Xóchitl Gálvez celebró en Chihuahua su segundo acto de precampaña para ganar la elección presidencial en junio de 2024, después de dar su toque de arranque en Juárez, justo al borde del río Bravo.
La abanderada de la coalición Frente Amplio por México, que aglutina al PAN, al PRI y al PRD llegó a jugar “de local” en la capital del estado, donde todos los cargos de elección popular, tanto federales como estatales, están en manos de panistas.
Aquí tiene “cobijita”, con un ayuntamiento de mayoría blanquiazul; los cinco distritos locales y los dos federales, más el Ejecutivo Estatal, con toda su estructura.
No nada más: tiene aquí la estructura del PRI que, así oxidada y rechinona como está, todavía le alcanza para hacer su “traslado”—ya nos dijeron que ellos no acarrean—de miembros de la CNC, que llegaron ondeando sus banderas y echando porras… a su partido.
Y si a eso le agregamos que tiene a todo el sector empresarial a su favor, y que el senador por Morena, Rafael Espino, parece más prianista que otra cosa, pues tiene “Carro completo”, pues.
Así, con toda es aventaja, no se animó a entrarle al campo abierto y prefirió hacer su acto en el sur de la ciudad, mucho menos habitado que el norte, en un local donde apenas caben 6 ml 500 asistentes cómodamente sentados.
El panismo, ciertamente, ganó el “banderómetro”, porque al interior del palenque abundaban las de color blanco y azul. Nada más que alguien les informe que la jornada electoral será el 2 de junio, porque, en sus banderolas, llamaban a votar “el próximo 6 de junio”, o sea, el jueves siguiente a la elección.
Claro está, también están las personalidades: los “three amigos” que se han vuelto algo así como los invitados de honor a cuanto evento organiza el panismo: José Reyes Baeza, Patricio Martínez y ¡quién iba a decirlo! Fernando Baeza. Cada uno tuvo su aplausómetro poco más que discreto, pero no como para llevarse las palmas de todo el “respetable”.
Lejos quedaron de la ovación que se llevó Pancho Barrio, el primer gobernador de extracción panista que tuvo Chihuahua, y cabeza de aquella rebelión civil que fue el “Verano caliente” de 1986. Por si alguien lo había olvidado en la nueva estructura metapartidista que funde a los partidos que estuvieron enemistados en aquella ocasión.
Claro, no podía faltar la burocracia local, porque cuanto funcionario de la estructura de gobierno estuvo ayer en el arranque de Xóchitl. Algunos cargaban su bandera propia y la del PRD, las pocas amarillas que se pudieron ver. Tal vez porque no había perredistas suficientes como para hacerse notar.
A las 6:30 de la tarde, por cierto, ya con media hora de retraso, aún no entraba en calor el acto, ni las butacas que habían llenado. Ni con la canción que les compuso “Caballo Dorado” les dio para hacer brincar a la asistencia.
No la tiene fácil, pues en el 2018, el frente que postuló a Andrés Manuel López Obrador ganó con 511 mil 973 votos, que representaron el 34.20% del total; le siguió Ricardo Anaya, del PAN, con 284 mil 430 votos y José Antonio Meade, del PRI, con 205 mil 200.
Han pasado muchas cosas y se han movido casi todas las piezas desde aquel entonces, así que así se encuentra el tablero cuando arranque su segundo acto en Chihuahua, una especie de “Estadio Azteca” para el PAN.
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Este lunes 20 tuvo mucho de festivo y poco de asueto para los grillos de tiempo completo, pues iniciaron formalmente las campañas para elegir senadores y diputados federales, tanto de mayoría como de representación proporcional.
Así andaremos hasta enero 18, cuando terminen las precampañas y empiece la llamada “intercampaña”.
Es un disparo de arranque que llega en un momento en que las dos agrupaciones partidistas que se disputarán los votos—así como para ganar, pues—tienen fuertes pugnas internas por las candidaturas al Senado, principalmente, y sonados jaloneos bajo “cuerda” por las diputaciones federales.
Al momento, existen pocas encuestas reintentes sobre intenciones del voto y, al menos la más conocida, la de Massive Caller, muestra que prácticamente hay un empate técnico entre el bloque Morena-PT-PVEM y el Frente Amplio por México.
Este último, que reúne al PAN, al PRI y al PRD se llevaría el 39.1%, mientras que el frente 4T se iría con el 37.7, lo cual dejaría un empate técnico, de no ser por el misterioso “Otro”, que sería una acumulación del PT, PVEM y PRD. ¿Para quién se irían esos preciosos cinco puntos? Buena pregunta.
Lo atractivo de esta encuesta, que data de septiembre pasado, es que el 14% de los encuestados aún no habían tomado una decisión.
