Morena se quejó de que Zapata usara su firma electrónica sin avisarle y así convocar a sesión sin tomarla en cuenta.
Ya en otras ocasiones—nos dicen allegados a Rosana—le habían puesto la firma a documentos de la Comisión de Asuntos Fronterizos sin siquiera decirle “agua va”. Fue por eso que retiró su firma electrónica y, de ahora en adelante, si quieren su anuencia, tendrán que solicitarla de manera autógrafa, o sea, a manita.
Si el punto de acuerdo que presentó la priista contra su colega morenista estuvo duro, habrá que ver lo que le respondió la aludida.
En pocas palabras, le dijo que, como ella es plurinominal y no ganó por el voto directo, entonces no tiene un distrito por atender, por eso tiene todo el tiempo del mundo para hacer reuniones. (¡Uhhh! Eso debió doler).
Ni a quién irle, la verdad. A ver si se ponen de acuerdo y de una vez por todas se ponen a trabajar para buscar soluciones al problemón migratorio que enfrenta Juárez.