El exgobernador César Dee Jay se presentó ante la juez que lleva su causa, pero más bien parecía que estaba en el departamento de quejas, porque protestó por todo.
Primero, por el mal servicio que recibe en el Cereso 1 de San Guillermo; luego, porque no le han dado la atención psicológica que requiere para superar los traumas que le causa el encierro; luego, que porque la comida “deja mucho que desear”.
Pero el colmo fue cuando protestó porque no lo dejan tener una televisión, mientras que a otros sí se les da esa chanza, aunque esté prohibido.
O sea que se ha perdido de ver “La casa de los famosos” y la “Rosa de Guadalupe”, o en una de esas, el “Ventaneando” de Paty Chapoy.
¡Pobre Wendy Guevara, en una de esas y se perdió de recibir un voto desde San Guillermo para ganar la “Casa de los Famosos”!
El inculpado estaba frente a la jueza Delia Valentina Meléndez, aunque más parecía que estaba en la Profeco, presentando una queja por haber recibido un servicio deficiente.
Lo de la tele sonó a chunga, pero lo demás, pues como que sigue insistente en pedir un buen servicio médico, a lo que tiene derecho él y el resto de los 8 mil internos en cárceles del estado, y de quejarse por los malos tratos que recibe en su reclusorio.
Así transcurrió la primera parte de la audiencia celebrada este lunes 21 de agosto, pero continuará con otro embate de su defensa en contra de las acusaciones del Ministerio Público, en un intento por demostrar que su representado no se quedó con los 92 millones de pesos que salieron de la Secretaría de Desarrollo Social con rumbo a la Unión Ganadera Regional División del Norte, fundada y presidida durante años por el entonces gobernador.
Va para largo, por como pintan las cosas y, por lo visto y oído ayer, en la próxima audiencia también aflorarán las quejas ¿será ahora por el mal servicio a la habitación?
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La chihuahuense Maru Campos se mantuvo con altas calificaciones en el ranking de gobernadores que hace la firma Mitofsky, con un 54.2% de aprobación a su gestión.
Ese dato le permitió quedar en el número 11 de la tabla general, por debajo de cinco gobernadores de la 4T—cuatro de Morena y uno del PVEM—y cinco del frente opositor, cuatro del PAN y uno del PRI.
Los primeros lugares fueron para Mauricio Vila, de Yucatán; Rubén Rocha, de Sinaloa; Ricardo Gallardo, de San Luis Potosí; Miguel Riquelme, de Coahuila y Julio Ramón Menchaca, de Hidalgo.
Si bien la mandataria de Chihuahua no logró ubicarse en el “top ten”, sí llama la atención el crecimiento que ha tenido desde que entró a los rankings de Mitofsky, en el año 2022, cuando inició con pobres calificaciones y una ubicación en la parte baja de la tabla.
En julio de 2022, Maru Campos tuvo un 41.7% de aprobación, es decir, una calificación reprobatoria, con la que se ubicó en el lugar 27 de 32. O sea, que quedó en el “Top ten”, pero de los más mal parados ante sus gobernados.
Para agosto de ese mismo año logró remontar un poco, con una calificación del 45.1, pero aún en la parte baja del tablero.
Un año después, en agosto del 2023, su calificación subió 9.1 puntos, al obtener una aprobación del 54.2 % de “palomitas” de parte de los chihuahuenses encuestados por Mitofsky.
En cuanto al ranking, remontó 16 lugares para colocarse en el sitio 11 a nivel nacional, en el tercero entre las-los gobernadores del norte del país y el cuarto entre las mujeres gobernadoras.
Ese retorno ocurrió durante el segundo año de gestión de la sucesora de Javier Corral, período en el cual ocurrieron algunos de los hechos más estrujantes para la opinión pública, como el “Jueves negro”, la masacre y fuga de reos del Cereso 3 de Juárez; el homicidio de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui y el proceso penal contra el exgobernador César Dee Jay.
Habrá que esperar el próximo ranking para ver cómo le pudo haber impactado el conflicto de los libros de texto gratuitos, que siguen “embodegados” por disposición del Gobierno del Estado.
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La añeja petición de que el dinero público, sobre todo el destinado a obra de inversión se hiciera con base en las necesidades de la población, va tomando forma.
El pasado 18 de agosto, el Congreso del Estado aprobó incrementar el porcentaje de “Presupuesto participativo”, lo cual consiste en que una parte importante del recurso estatal y municipal destinado a obras se asigne conforme a las propuestas que haga la población.
El esquema “Presupuesto participativo”, ha estado funcionando en la mayoría de los municipios del estado desde hace años y, la verdad, ha tenido una gran respuesta de parte de los habitantes de las colonias, quienes no solo se apuran a hacer sus proyectos de obra civil, sino a promoverlos entre la ciudadanía que va a votar por la asignación de recursos en ese esquema.
Para darnos una idea: el presupuesto de egresos del Estado es por 92.1 mil millones de pesos, de los cuales, 2.3 mil son para gasto en inversión.
Eso significa que una sustancial rebanada de ese pastel se ejercería bajo el esquema de “Presupuesto participativo” en el año próximo.
El planteamiento era tan noble que todas las bancadas se disputaron la “paternidad” de la iniciativa, aunque es justo decir que fue la de Morena la que insistió en aplicar el 5% del presupuesto para obras en el Gobierno del Estado y de los municipios con mayor disponibilidad de recursos.
Los morenistas consideran que esa aprobación “tendrá en la vida de participación democrática de los chihuahuenses”.
Y aunque la iniciativa, como ya dijimos, salió de la bancada de la 4T, se aprobó como una propuesta del bloque PRIAN, cuyos integrantes se subieron a la ola cuando se vio que el proyecto gozaba de enorme popularidad.
Que se peleen todo lo que quieran, pero, como es en este caso, legislen en favor de la ciudadanía.
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Vaya susto el que se llevaron ayer empleados del Congreso y compañeros de los medios de comunicación cuando se quedaron “encerrados” en uno de los ascensores de la Torre Legislativa.
Fueron más de 20 minutos, según algunos testigos, los que pasaron nuestros amigos de la prensa y los empleados del Poder Legislativo antes de que los pudieran sacar del “atorado” elevador, al que, por lo visto, ya le urge su “chainiada”.
Se trata de uno de los ascensores dispuestos para que los usen los empleados y el público en general. ¡Obviamente, no iba a fallar el de la “Clase premier”! Ese que está reservado para diputados e invitados.
Como cualquier aparato, un ascensor puede tener desperfectos, pero eso no significa que se deje de tener precaución y cuidado en torno a su operación.
El problema, le comentan a esta Doña, fue que la maquinaria del aparato de “sube y baja” se contaminó con el polvo que se ha levantado en el primer piso a causa de los trabajos de remodelación del salón de sesiones.
No está para dudarse, porque nada más con la pulida que le han dado basta y sobra para dejar aquello como mesa de panadero.
Así que, si va al Congreso, mejor pregunte primero si ya arreglaron el elevador descompuesto y si le dieron su revisada al otro. No vaya a ser que también se quede “atrapado” por un buen rato. ¡Aguas!