La diputada Jael Argüelles Díaz rompió con la familia Aguilar y, a partir de este martes se pasó a las filas y a la bancada de Morena en el Congreso del Estado.
El tránsito de la joven diputada, que llegó al Legislativo como suplente de Deyanira Ozaeta, se veía venir desde que inició su gestión, pues nunca votó de buena gana en los términos que se lo pedía la familia Aguilar, dueña como es del Partido del Trabajo, al cual perteneció hasta el día de ayer.
Su renuncia al PT y su paso hacia Morena no pudo ser más atropellado, pues incluso su “compañera” de bancada, Adriana Terrazas—¡Ah para compañeritas! —le negó el uso de la palabra y hasta pidió que le cerraran el micrófono. ¡Esa es sororidad, diputada presidenta!
A voz en cuello, gritó que no iba a ponerse al servicio de los intereses de una familia—los Aguilar, obviamente—y que sí seguiría los principios de la 4T, a la cual, teóricamente, también pertenecen los dueños del PT.
“El PT no solo es una familia, es todo un movimiento que en su momento formaron el CDP”, dijo en una conferencia de prensa posterior, donde anunció formalmente su paso al grupo “guinda”, donde coincidirá con sus paisanas Antonieta Pérez; Magdalena Rentería; Rosana Díaz y Leticia Ortega.
Para Morena, el “fichaje” de Jael Argüelles es estratégico, pues les permitió recuperar ese voto número 11 que necesitan para promover controversias constitucionales como las que presentarán en días próximos en contra de la reforma que le permitió a Adriana Terrazas repetir como presidenta del Congreso.
Ese voto 11 era precisamente el de Adriana, a quien ya ni el saludo le dan, mucho menos la inclusión en su bancada.
Que les aproveche mientras pueden, porque en cualquier momento, los Aguilar pueden disponer el regreso de Deyanira Ozaeta y pues la joven Jael tendrá que regresar la curul. Así que más vale que se apuren.
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En el sur del estado se empiezan a poner interesantes las pre-pre-precampañas.
El partido Movimiento Ciudadano tiene prácticamente resueltas sus candidaturas en Hidalgo del Parral, con Sol Sánchez, esposa de Alfredo “Caballo” Lozoya como cabeza de la planilla para la Presidencia Municipal.
El PAN y el PRI aún no se ponen de acuerdo en torno a quien irá por la Presidencia Municipal y quien por la diputación de mayoría por el XXI Distrito con cabecera en la capital del mundo, aunque el diputado priista Edgar Piñón sigue con la mano levantada pidiendo ese encargo.
Mientras, en el lado morenista, las cosas empiezan a inclinarse a favor del empresario Otto Valles Baca para la Presidencia Municipal, lo que marcaría todo un precedente, pues sería uno de los pocos candidatos en llegar a una postulación después de haber estado en prisión.
Hagamos historia: Otto Valles fue acusado por el gobierno de Javier Corral por supuestos contratos fraudulentos durante la administración de César Duarte, pero nunca se pudo sustentar las causas en su contra y al final salió absuelto.
Sin embargo, eso no impidió que pasara siete meses en prisión acusado de un delito que el juez desestimó por falta de pruebas.
El empresario y activista político no se quedó cruzado de brazos y, casi de recién salido del penal, emprendió una demanda judicial contra el exgobernador por haber ocupado cargos de elección popular sin renunciar a su ciudadanía estadounidense.
En su denuncia, presentada el 7 de septiembre de 2021, aseguró que Corral votó y fue votado sin tener derecho, pero, además, proporcionó información falsa al Registro Nacional de Población.
En febrero pasado, Valles fue presentado como representante de la 4T en el sur del estado, con sede en la ciudad de Parral, y desde entonces ha andado muy activo, echando grilla a lo que le sabe, con la mira puesta en la candidatura.
¿Cómo se vería en campaña, echándole tiros al exgobernador y criticando a la gobernadora, a sabiendas de que estos dos no pueden ni verse? Lo dicho: en estas elecciones veremos de todo…y más.
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El rector de la UACH, Luis Alfonso Rivera Campos, organizó una “mega carne asada”, dizque para romper un récord Guiness y dejar al menos ahí su nombre bien inscrito, ya que no lo pudo hacer en su historial como director de la Facultad de Derecho.
Pero ¡Oh desilusión! La mega carne asada no llegó ni a taquitos al pastor en una tarde futbolera, porque nomás nunca lograron reunir los 860 participantes en el acto celebrado el sábado pasado en el Campuso II de la UACH.
Desde semanas atrás, se promovió la parrillada magna como una actividad que le quitaría el récord al estado de Sonora, famoso como es por la calidad de la carne de res que producen ¡y qué carne!
Nos comentan que, además de asoleados y decepcionados, los pocos participantes que acudieron al llamado salieron echando chispas por la mala organización y lo tarde que iniciaron las actividades, pues se suponía que arrancarían a las 13:30 horas pero ya eran las 17:00 y todavía no había carne ni para un taco.
Así terminaron los sueños de grandeza fiestera del primo, que por lo visto, ya ni una carne asada le sale bien, mucho menos la reforma académica que tanto le urge a la UACH. Así que ya lo saben amables y queridos lectores, si Luisito “Sport Billy” Campos los llega a invitar a comer, mejor pasen por unas hamburguesas primero, si no van a acabar bien hambreados.
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El dato no le gusta a nadie, ni a la autoridad ni a la clase política en el poder, y mucho menos a la sociedad, pero ahí está, es frío y surgió de diligencias oficiales: en Chihuahua, el homicidio va en aumento.
Los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el SESNSP, nos dicen que, de enero a julio de 2023 hubo 1,980 homicidios en el estado de Chihuahua, 33 más que los mil 165 del mismo período, pero del 2022.
Ahí no termina todo: cuando se segregan los homicidios dolosos, o sea, los que se cometen con toda la intención de privar de la vida a una persona, fueron en mil 18 en este enero-julio, contra 936 del mismo lapso del 2022, un incremento de 82 casos.
La incidencia de homicidios en Chihuahua ocurrió en el mismo período en el que el país logró una leve mejoría, al pasar de 24,888 muertes violentas en el 2022, a 24,644 en el 2023. Leve la mejoría: 244 casos menos.
Algo es algo, pero en Chihuahua las cosas no mejoran.
El otro dato para poner los cabellos de punta es el instrumento con el que se hicieron los crímenes: 656 se hicieron con arma de fuego, 56 más que el año pasado; 117, con arma blanca y 245 con “otro” instrumento.
Como hemos leído y sabido, en muchas ocasiones, los ataques con arma de fuego derivan no solo en lesiones a la persona agredida, sino a otras que pasaban por el lugar de los hechos y quenada tenían que ver con todo el suceso.
Así que ahí están los datos, y para desgracia de los chihuahuenses, no hay “otros datos” mejores.