La presidencia de Adriana Terrazas en el Congreso del Estado tiene ya sus últimos días de vigencia y aún no sabe a dónde irá a parar: si regresa al piso de Morena, o si vuelve a brincotear de un partido a otro con tal de seguir en “en el presupuesto” para no “vivir en el error”.
Nos cuentan que, por lo pronto, aún está en veremos si le regresan el cubículo que tenía cuando era diputada y vicecoordinadora de la campaña, porque en una de esas y ya ni eso le respetan. Para lo que le dura ir a buscar acomodo a otro lado.
Pero entre tanto, está como la novela de García Márquez: “La presidenta no tiene quién le escriba” ¿y cómo iba a ser de otra manera, si se fue del PRI después de ocupar cargos de representación proporcional por seis años consecutivos?
Como es bien sabido, la diputada cortó lazos con sus otros 10 compañeros de bancada cuando aceptó ser la presidenta de la Mesa Directiva para el segundo período ordinario de sesiones de la 67ª Legislatura, a pesar de que Morena había elegido al diputado Benjamín Carrera como su candidato para ese encargo.
A raíz de que ella aceptó la designación, el resto de los “guindas” le aplicaron la “Ley del hielo” y la dejaron de juntar a todas las actividades del grupo. Incluso, la sacaron de los proyectos legislativos conjuntos y le pusieron “marcaje” para ver cómo votaba en las iniciativas críticas, esas donde el PRIAN y Morena se daban grandes agarrones en la tribuna.
Si bien la aún presidenta alega en su favor que “casi” siempre ha votado junto con sus aún compañeros, al interior del grupo “4T” le han echado en cara su aprobación a iniciativas “claves”, como el Paquete Económico 2023 y la elección del Fiscal anticorrupción, o el titular del Órgano de Control Interno del Congreso del Estado.
Los días pasan y el período de Adriana Terrazas se acerca a su fin. Deberá entregar el 31 de agosto a la persona que elija la mayoría, y después, desocupar la oficina que tiene en el 15º Piso y regresar a “su” cubículo en el piso 15, donde despachaba como vice coordinadora…o buscarse otro, porque en una de esas y ya ni ahí la admiten.
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Muy orondos, los promotores de la candidatura de Claudia Sheinbaum difundieron los resultados del “Estudio nacional de clima político” elaborado por la agencia Mendoza, Bravo y Asociados, donde se puede apreciar que la aún jefa de Gobierno de la Ciudad de México está en primer lugar de las preferencias entre los aspirantes de Morena.
Bien para ella, porque en la pregunta “¿Usted a quién prefiere como candidato o candidata de Morena?”, el 38.9% opinó que ella, el 19.2 que el excanciller Marcelo Ebrard, casi el resto a las otras tres “corcholatas” y un amplio 21.3 a “Ninguno” o “No sabe, no contestó”.
Hasta ahí todo bien. El detalle se pone bueno cuando se hace la pregunta: ¿Usted votaría o nunca votaría para presidente de la República por…?, porque ahí, la jefa de Gobierno se lleva un 41.3% de “nunca votaría”.
Si sirve el consuelo de tontos, Marcelo Ebrard salió peor, con un 50.7% y los otros cuatro superan el 60% de rechazo.
Si sirve de algo, también, de las y los “taparroscas” de la oposición, ninguno junta el 10% de aceptación y un 31.3% respondió que no votaría por alguno de ellos o ellas.
El dato que más debería preocuparle al grupo que anda mandando esa encuesta es que apenas el 35.8% tiene una buena opinión de ella y el 48.7% no la conoce.
También, si sirve el dato, la encuesta se aplicó en este año, a casi 12 meses de que se instalen las urnas para elegir al o el sucesor de AMLO. Así que ¿Cómo para qué ocuparse a estas alturas?
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No muy bien le fue a Chihuahua en la medición de vigencia del estado de derecho elaborado por la organización de alcance mundial “World Justice Proyect”, en consonancia con el Senado de la República.
El estudio, denominado “Rule of Law in México” o “Estado de derecho en México”, evaluó las condiciones del cumplimiento de la ley con base en un sistema donde 0 es lo menos y 1 es la calificación máxima.
Y decimos que no le fue tan bien a Chihuahua por varias razones, pero muy en particular, porque el rubro de Sistema de Justicia Penal, donde se ubicó entre los 14 estados que tuvieron un deterioro en la medición 2022-2023.
Junto a Chihuahua, entidades como Aguascalientes, Campeche, Colima, Coahuila, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Nayarit, Puebla, San Luis Potosí, Sonora y Tabasco se fueron a pique en ese concepto, uno de los ocho que midió la medición del World Justice Proyect.
Tampoco las tuvo consigo en la medición de “Absence of corruption” o “Ausencia de corrupción”, pues fue uno de los 16 estados donde se registró un decremento en cuanto a la percepción de honorabilidad de los gobernantes según la apreciación de los gobernados. En ese concepto, la puntuación de Chihuahua fue de apenas .36, es decir, que ni se acercó a la máxima calificación.
En los únicos rubros donde tuvo más del 50% de la calificación posible fue en “Gobierno abierto” y en “Derechos fundamentales”, con .53 y .52, respectivamente.
En promedio, Chihuahua completó una medición del .40 en la evaluación de los ocho puntos que midió el estudio, que fueron Equilibrio de Poderes; Ausencia de Corrupción, Gobierno Abierto; Derechos Fundamentales; Cumplimiento Normativo; Justicia Civil y Justicia Penal (Criminal).
A ver cómo les va en la próxima medición. Por lo pronto, ya tienen un largo año para mejorar las condiciones de justicia y calidad de gobierno.
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Nos cuentan que el Gobierno Federal viene con todo contra el estado de Chihuahua por el control del agua para uso agrícola y pecuario, y no tendrá miramientos, según las comunicativas fuentes cercanas al conflicto.
“No more Mr. nice guy”, dirían los gringos, y así viene la cosa.
Ahora que el Gobierno local, incluido el Congreso, el Ejecutivo y todas las fuerzas vivas se han puesto en el plan de “el agua de Chihuahua no se toca”, Conagua viene con su “ejército de abogados”, pero también de ingenieros y topógrafos a revisar una a una las concesiones otorgadas en los últimos años.
Más aún: nos cuentan que harán un “peinado” por todo el centro sur y sureste, la zona de influencia de este grupo de políticos metidos a agricultores o viceversa, para detectar pozos de agua irregulares o, de plano, los que perforaron a la “malagueña”.
Según las “cartas que nos llegan del rancho” de la Conagua, la merma de agua por el uso inadecuado de ese limitado recurso es escandaloso, como también lo es la presencia de pozos perforados sin el permiso correspondiente, y las cuentas enormes de energía eléctrica que no se le han pagado a la Comisión Federal de Electricidad.
A eso llegará el conflicto para evitar que Chihuahua abra las compuertas de sus presas del centro-sur para enviarle agua a Tamaulipas.
Desde aquí, se ve realmente fuera de orden que abran los cuerpos de agua para hacerlos llegar a un punto situado a más de mil kilómetros de distancia.
Pero de algo ha de servir este zipi-zape, si de pasada se pone orden en el desordenado sistema de extracción de agua.