Ayer domingo se realizó el proceso electoral, o como se llame, para elegir a la persona que representará a Morena en la presidencial del 2024, y se hizo de una manera por demás curiosa —por decir lo menos— difícil de entender y hasta cierto punto discriminatoria.
Como se ha difundido en medios de comunicación, el proceso para elegir a quien abanderará a Morena en el proceso para suceder a AMLO a partir del 2024 se hizo en dos etapas: la encuesta telefónica y a través del voto personal mediante el “cruce” de boleta.
Pero, contrario a lo que podría esperarse de un cuestionario para saber quién sí y quién no, como se hace en los plebiscitos, o sea: sí o no y ya, en este proceso se le formularán al encuestado o encuestada seis preguntas.
La primera es si conoce al o la aspirante de su preferencia; segunda, cuál de los seis es más honesto; tercera: quién de ellos o ella ayudaría más a concretar el proyecto de la 4T y la sexta, quién defendería más los derechos de las mujeres.
Lo curioso del caso es que este procedimiento, tanto el telefónico como el de las boletas, se aplicará únicamente en cuatro municipios de Chihuahua: Juárez, Cuauhtémoc, Aquiles Serdán y la capital.
O sea, ni Delicias o Parral, las otras ciudades medias que superan los 100 mil habitantes, y ni siquiera uno de la región serrana.
Incluyen en cambio a Aquiles Serdán, un municipio que prácticamente está conurbado a la ciudad de Chihuahua.
Los resultados de la jornada se darán a conocer en el transcurso de la semana y serán inapelables. Ya veremos si se cumplen las predicciones encuesteras.
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En la semana que recién terminó, el Gobierno del Estado inició los trabajos de rescate de uno de los puntos de referencia del centro histórico de la capital.
Nos referimos a la plaza de las Fuentes Danzarinas, que ha permanecido casi una década en el olvido, recibiendo atenciones y cuidados a medio gas, pese a que todo el mundo las ubica como punto de reunión.
El problema empezó en la década pasada, cundo se descompuso el mecanismo que activa a las tres fuentes circulares que lanzaban chorros de agua al compás de la música. Con la iluminación de colores, aquello era todo un espectáculo que bien ameritaba un paseo nocturno por el centro de Chiwas.
Sin embargo, el gobierno de Dee Jay no las quiso reparar, por ser una obra de su odiado antecesor, José Reyes Baeza, mientras que el gobierno de Corral contempló la posibilidad de quitarlas.
De hecho, estaba terminado el proyecto de ingeniería que incluía el retiro de las fuentes y la transformación de la plaza en un gran paradero de camiones urbanos.
Si no se llegó a consumar ese “urbanicidio” fue porque los comerciantes del centro se opusieron con toda energía.
Ahora, la plaza luce enrejada, cerrada al paso peatonal porque recién iniciaron los trabajos. A ver si, ya sin Corral y sin Dee Jay al acecho, volvemos a ver bailar a las aguas.
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El grupo de manifestantes que se reunió el pasado viernes en la Plaza de Armas para demandar el reparto de los libros de texto gratuitos 2023-2024, defendieron no solo su derecho a expresarse y a hacerle una exigencia al gobierno, sino también, su certificado de origen “shihuahuense”.
Pancartas en mano donde se leían mensajes contra el Gobierno y de exigencia para que repartan los libros para las escuelas públicas, el grupo reunido frente a la Torre Legislativa comenzó a gritar que sí eran de Chihuahua y no “acarreados” de otros estados, como se dijo desde el Palacio de Gobierno.
Luego, cual si fuera una arenga de campaña, comenzaron a gritar a coro: “shile shilaca, a osho oshenta”, así, con el fonema “Ch” “arrastrado”, muy a la manera de la gente del centro y sur de la entidad.
Alborotados con su muestra de chihuahuanseidad, le siguieron con una arenga en favor de un conocido embutido originario de la capital: “salshishón shimex, a veintiosho pesos”.
“Somos de Chihuahua”, gritaban una y otra vez. “Nadie nos trajo de fuera”, enfatizaban.
El orador, micrófono en mano, reclamó que trataran de discriminarlos y de quitarles el derecho a manifestarse nada más porque no son “de aquí”.
“No soy alto ni soy guapo, pero sí soy de Chihuahua”, gritó al micrófono el orador.
Estaban en esas cuando de pronto llegó una predicadora a gritarles que los libros de texto son “del demonio” porque enseñan “brujería”. Si reventar la manifestación no era la intención de la predicadora, bien que lo logró, porque los pro-libros de texto dejaron de dirigirse al Congreso y al Gobierno para contestarle a quien les dijo que eran un “instrumento de Satanás”.
El ánimo subido, sin llegar a la violencia o a las palabras altisonantes, se elevó aún más cuando salieron los diputados de Morena a engrosar la manifestación, pero ya tomó otro tono. Con ellos y ellas al frente, dejaron de ofrecer el “shile shilaca” y a recordar que son originarios de “Shínipas” o de “Guashoshi”.
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Rebosando optimismo, el secretario de Turismo de Chihuahua, Edibray Gómez, se soltó dando cifras y datos alegres sobre la afluencia de turistas al estado durante el primer semestre del año.
Fueron “millones”, y solo de enero a junio, dijo el funcionario, quien estrenó la recién creada secretaría que tiene, entre otros encargos, posicionar a Chihuahua como destino turístico en medio de un mar de competidores que tiene el estado, ya no digamos en el ámbito internacional, sino en el mismo país.
Lo curioso es que, si lo que dice el funcionario es cierto, nuestra entidad logró sacudirse dos duras alertas enviadas por países que son grandes emisores de turistas a lo largo del año: Estados Unidos y la Gran Bretaña.
Las alertas eran tan iguales que hasta parecían elaboradas con machote: que no vengan a Chihuahua, salvo que sea necesario y, si lo hacen, que no viajen de noche, que no visiten más que un pequeño puñado de lugares—los parques industriales, las carreteras, siempre de día y los aeropuertos—y que no salgan a la calle a deshoras.
Aun así, según Edibray, el viajante eligió a Chihuahua y eso posicionó a la entidad como destino turístico entre otras que tienen playas o ruinas arqueológicas.
Bien por Chihuahua, nada más falta precisar si esos millones de turistas incluyen a los paisanos que van únicamente de paso, o los cientos de miles de ejecutivos de maquiladora que viajan a Juárez y a Chihuahua para atender asuntos propios de su encargo de sus visas y se regresan a su casa tan pronto terminan lo que tenían pendiente.