El próximo lunes iniciará la rotación de funcionarios que comparecerán ante el Congreso del Estado para explicar de qué va el Paquete Económico 2024 del Gobierno estatal y el secretario de Hacienda, José Granillo, será el primero en pasar al frente.
Vaya que le traen ganas los de Morena, pues consideran que el documento entregado al Legislativo como proyecto de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos—que juntos forman el Paquete Económico—trae más preguntas que respuestas sobre cómo andan las finanzas de la entidad.
En principio, el secretario Granillo deberá explicar, según lo han adelantado los morenistas, por qué se incrementó la deuda del Gobierno del Estado durante el último trimestre del año, al pasar de 48.8 mil millones a 51.1 mil mdp, según cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Es de todos sabido—o al menos deberían recordarlo los morenistas—que la inmensa mayoría de ese adeudo se contrató durante la administración del gobernador César Duarte, y que nunca se explicó con precisión en qué rayos se gastaron tanto dinero.
Lo que le quedará pendiente a Granillo es explicar a detalle cómo se han gastado los créditos quirografarios de corto plazo, los cuales, de un tiempo a la fecha, ya se contabilizan en el total de la deuda de los estados.
En el caso de Chihuahua, cerró el tercer trimestre con 484 mdp en deuda de corto plazo, de esas que se deben pagar a más tardar en 12 meses, contados a partir de la contratación del crédito.
Sin embargo, lo que más machacarán los del partido de la 4T, según lo han advertido, es sobre el destino que se le dará a los 3 mil mdp que contratará el gobierno el año próximo.
Esta detallada y bien atenta columna ya les ha informado que serán aplicados en la reparación de cinco tramos carreteros que están actualmente en calidad de trapo viejo a causa del poco mantenimiento que les ha dado el Gobierno Federal.
El detalle es que, cuando se sumen esos 3 mil al total de la deuda, se podrá volver al semáforo amarillo en el sistema de alertas de la SHCP.
Por cierto, bien vale destacarlo: por primera vez en años, Chihuahua ya aparece en semáforo verde en ese sistema de alertas, lo cual es una buena noticia para las finanzas estatales.
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La diputada Adriana Terrazas fue captada departiendo alegremente con la candidata a magistrada del Poder Judicial, María Ávila Serna, lo cual ya sería suficientemente sospechoso, habida cuenta de que está en proceso la elección de titulares de seis salas del Tribunal Superior de Justicia.
Cualquiera de las otras dos aspirantes que buscan ocupar la Primera Sala Civil, Rosa Isela Mora y Georgina Ávila, podría dar paso al “sospechosismo” al ver que la presidenta del Poder Legislativo, órgano encargado de entrevistas a las y los aspirantes a esos cargos, se va “de pinta” con una de sus contrincantes.
Pero, si eso no fuera poco, la controversial legisladora, a quien no quieren sus compañeras y compañeros de bancada, estaba con Ávila Serna nada más y nada menos que en el Consejo Nacional de Movimiento Ciudadano, partido que no apoya las candidaturas de la 4T.
¡A caray! Pero si Adriana Terrazas sí es de Morena e incluso anda buscando la candidatura al senado por ese partido. ¿Acaso anda “cocinando” un “Plan B” por si no se le arma con los de guinda y blanco?
En esa celebración, que se llevó a cabo apenas el 4 de diciembre pasado, sirvió de escenario para que el dirigente del partido naranja, Dante Delgado, anunciara la próxima postulación de otro aspirante presidencial, después del papelón que hicieron con la candidatura del gobernador de Nuevo León, Samuel García.
O sea, que la aún morenista, que suele votar junto con el PRIAN en asuntos torales, ahora anda en actos partidistas de colores distintos a los de la 4T.
¡Ah que cosas con esto de la política!: una, María Ávila, anda buscando una magistratura sin tener experiencia jurídica, y la otra, Adriana Terrazas, ¡en una asamblea de un partido al que no pertenece!
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Conforme avanza la discusión en torno a la reducción de la jornada laboral, de 48 a 40 horas a la semana, también surgen una serie de cuestionamientos acerca de los sectores de la economía donde nada más se trabaja de lunes a viernes, de 9 a 3 de la tarde.
Nos referimos en concreto al sector público del país y en particular al de Chihuahua, donde las y los trabajadores, sobre todo los sindicalizados, van de 8:00 a 14:00 horas o de 9:00 a 15:00, o sea, seis horas, y de lunes a viernes, nada más.
Es decir, que trabajan nada más 30 horas a la semana, 18 menos que el trabajador común del sector privado.
En el estado, son 12 mil 878 trabajadores al servicio del Gobierno del Estado, la mayoría de los cuales tiene ese horario laboral. De hecho, la gran mayoría de la planta laboral de la administración pública ya no está en sus oficinas después de las 3 de la tarde, salvo funcionarios o algún personal de confianza.
Así que, ahora que se discute si al empleado o empleada del sector privado le dan el sábado y el domingo para descansar, y que se discute si la medida sería benéfica o muy perjudicial para la economía, ha resurgido el viejo tema del horario de trabajador gubernamental.
O sea, que mientras unos piden ocho horas menos de trabajo a la semana, otros se van temprano y de lunes a viernes.
Ese es solo uno de los temas que surgirán de aquí a que se someta a votación el dictamen que, por cierto, ya fue aprobado en Comisiones en la Cámara de Diputados.
Hasta el momento, nos dicen, el proyecto que nació de una iniciativa de la diputada juarense Susana Prieto tiene una gruesa escarcha de hielo encima, después del desdén que le expresara el presidente AMLO y de las voces en contra que empezaron a surgir.
Así que, si no faltaba una controversia en torno a esa reforma, ahí está otra: la exigencia de que todos, absolutamente todos trabajen al menos 40 horas.
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En Cuauhtémoc, los morenistas ya firmaron un pacto de no agresión que durará durante y después del proceso de elección del o la candidata a la alcaldía de ese estratégico municipio.
Nos cuentan que el pasado lunes, la presidenta estatal de Morena, Brighite Granados, estuvo en la ciudad de la manzana y el queso, literalmente, para “partir el queso” y poner en orden a los cuatro varones y a la mujer que andan buscando hacerse de la postulación morenista.
El pacto consistió en un compromiso de todos los aspirantes a aceptar los resultados de la encuesta, que podría salir en enero, y sumarse a la campaña de quien resulte ganador.
Se oye difícil, la verdad, porque si ese pacto va a ser igual al que vimos en la definición de las “corcholatas”, en una de esas tendrán su versión de Marcelo Ebrard a nivel municipal, donde uno o más de los vencidos salga a hacer su berrinche y amenaza con irse por otro partido.
La moneda está en el aire, nos cuentan, pues las encuestas ubican bien al partido fundado por AMLO, pero el decorado cambia cuando se menciona al actual alcalde cuauhtemense, Humberto “Beto” Pérez, quien irá por su reelección en este 2024.
Ahí sí que “El Beto” se va hacia arriba, aunque ya no con tanto margen como en la elección anterior, pues ya acusa desgaste después de participar en al menos otras elecciones en Cuauhtémoc.