Con ese escenario, bien vale echarle un ojo así, a vuelo de pájaro, de cómo fueron las elecciones a senador del proceso pasado, el del 2018.
En aquella ocasión, el frente Morena-PT-PVEM se llevó las dos senadurías de mayoría con el 36.23% de la votación, al reunir 540 mil 334 votos, contra el 30.14% del PAN-PRD-MC, que se quedaron con el 30.14%, producto de 449 mil 436 sufragios, según datos del INE.
Vale destacar que, en ese entonces, el PRI compitió por separado y se quedó con el 21,91%, lo que le valió reunir 326 mil 675 boletas cruzadas a su favor.
En total acudieron a votar un millón 491 mil 326 electores, que equivalen al 54.26% del Listado Nominal.
Así quedó hace seis años. Hagan sus apuestas a ver cómo termina todo esto en junio de 2024.
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El proceso electoral que inició este lunes será el más grande de cuantos hayamos visto en el país y en el estado de Chihuahua, lo cual plantea una serie de retos tanto para los organizadores: el INE y el IEE, como para candidatos y sus respectivos partidos o coaliciones.
Para empezar, el listado nominal tendrá más de 3 millones 050,930, de los cuales, casi la mitad no irán a votar, si nos atenemos a las cifras de elecciones anteriores.
La cifra es de llamar la atención, pues el Padrón Electoral tiene 3 millones 107 mil 691 inscritos. Es decir, que hay 56 mil 761 ciudadano que nunca fueron a recoger su credencial, según datos del INE.
Esa cifra hace palidecer a la de los votantes de nuevo ingreso, que son apenas 12 mil 412 jóvenes que votarán por primera vez en junio de 2024. Pocos, la verdad, en un estado que tiene casi 4 millones de habitantes.
Durante años, se ha señalado que el listado nominal de electores de Chihuahua está “inflado”, incluso se calcula que en un 30%, pues una gran parte de los ahí anotados ya no viven en la entidad o incluso están fuera del país.
Ahí impacta tanto la baja tasa de natalidad que tiene Chihuahua desde hace años, según datos del INEGI, el escaso crecimiento poblacional que también la registrado ese órgano.
Y, claro, el desinterés de una gran parte de las y los electores a los que no les tiene con mucho pendiente un proceso que durará más de medio año y que terminará cuando los jóvenes aún estén en la escuela, a punto de cerrar su año escolar.
En Chihuahua se disputarán 900 cargos, entre su voto en la elección de Presidencia de la República, Senadurías, Diputaciones Federales, Ayuntamientos, Sindicaturas y Diputaciones Locales.
Imagínese: habrá por lo menos dos agrupaciones de partidos: el de la 4T y el Frente Amplio por México, más Movimiento Ciudadano, que andará haciendo campaña en la mayoría de los municipios.
O sea, que nos van a poner hasta el copete con sus spots, sus mensajes de texto y sus carteleras espectaculares. A ver si logran convencer a unos pocos más de ir a las urnas.
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Por lo visto, si hacemos caso a las estadísticas, Chihuahua es uno de los estados más pacíficos y tranquilos del país, pues está entre los que tienen menos instalaciones, equipo y actividad de la Guardia Nacional.
Así lo revelan los datos del Censo Nacional de Seguridad Pública Federal (CNSPF) 2023 del INEGI, el cual recogió la información sobre la estructura organizacional, recursos y ejercicio de la función de la Guardia Nacional (GN).
Para darnos una idea de la escasa atención que la GN le da a Chihuahua: tiene solo 55 vehículos terrestres, dos más que Tlaxcala. Y ¿Qué tienen de diferente esos dos estados? Pues que el primero es el más extenso, con más de 240 mil kilómetros cuadrados, y el segundo es uno de los menos extensos del país.
Es decir, que para recorrer un estado que va desde la ribera del río Bravo hasta los límites con Sinaloa, en el suroeste, hay poco medio centenar de camionetas o patrullas.
Eso no es todo: tiene 12 subestaciones o estaciones, dos menos que Oaxaca, que tampoco es de los estados más violentos ni de los de mayor extensión.
La otra cifra que no sabemos si celebrarla o cuestionarla es el número de enfrentamientos con grupos de la delincuencia en los que participó esa parte del “brazo armado” del Estado Mexicano: de 128 enfrentamientos en todo el país, solo dos ocurrieron en Chihuahua.
Una de dos, o aquí no está pasando nada, o la GN no le entró y dejó solas a las policías locales y al Ejército.
Son los datos del INEGI que muestran la actividad de ese que es el grupo de fuerza más grande del país, después de las fuerzas armadas y la marina.
Las cifras que resaltamos son las de Chihuahua, un estado que, por triste tradición, siempre está en los cinco primeros lugares en homicidios.
Y ya, en serio ¿nada más hubo dos enfrentamientos durante el año?