“Muerto el niño, a tapar el pozo”, dícese el refrán para ilustrar una inoportuna intervención para resolver un problema antes de que alguien resulte afectado.
En Nuevo Casas Grandes, se puede decir que “muerto el funcionario, a tapar la bronca”, porque ahora sí, ahí va todo el mundo a enfriar la plaza y a tratar de poner orden en uno de los municipios con mayores problemas de gobernabilidad en el estado.
Desde el miércoles 13 de diciembre, se desplegó un patrullaje aéreo en toda la zona con un helicóptero de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, para dar con las células del crimen organizado que podrían estar relacionadas con el homicidio del oficial mayor de la Presidencia Municipal, Pedro Pablo Lara Chávez, a quien mataron a punta de disparos de armas automáticas.
A la par, 50 vehículos de esa misma corporación patrullan por tierra, con el mismo objetivo: a ver si dan con los homicidas, mientras que efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional se desplegaron para reforzar la vigilancia y tener capacidad de fuego en caso de una respuesta violenta de parte de grupos criminales.
La familia del funcionario abatido podría decir, con toda razón, que llegaron al menos tres días tarde, porque las cosas ya estaban a punto de estallido desde tiempo atrás y se habían puesto peor tras la salida por aprehensión de la alcaldesa Cynthia Marina Ceballos Delgado.
La nueva administración emprendió una “limpia” de servidores públicos allegados a su antecesora quienes, según nos informan, seguían cobrando cuál si estuvieran en el servicio público, pese a que habían sido removidos.
Como decíamos ayer, seis meses después de haber removido a 81 policías municipales, de recogerles sus armas, seguían laborando en la administración de Nuevo Casas Grandes y no había mayores señales de resultados en torno a las investigaciones que, según la Fiscalía General del Estado, se habían iniciado en torno a ellos.
Pese al peligro que se corría prácticamente desde el 3 de mayo, cuando fueron removidos esos agentes policiales, solo una funcionaria, la regidora tenía vigilancia policial.
Hasta este jueves, la FGE no había recibido más solicitudes de protección, aunque los funcionarios, así como la actual presidenta, Edith Escárcega, siguen sin acudir a sus oficinas.
Las operaciones del gobierno municipal se reanudaron ayer, pero sin la presencia de funcionarios de primer nivel.
Así anda el ambiente por allá, en el noroeste, como bien lo advirtió el hoy finado oficial mayor. Las cosas “se están poniendo feas”, dijo oportunamente. Podríamos agregar que se están poniendo peor.
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Y ya que hablamos de inseguridad y otras malas noticias, hay qué ver el registro que lleva Ficosec sobre las muertes violentas registradas en cada uno de los siete municipios más poblados de la entidad para acabar de entender que estamos lejos de alcanzar la llevada y traída “gobernabilidad”.
Para empezar con el plato fuerte, ahí está Juárez, con sus 986 fallecimientos por homicidio registrados por la Fiscalía General del Estado entre enero y noviembre de este año, seguido por Chihuahua, con 338 casos.
Cuauhtémoc aparece en tercer lugar, con 116 y ahí vale hacer un corte de caja, porque entre esos tres municipios juntan mil 463 homicidios, es decir, el 97% del total.
Entre los otros cuatro suman 41 casos, lo que ayuda a ubicar dónde se encuentra el problema más grave de violencia e inseguridad.
Aquí llama la atención que Nuevo Casas Grandes, el municipio que se encuentra en el ojo del huracán por el homicidio salvaje en contra de su oficial mayor y el encarcelamiento de su alcaldesa, registra solo tres homicidios entre enero y noviembre.
El año pasado, al cierre de diciembre tenía cinco casos. O sea, que conserva una tendencia a la baja, al igual que Parral, con 8 casos; Camargo, con 10 y Delicias, con 20.
Vale resaltar la cifra de la FGE que informa Ficosec, porque difiere un poco de la del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que al corte de noviembre registró mil 472 homicidios, 9 más que la cuenta de la fiscalía local.
Ahí están los datos, son oficiales y provienen de la misma autoridad investigadora. Ya está ubicado el problema, ahora falta atenderlo, y evitar que esos municipios “pacíficos” no se descompongan.
