En el sistema de alertas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (la SHCP), el estado de Chihuahua es el único que tiene encendido un foco rojo, que no indica otra cosa más que está en riesgo de caer en insolvencia.
Así, como se lee: Chihuahua podría—no ha tenido, pero sí podría—enfrentar dificultades para darle servicio a su pesada deuda pública, pese a que mantiene niveles aceptables de endeudamiento respecto al gasto que maneja anualmente.
De acuerdo con el sistema de alertas de la SHCP, se coloca en “foco rojo” al estado que destine el 10 % o más de sus ingresos “de libre disposición” para darle servicio a sus pasivos, es decir, para pagar tanto capital como intereses a su deuda.
A ver si logramos explicarlo: el estado tiene un presupuesto de 92 mil 185.3 millones de pesos al año, y gasta menos de 10 mil mdp en servicio de deuda.
Si lo vemos así, una cifra comparada contra la otra, el abono no parece de mayor peso y uno podría pensar que hasta sobra cambio después de pagarlo, pero no es tan sencillo.
De esos 92 mil 185.3 millonsotes, la mayor parte está ya “etiquetado”, gastado, pues.
Nada más para darnos una idea: del total del presupuesto del estado, 48 mil 692.1 mdp (52.8% del total) están ya desinados a “Transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas”. O sea, de ahí, ni le muevan, ya tienen dueño esos dineros.
Ahora veamos cuánto se destina al pago de deuda: 8 mil 681.6 millones de pesos. O sea, que del dinero que queda disponible, que en términos técnicos se les llama “Recursos de libre disposición”, se llevan más del 10%.
Y si a eso le agregamos el próximo crédito de a 3 mil mdp que pedirá el Gobierno del Estado, pues el foco ya no será color rojo, sino morado.
Aquí cabe recordar, una vez más, que esto es el resultado de pagar una deuda de 33,068.6 millones de pesos de créditos bancarios que, en su gran mayoría, contrató la administración de César Dee Jay. Pregúntenle en qué se los gastó.
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El gobierno municipal que encabeza Marquito Bonilla ya es, como quién dice, el gran terrateniente del centro de la ciudad.
O si se le quiere ver de otro ángulo, si el dueño del edificio ubicado en el centro que no ha servido para nada en años y años no encuentra a quién enjaretárselo, pues ahí están los contribuyentes del Impuesto Predial para entrarle al quite.
Ahora van a ocupar el viejo edificio Guízar, ubicado entre las calles Independencia y Juárez, que nada más no ha funcionado para maldita la cosa desde que construcción, hace ya más de 30 años.
Se trata del edificio color blanco de 12 pisos que está desocupado casi desde “fundación”.
Quienes ya peinan canas recordarán que el terreno donde está edificado formó parte del Hotel Palacio Hilton, demolido allá por la década de los 60s.
Desde los años 90s, cuando terminó su construcción, ha permanecido inhabitado, o mejor dicho, inutilizado, salvo el sótano, donde actualmente opera una tienda de importaciones, otra tienda de artesanías en una parte de la planta baja y un café que duró poco abierto al público en la primera planta.
Ahora, albergará al Instituto Municipal de las Mujeres y a la Dirección de Desarrollo Humano y Educación.
Qué curioso, el inmueble es propiedad de Fechac, pero este organismo prefirió construirse uno allá por el Reliz ¿será por lo “funcional” que es?
Ahora falta ver cuánto le tendrán que invertir para ponerlo de modo que sirva para algo, porque no es de a gratis que haya permanecido tantos años sin que nadie se atreviera a instalar ahí al menos un pequeño despacho.
Si el dueño no hallaba qué hacer con él, pues para eso tiene a sus contribuyentes municipales, ¿para qué preocuparse?
¡Ah! Y no acaba ahí la cosa: ahora andan con que quieren comprar el viejo Palacio del Sol ¿Cómo para qué?
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Muy interesantes resultaron los datos arrojados por la casa Mitofsky en su encuesta sobre la aprobación del presidente Andrés Manuel López Obrador, AMLO en 150 municipios del país.
En cuatro municipios del estado, los datos son contrastantes.
Por ejemplo, en Juárez trae un 61.1% de aprobación, lo que le podría dar gusto al morenismo, incluido al alcalde Cruz Pérez Cuéllar, excepto porque, en ese ranking de “aplausómetro” al primer mandatario, quedaron en el lugar número 51, por debajo, incluso, de enclaves panistas, como Mérida, Yucatán o Torreón, Coahuila.
De cualquier forma, que seis de cada diez le pongan “like” al presidente 4T es buena señal.
No tanto en Chihuahua, capital, donde los guindas no ganaron ni una mesa directiva de sociedad de alumnos en las pasadas elecciones.
En la capital trae una aceptación del 50.2%, nada malo, ciertamente, pero lo ubica en el lugar 125 de 150 ciudades encuestadas. O sea, que si fuera torneo de futbol—de otro país, no de la MX—estaría en zona de descenso.
Peor le va en Hidalgo del Parral, donde nada más trae el 42.2% de aprobación.
Lo curioso del caso es que Mitofsky incluyó en su encuesta a Ahumada, que solo tiene 14 mil 635 habitantes.
El hecho es que en esa tierra, a donde el presidente llegó a comerse un “montado”, solo trae el 47.1% de aprobación ¿Será por las pésimas condiciones en que se encuentra la carretera que pasa por su territorio?
Lo interesante viene al final de la encuesta, publicada este mes, donde se muestra que el presidente AMLO tiene un 49% de aprobación en Chihuahua.
Vistas así las cosas, no se resiste la tentación de compararlo con el 52.8 que obtuvo Maru Campos de la misma encuestadora, aunque hay que anotar que, en el caso del mandatario, el promedio se basa en las cuatro ciudades mencionadas, mientras que en la gobernadora fue una encuesta estatal.
Lástima que no hayan incluido a Cuauhtémoc y Delicias las otras dos ciudades más pobladas del estado.
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Las reglas que estableció el Gobierno del Estado para recibir apoyos contra la sequía generarán un banco de datos realmente envidiable para cualquier persona que ande buscando una candidatura o cosa que se le parezca.
El Periódico Oficial del Estado publicó este sábado los “Lineamientos para la atención en materia de desarrollo social y humano a la declaratoria de emergencia por las condiciones de sequía en los 67 municipios del estado”.
Nombre larguísimo de un programa que consiste en ayudar a quienes están pasando las de Caín a causa de la falta de lluvias, que es prácticamente toda persona dedicada a actividades del campo en el estado de Chihuahua.
Pues bien, esa normativa establece que, primero, la Coordinación de Protección Civil debe hacer un listado de las personas que realmente necesiten el apoyo. Si es “contra la sequía”, podríamos pensar que cualquiera que haya sembrado y no haya recogido nada a causa de la falta de lluvias.
Luego, los que tengan la fortuna de quedar en esa lista, podrán recibir los “apoyos”, cuyo monto y especie no se especifican aún, pero por lo pronto, deberán llenar un formulario “rico en datos” que podrían ser la delicia de cualquier aspirante al voto popular.
Por ejemplo, cada beneficiario deberá llenar un formulario donde anote su nombre completo—obviamente—además de su número de teléfono, su domicilio con todo y Código Postal, población y municipio, así como la descripción del apoyo recibido.
¡Toda esa información en manos de un funcionario o funcionaria que ande en la carrera por las curules o las senadurías!
Por cierto, esos datos los recabará la Secretaría de Desarrollo Humano y Bien Común, a donde acude de cuando en cuando la aspirante a senadora, Karla Yamilet Rivas. Nomás para que quede anotado el dato.