Este fin de semana pudimos ver un nuevo embate de la parte defensora de César Dee Jay, en su lucha por sacarlo del CERESO No. 1, si no absuelto de las dos causas que le imputan, sí al menos con prisión domiciliaria.
El exmandatario ingresó al Hospital Central durante la noche del sábado y para pronto cundió la noticia de que estaba muy grave y había recibido una intervención quirúrgica de urgencia.
En redes sociales, circuló la fotografía del ballezano tendido en la cama de hospital, acompañada de textos que iban desde la descripción de una larga y riesgosa intervención hasta los que de plano clamaban por su inmediata liberación.
Lo cierto es que sí tuvo una cirugía, pero fue de tendón en una mano, al que se le conoce en el argot clínico como “dedo del gatillo”, como bien lo informó Norte de Chihuahua.
Hasta este lunes, la información oficial y la que difundió su defensa era que estaba bien y en plena recuperación.
En hora buena, que se reponga pronto y recupere su salud, no solo de ese malestar, sino de otros que le han aquejado.
Sin embargo, la posibilidad de que le otorguen el auto de libertad condicionada por motivos humanitarios se ve remota, como ya lo habíamos apuntado en este espacio. En el penal hay otros cientos de internos que también padecen presión arterial alta y diabetes y no han recibido ese beneficio.
Para Dee Jay y su defensa, no queda más que esperar el fallo de los tres amparos promovidos contra las dos causas que se le siguen, pero difícilmente saldrían este año.
Como es bien sabido—para todo el mundo, pero más para el mundillo de los abogados—si la justicia camina a velocidad de oruga, en el ámbito federal está poquito peor.
A menos que se le calificara de “extrema urgencia”, los juzgados de distrito que llevan esos procesos darían un fallo antes de que termine el año.
Y eso, por no hablar de la causa que él promovió por daño moral, el pago de 3 mil millones de pesos y la devolución de los bienes que le fueron incautados. Ahí sí que, no queda de otra, a esperar cómo se acomodan las fichas después de las elecciones del 2024.
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La Clínica Lázaro Cárdenas del ISSSTE, en la capital del Estado, amaneció con un paro de trabajos administrativos a causa de la protesta de un grupo de empleados que exigen el pago de horas de trabajo ya laboradas.
Se trata de un grupo de empleados no permanentes que entran al quite cuando alguien falta.
Son trabajadores que hacen una labor muy delicada, pues suelen cubrir suplencias de médicos y enfermeros o enfermeras ausentes, y muy en particular en horarios nocturnos.
Su presencia, pues, es fundamental para otorgar un servicio de mediana calidad, por lo menos, y sin ellos se podría caer en una condición de vacío, en cuyo caso, el mayor perjudicado sería el usuario.
Los manifestantes se plantaron en las oficinas del Lázaro Cárdenas, sin impedir las labores médicas que se hacen en esa clínica.
En la entrada, colgados de la reja, colocaron una serie de cartulinas donde se leían mensajes en contra de la dirección y muy en particular contra la subdirección médica, mientras que, en otras, se denunciaba la falta de medicamentos y los peligros de contraer infecciones en los hospitales del ISSSTE.
Ahí permanecieron durante varias horas hasta que, por fin, los mandaron llamar y los turnaron al área de recursos humanos.
Hasta el momento, no tienen resuelta su demanda y, por lo tanto, tampoco está segura su permanencia en la institución, lo cual sería muy perjudicial para la calidad del servicio médico que ahí se presta.
Cuidado con descuidar ese segmento del sector salud, porque se trata de la institución que atiende a los empleados del Gobierno Federal, que incluye a las y los profesores del sistema federalizado.
Ya vimos lo mal que se ponen las cosas cuando el profesorado se sale a protestar, así que más vale que no le busquen y resuelvan las demandas lo antes posible.
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Otra vez al frente, y en datos que no nos gustan: Chihuahua ocupó el primer lugar en adolescentes que incurrieron en faltas a la ley y fueron ingresados a prisión.
Según cifras del INEGI difundidas este lunes, fueron en total 880 jóvenes menores de edad los que ingresaron con carpeta de investigación a alguno de los centros de justicia para adolescentes durante el 2022.
Esa cifra ubicó a nuestro estado en el primer lugar en materia de personas detenidas y procesadas que aún no cumplían la mayoría de edad.
Hipótesis sobre el fenómeno las hay, y muchas: que si el crimen organizado recluta a jovencitos desde muy temprana edad para afianzarse su lealtad; que si los usan para cometer delitos graves, en la inteligencia de que no recibirán condenas muy largas, como las que le darían a un mayor de 18 años, que si los fenómenos sociales y la desintegración familiar, en fin.
Como sea, fue el estado que tuvo el mayor número de causas penales ingresadas a los órganos jurisdiccionales de los poderes judiciales estatales, según materia, 2022, según el INEGI, por encima, incluso, del Estado de México o la Ciudad de México, las dos entidades con mayor población.
En total, fueron 18 mil 601 personas ingresadas con carpeta de investigación por causa penal, de las cuales 17 mil 721 eran mayores de edad. Fueron casi el 5% de los procesados los que no habían llegado a los 18 de edad.
Por lo demás, también en ingresados por causa penal también quedamos en el “top” de la tabla, solo debajo de Nuevo León, con 24 mil 592 carpetas; Baja California, 24 mil 343 y Ciudad de México, con 21 mil 584.
Ahí queda la cifra para que la analice quien lo tenga que hacer y genere la política pública necesaria para prevenir la delincuencia entre las y los jóvenes de la entidad.
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A Morena ya se le he hizo montón en la carrera por la senaduría, especialmente en la fórmula que correspondería a una candidata femenina.
De todos conocida es la aspiración de la diputada federal Andrea Chávez y la de su colega, Susana Prieto; también de la diputada local, Rosana Díaz. Todas traen carrera andada, grupo armado y padrino/a que acompaña su aspiración en el interior del partido guinda.
Pues ahora se suma la de la presidenta del Congreso, Adriana Terrazas Porras, a quien no le perdonan sus compañeros de bancada el que hubiera aceptado, y en dos ocasiones, ocupar ese cargo en la actual legislatura.
El griterío que le armaron durante la visita de Claudia Sheinbaum a Chihuahua, cuando le corearon la arenga de “traidora, traidora” no le hizo mayor mella, y menos aún con la aspirante presidencial.
Tampoco a su ánimo, incólume, como se ha mostrado a lo largo de estos casi tres años de diputación. Menos aún al grupo que la empuja a pelear por una candidatura que bien podría llevarla a la Cámara Alta.
Y vaya que estará peleada esa candidatura, pues es del todo probable que el INE fije el criterio de “rotación”, según el cual, los estados que postularon fórmulas “varoniles” al Senado de la República en la anterior elección, ahora tengan qué presentar candidaturas femeniles.
Si es así, la candidata, ya sea de Morena o del PRIAN, ya se puede ver como integrante de la próxima legislatura federal. ¡Y por seis años!