El Gobierno del Estado emitió la convocatoria pública para contratar el crédito por 3 mil millones de pesos que le había autorizado el Congreso dentro de la Ley de Ingresos para el año 2023.
Y a todo esto ¿en qué se gastará el Gobierno esos 3 mil mdp de nueva deuda? Buena pregunta, porque bien vale hacer la comparación entre las contrataciones que se hacían en años anteriores y la que se hará en diciembre de este 2023.
En el mismo decreto, se anexa un informe detallado de los tramos de carreteras estatales que serán reparados, o de plano, reconstruidos.
Serán 999.67 kilómetros de carreteras a rehabilitar y 256.3 kilómetros a los que, de plano, se les hará una cirugía mayor, para un total de mil 256 kms de caminos que quedarán “como nuevos”.
Sin embargo, los datos de la convocatoria son confusos, pues ésta se publicó el sábado 11 de noviembre, y pone como plazo final para firma de solicitudes hasta “el 10 de noviembre de 2023”, o sea, un día antes de la publicación.
Luego, pone el mismo día para presentar “dudas o aclaraciones” el mismo día, hasta las 14:00 horas.
Pero fuera de esos galimatías, la cifra que llama la atención la deuda total que acumulará el Gobierno del Estado de Chihuahua: 52 mil 898.4 millones de pesos, con base en cifras oficiales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la SHCP.
Esa suma quedará por encima de los 50 mil 963.0 millones que el presupuesto de Chihuahua tiene como “de libre disposición”, es decir, que los puede usar para lo que más le convenga, al no estar etiquetados.
El “rebase” del monto de la deuda respecto a los dineros de libre disposición motivará que Chihuahua vuelva al color amarillo dentro del semáforo de alertas de deuda de la SHCP.
Algo peor sucederá con el servicio de la deuda, que actualmente se encuentra en foco rojo, pues representa el 15.2% de los ingresos de libre disposición, pero esa cantidad se incrementará en cuanto empiece a correr el pago del nuevo crédito.
Más deuda para el estado, pero al menos ahora sí nos dicen para qué la quieren. No como antes, cuando nada más nos respondían que era “para inversión productiva” y sabe Dios a qué se referían con eso.
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El estado de Chihuahua está en alerta por la sequía, pero no se ve de dónde vaya a salir el dinero para atenderla.
Según el Monitor de Sequía del Gobierno Federal, los 67 municipios de la entidad están en alguna condición de falta de agua, que desde la considerada como “moderada” hasta la “extrema”.
Justo ahí es donde está “el detalle” de la gravedad del problema, pues 41 de los 67 municipios del estado se encuentran en sequía extrema, y entre esos, están algunos de los más poblados, o verdaderos emporios agrícolas, ganaderos y frutícolas.
Por ejemplo, los municipios de Delicias, Meoqui y Julimes, donde se concentra parte del sector agroindustrial más importante del estado, está todo coloreado de rojo en el mapa de la sequía que publicó la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno de la República el pasado 31 de octubre.
Mismo caso es el de Juárez, municipio con mayor número de habitantes, donde también hay un sector primario importante que ya resiente los efectos de una sequía que se ha prolongado desde el tercer trimestre del 2022.
Otros 21 municipios están en sequía “Severa” y cinco más en “moderada”.
Cierto que no hay un responsable en particular de la situación, y de que a ningún gobierno se le puede exigir que haga llover, pero sí puede contemplar recursos para paliar los efectos y evitar que los productores agrícolas, frutícolas y ganaderos dejen sus actividades y le busquen por otro lado en “el otro lado”.
Lo malo es que, como ya se discutió ampliamente en la semana pasada, el Presupuesto de Egresos de la Federación no contempla un rubro específico para atender la sequía, y que Chihuahua no recibirá recursos para obras de infraestructura hidráulica.
Así que a rascarnos con nuestras uñas y ver cómo le hacemos para usar el agua con más eficiencia o, de plano, migrar hacia cultivos rentables y menos “sedientos”, como algunos que tenemos por acá.
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El Congreso del Estado le puso “palomita” a las y los 60 aspirantes a ser consejeros del Instituto Chihuahuense para la Transparencia y Acceso a la Información Pública (Ichitaip), ese organismo que cuesta tan caro y que tan escasos resultados ofrece a la comunidad.
Serán tres cargos de consejero o consejera propietarias y otra cantidad igual de suplentes los que elegirá el Legislativo, cierto, en apego a la legislación en la materia, escrita y publicada, pero también con observancia de las reglas no escritas, que también tienen plena vigencia.
El decreto de aceptación de las 60 solicitudes se publicó el sábado 11 de noviembre en el Periódico Oficial del Estado, por lo que el Congreso ya podrá continuar con la segunda parte del proceso de selección.
De los muchos requisitos que pusieron, llama la atención el de “no haber sido candidato a cargo de elección popular”.
Si así quedara el dato, pues varios de ellos tendrían que bajarse del camión y quedarse en el trabajo que tienen actualmente, porque ya han contendido o incluso obtenido caros de ese tipo.
Sin embargo, la convocatoria fue tan benévola que, con dos años sin haber sido postulado ya brincan esa barrera. O sea, si no contendieron en el 2021 para “algo”, la pasan.
Es así como la lista está cargada de personas que han tenido destacados cargos de militancia partidista, o bien, los que en otro tiempo ocuparon carteras en organismos autónomos como parte de las posiciones que se reparten los partidos.
En este caso no habrá excepción. Las y los tres titulares, así como sus suplentes, serán personas que tengan una absoluta identificación política-partidista. De eso podemos estar seguros.
Con que saquen el trabajo que les dejarán ahí colgado los que ya se van, hasta les perdonamos su huella partidista.
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El alcalde Marquito Bonilla, de Chihuahua, ha lanzado ya las campanas a vuelo porque su administración terminó y puso en operación un puente vehicular ubicado al sur de la ciudad, entre el bulevar José Fuentes Mares y la avenida Pacheco.
Muy contento el señor, porque nos dice que, ahora sí, se acabarán los “nudos” viales que se hacen en ese neurálgico sector, que es la salida hacia el sur de la ciudad.
Hasta ahí, pasa el festejo. Pero luego, si nos fijamos en el entorno al puente famoso, vemos que sigue ahí una profunda zanja donde se construirá—esperemos que así sea—un paso inferior.
Según el alcalde y precandidato del PAN a la Presidencia Municipal, esa obra la terminará en no más de tres meses.
Sin embargo, quienes han visto de cerca la “obra” pueden apreciar que no tiene avance alguno, que la zanja no tiene revestimiento alguno, y que difícilmente lo terminarían en el primer trimestre del año.
El plazo que se puso el edil ha causado tanta chunga, que entre los mismos trabajadores se han cruzado apuestas a que no lo termina en tres meses.
Es un auténtico “túnel del tiempo” que llevará a Marquito a separarse del cargo para ser candidato, ya sea, con una obra terminada, o con un boquete en la calle que no hace otra cosa que estorbar a automovilistas y transeúntes.