Las palabras del abogado Juan Carlos Mendoza dejaron en claro que las relaciones entre el gobierno actual y el exmandatario están hechas añicos.
El fallo del juez sexto de lo civil, Arnulfo Melgar, al declarar improcedente la demanda del exgoberbador, dejó algo más que enojo e impotencia en el entorno del político que gobernó al estado con plenitud de poderes entre el 2010 y 2016.
En resumen, el caradura del exgober Dee Jay exigía, con cinismo extremo, que se le restituyeran sus bienes y se condenara al Gobierno del Estado a pagar una indemnización de 3 mil millones de pesos por “daño moral”.
Casi nada: 3 mil millones es la misma cantidad del crédito que va a pedir el gobierno actual. Y pedía eso porque es, según su defensa, la cantidad que su sucesor, Javier Corral, le atribuyó como desfalco a las finanzas del estado.
En realidad, el exgobernador panista lo acusó de un desfalco por más de 6 mil millones de pesos. Pero eso ya lo alegarán ellos.
Lo que llama la atención en las palabras del abogado Juan Carlos Mendoza, defensor del exmandatario recluido en prisión, es que acuse al gobierno actual de haberse coludido con el anterior, el de Javier Corral, para perjudicar a su defendido.
Vaya acusación: si algo está roto en el ámbito político local, es la relación de la gobernadora con su antecesor.
Hasta hace poco, Dee Jay, en persona, había sido cauto al referirse a la administración en curso, pero esto ya sonó a quiebre de relaciones.
Y, para colmo de males, se da la declaración apenas un día después de que el otro exgobernador, José Reyes Baeza, acérrimo enemigo político del hoy inculpado, se reuniera en privado con Maru, para hablar de temas que solo ellos saben.
O sea, más sal a la herida abierta entre la actual gobernadora y Dee Jay.
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Muy contento salió el morenismo de Hidalgo del Parral después del acto celebrado en el Gimnasio Municipal, con cupo lleno y a convocatoria casi completa, pues casi todas sus figuras estaban ahí.
Alineación titular, pues, aunque se nota la ausencia de las figuras de la 4T chihuahuense en el senado: Bertha Caraveo, leal a Marcelo Ebrard “hasta donde tope” y Rafael Espino, que acaba de votar en contra de la reforma al Poder Judicial sobre la extinción de los fideicomisos.
Fuera de ahí, estaba el cuadro completo: diputadas y diputados locales, las figuras que se andan moviendo a todo lo que da por una candidatura y, ¡cómo iba a faltar!, el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar.
Esta Doña no sabe cómo, pero Cruz se las arregló para estar ahí, y hasta la foto se tomó con la virtual candidata a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo.
Por cierto, después del “sold out” en Parral, no faltó quien dijera, poco en broma, poco en serio, que llegó más gente que al Estadio Azul de la Ciudad de México. ¡Les digo que no hagan actos donde el Cruz Azul perdía campeonatos de manera increíble!
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En el aire quedó flotando la advertencia de Alex Domínguez sobre la alianza PRIAN en el estado de Chihuahua, tanto para elecciones locales como federales: “todo o nada”.
“Si es alianza parcial preferimos ir solos en lo local”, dijo el dirigente priista a medios de comunicación, ante la “amenaza” de que el PAN quiera quedarse con las dos fórmulas al Senado, 8 de 9 distritos federales y la mayor parte, si no es que casi la totalidad de los 22 distritos locales.
Nada de eso: el PRI también pide su tequila y su canción: Quiere una alianza donde tengan su fórmula al senado, dos candidaturas federales, 30 presidencias municipales y seis distritos locales…y una nieve de limón, para llevar.
Si el PRI se puso en ese plan, vaya complicación que le deja al PAN, porque ya de por sí traía amontonamiento en la contienda por las dos fórmulas para la Cámara Alta.
Si ahora tiene que cederle una de esas dos posiciones al tricolor, ¿en dónde acomoda a todos sus cuadros?
Pero si le dice que no al PRI y lo deja que se vaya por cuerda propia, ¿cómo le hará para hacer la cobertura de casillas que tan bien le hizo en la elección del 2021?
Fácil, no la tiene el panismo, si es que quiere que el ex partidazo le ayude a ganar y a conservar la mayoría en Chihuahua. A ver cómo concilia a sus propias huestes y cómo acomoda el reparto de posiciones.
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En este espacio les habíamos hablado en semanas anteriores del “gigantismo” que enfrentarán los órganos electorales en este 2024, cuando se votará por casi todos los cargos públicos de elección popular que hay en el estado.
Pues bien, además de la enorme cantidad de candidaturas que se registrarán, con sus respectivos suplentes, el Instituto Estatal Electoral tendrá que ampliar su cobertura y agregar al menos 250 nuevas casillas para repartirlas en diversos puntos del estado.
Si ya en la elección pasada, cuando se votó por diputados federales, locales, ayuntamientos y gobernador/a, fueron 2 mil 500 casillas, ahora serán 2 mil 750, según fuentes internas del IEE.
¡Casi nada! Implica ampliar la insaculación de ciudadanos y seleccionar a otros 250 presidentes, dos secretarios y dos escrutadores—faltaba eso: ahora habrá dos escrutadores en vez de uno—por cada casilla. O sea, mil 500 funcionarios más.
Y todavía falta agregar a los capacitadores que deberán ponerlos a tiro para que hagan sus funciones el día de la elección, y la estructura de captura de datos para echar a andar el sistema de resultados preliminares.
Ni hablar, esto de la democracia tiene su chiste y, por lo pronto, el gigante ya se nos hizo titán.