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Quedó lista la “gran final” para la elección de los seis consejeros del Instituto Chihuahuense para la Transparencia y Acceso a la Información Pública, el carísimo Ichitaip que, así como lo ven, se lleva de presupuesto de casi 73 millones de pesos al año.
La lista aprobada este jueves en sesión ordinaria del Congreso del Estado, tiene en realidad 10 aspirantes: seis mujeres y cuatro hombres, pero de entre ellos se elegirá a los tres titulares y a los tres suplentes que relevarán al Consejo actual.
Las aspirantes que sacaron boleto premiado son: Sergio Facio Guzmán 114.94, Karol Rubí Ruiz Anchondo 111.34, Jesús Manuel Guerrero Rodríguez 108.22 y Paul Daniel Moriel Quiralte 107.30.
De las mujeres, quedaron Karla Gabriela Fuentes 105.03, María Selene Prieto Domínguez 104.59, Blanca Gabriela González Chávez 103.76, Héctor Mario Montoya Estrada 102.77, Liz Aguilera García101.83 y Gabriela Edith Aguirre Esquivel 100.28.
Si la elección se definiera por puntos, como debería obrar en cualquier concurso de capacidades, las dos consejeras titulares deberían ser Karol Rubí Ruiz Anchondo y Karla Gabriela Fuentes, así como María Selene Prieto Domínguez y Blanca Gabriela González Chávez.
De los hombres, el titular sería Sergio Facio y el suplente, Jesús Manuel Guerrero Rodríguez.
Ese sería el “deber ser”, pero ya sabemos que, a estas horas, el olor a planchaduría que sale de la Torre Legislativa llega hasta el Palacio de Gobierno, así que esos puntos de ventaja no necesariamente aseguran la obtención del cargo.
De modo que nadie puede cantar victoria, aunque se ve que los hados del Palacio ya apuntan hacia Facio no solo para quedar como consejero, sino como próximo presidente del organismo.
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Quien lea el artículo que Javier Corral Jurado publicó en el diario español El País, uno juraría que renunció al PAN hace casi una década y que ha acompañado a Andrés Manuel López Obrador desde su primera candidatura presidencial.
Todo un chairo resultó el exgobernador que llegó al cargo postulado por el PAN, partido que le dio dos senadurías y dos diputaciones locales, además de la gubernatura de Chihuahua.
Primero, reiteró el punto acerca de su separación del partido blanquiazul: lo dejó porque está en “su peor época”, porque se atrevió a hacer una alianza con “el PRI más corrupto de la historia”.
Esa canción ya nos la había cantado. Lo que no sabíamos, al menos así de manera tan explícita, era su admiración por el presidente AMLO, el enemigo histórico del panismo del siglo XXI.
“A veces me producen vergüenza ajena las magnificaciones y las mentiras que cuentan amigos y conocidos en torno de López Obrador”, dice en su artículo para el diario ibérico.
Luego ¡faltaba más! Defiende a su nueva aliada—¿o jefa? — Claudia Sheinbaum, al calificar de “absurdo” la versión que circula en redes, en el sentido de que el tabasqueño regresará al poder mediante la figura de revocación de mandato.
“Dejé también de consentir el odio enfermizo hacia el presidente con el que resuelven no solo preferencias políticas, sino amistades y lealtades”. ¿En serio? Ese “odio” data desde el 2006 y no dijo ni media palabra.
“En mi caso nunca he estado envenenando en contra de López Obrador. Sí hemos tenido diferencias, y en algún momento álgidas como con el tema del agua, pero también coincidencias, ambas están acreditadas”.
¿Y ya se le olvidó aquello de “Lo primero que hay que lamentar es la tragedia de México Haber pasado de un presidente corrupto como lo fue Peña Nieto, a un presidente que siembra el odio, que manipula y falta a la verdad?”
Eso lo dijo hace apenas tres años y ahora es un acérrimo defensor de la 4T y sus más distinguidos representantes.
En su texto, deja entrever que le tira a ser el “Zar anticorrupción”, aunque no Fiscal, pues la ley le impide asumir un cargo de ese tipo, por ser nacido en el extranjero. “Considero que la particular invitación a integrar una propuesta en materia anticorrupción…”.
Así es el chapulinismo y así son los conversos: más apasionados que los creyentes tradicionales. De modo que ya tenemos un tribuno incendiario que defienda al gobierno emanado de Morena, aunque tenga qué caminar de regreso sobre sus pisadas.