Pues siguen los ¡Ah qué caray! En el tema del relleno sanitario, proyecto insigne del alcalde Marquito Bonilla, en el cual tiene cifradas todas sus esperanzas para reelegirse y de ahí apuntarse para la sucesión del 2027.
Es la Norma Oficial Mexicana, la NOM, en materia de disposición de residuos sólidos, la que le da en la torre al tan cacaraqueado proyecto que a la fecha no puede recibir ni una bolsa de basura porque simplemente la ley se lo impide.
La NOM-083-SEMARNAT-2003, publicada en el Diario Oficial de la Federación el día 20 de octubre de 2004, establece en su numeral 6.1.4: “No debe ubicarse en zonas de: marismas, manglares, esteros, pantanos, humedales, estuarios, planicies aluviales, fluviales, recarga de acuíferos, arqueológicas; ni sobre cavernas, fracturas o fallas geológicas”.
El detalle, para mal de Marquito, es que quienes han promovido—y ganado—amparos se han remitido a esa normatividad, la cual aplica con toda la manga porque el “relleno” que ahora no es “sanitario” está justo encima del muy delicado y sobreexplotado acuífero de Villalba.
No es gratuito que el juez de la causa haya concedido un amparo definitivo a quienes pidieron la protección de la justicia federal, pues la normatividad es demasiado clara y no contempla excepciones.
Ante esa condición de derrota inminente en tribunales, las huestes del aspirante a la reelección han buscado a un villano predilecto y lo han encontrado en el empresario Eugenio Baeza Fares, dueño de una enorme nogalera ubicada en la misma zona de Mápula.
Es él, dueño de Bafar, empresario “estrella” cuyo consorcio cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores, quien aparece como el malo de la película que quiere llenar de basura a Chihuahua.
La verdad es que el villano está dentro del propio gobierno municipal, y es a quien deben buscar y hasta llevarlo a los mismos tribunales: ese villano es el que autorizó la construcción de fraccionamientos en las proximidades del actual relleno sanitario, el que se inauguró a principios de los años 90s, con la promesa de que no habría asentamientos humanos en sus alrededores.
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El Informe Legislativo 2023 del IMCO dejó en claro que el aparato legislativo del país, en general, sale caro y fiscaliza poco.
En esta clasificación, el Congreso del Estado de Chihuahua quedó entre los 10 más caros, con un presupuesto de 814.23 millones de pesos anuales, cantidad superior al promedio nacional entre las 32 entidades federativas, que es de 662.39 mdp.
Esa cantidad significa que cada diputado o diputada, 33 en total, nos sale en 18 millones de pesos, muy por encima de la media nacional, que son 13 mdp.
De esa cantidad, menos del 30% se destina a labores de fiscalización, que es una de las funciones más importantes de los órganos legislativos. En Chihuahua, apenas el 26% se destina a la Auditoría Superior del Estado, por mencionar el ejemplo que tenemos cerca.
Legislar sale caro, por lo visto. Caro y lento, porque en Chihuahua nomás no ha podido salir una reforma constitucional que comenzó a fraguarse desde el 2021, cuando inició la Legislatura.
Si bien no representa una proporción del gasto que cause espanto, pues no llega ni al 1% del total del Presupuesto de Egresos, queda en el ambiente la percepción de que se va mucho dinero en esa función y se produce poco.
Algo tendrán que hacer nuestras diputadas y diputados para convencer a sus representados que vale la pena gastarse esa cantidad en legislar.
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El peso mexicano vivió una jornada de ganancia el martes pasado, que lo ubicó por debajo de los 17 pesos por un dólar por primera vez desde la década pasada, y eso puso a los morenistas no solo contentos, sino hasta valentones.
El diputado de la 4T, Benjamín Carrera Chávez, les echó en cara a sus adversarios prianistas que les duele la fortaleza del peso y se niegan a reconocer ese logro del gobierno del presidente AMLO.
“Aunque se enojen los malquerientes de las 4T, hoy el dólar amaneció abajo de los 17 pesos, un nivel no visto desde el 2015, hace ocho años, es una buena noticia para la economía mexicana”, festinó Carrera.
Ni hablar, en eso sí que tiene razón: al menos a las generaciones recientes no les había tocado ver que el peso bajara de precio frente al dólar y que lo hiciera de manera sostenida a lo largo de una administración.
Menos aún nos tocó a los que vivimos las mega devaluaciones de los años 80as, cuando se nos juntaron —¡Oh, por Dios! — las presidencias de José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari. ¡Montoneros!
Según lo expuso el presidente AMLO en su ya tradicional “mañanera”, la moneda mexicana lleva un avance del 13.2 por ciento de apreciación en lo que va de su administración, mientras que, por citar un ejemplo, en el de Miguel de la Madrid—padre de Enrique, el que ahora quiere ser presidente—fue de hasta un dos mil 454 por ciento.
Se vale celebrar y echarse confeti con una mano y aplaudirse con la otra, nada más que vale recordar algunos de los factores que han permitido la revaluación de nuestra moneda.
Ahí están los más de 24 mil millones de dólares en remesas, que llenan de alegría a las familias de los migrantes pero que no son ningún motivo de orgullo para el sistema político de ningún país, pues provienen de trabajadores que debieron irse de su país para lograr un ingreso mejor.
También están las altas tasas de interés, que bien que aprietan en el bolsillo de los trabajadores, y el alto precio del barril de petróleo, que se traduce en una gasolina más cara para el consumidor.
Vale pues, hagan su fiesta, nada más que aguanten vara si luego se aflojan las amarras y el peso regresa a los 20 por uno.
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Este miércoles, el “marcelismo” tomará las calles de Chihuahua para mostrar músculo y calcular qué tanto le pueden prender el entusiasmo entre un electorado que lleva siete años gobernado por el PAN.
La organización “Diálogos progresistas”, que desde hace meses trabaja en posicionar al ex canciller como la mejor opción para abanderar a Morena en la elección presidencial, ha convocado a un “volanteo” en uno de los cruceros emblemáticos del panismo: la Avenida Mirador y Ortiz Mena, junto a la estatua de la Diana Cazadora.
Es la primera movilización pública, a cielo abierto, que hace el marcelismo desde que Marcelo Ebrard dejó la Secretaría de Relaciones Exteriores para registrarse como precandidato o como se llame a la presidencia de la República.
El crucero, punto habitual del panismo para hacerles alharaca a sus candidatos, servirá ahora de punto de arranque para las huestes de Marcelo. ¡Qué cosas!
Hasta este miércoles, ninguna “corcholata” había salido a tomar las calles, y menos de una manera tan abierta y desparpajada como lo harán los “Diálogos progresistas”.
A ver cómo les va en una ciudad donde el canciller recibió buen trato institucional, con un mega acto público organizado desde el Gobierno del Estado.
¡Qué diferencia! Y pensar que a Adán Augusto lo metieron en un acto lleno de ganaderos enojados por el tema del agua, y a Claudia Sheinbaum ni siquiera la recibieron en Palacio.