En el mundo de la cultura flota la versión de que, este año, la Presidencia Municipal repetirá la receta de gastarse el presupuesto destinado a cultura en unas cuantas representaciones en beneficio, también, de unos cuantos productores artísticos.
El dato, que viene bien “amarrado”, pronto lo conoceremos con puntos y comas, pero se puede adelantar que será aún mayor a los 17 millones que le inyectaron el año pasado a la obra “La golondrina y su príncipe”, del productor y director Alberto Espino.
Como se recordará, el montaje levantó una polvareda peor que los aironazos de Semana Santa, porque fue una obra que solo tuvo 12 representaciones, que no contó con la participación de artistas profesionales y no presentó ninguna justificación presupuestal para que le entregaran tal cantidad de dinero.
Por si fuera poco, se otorgó ese recurso casi al mismo tiempo en el que se anunciaba la cancelación del Festival Internacional Chihuahua, el FICH.
Lo que nos platican es que, en esta nueva versión “golondrinesca”, habrá una triangulación en la que participarán otros artistas cercanos a Espino, de modo que no se vuelva a ver toda la mano del hermano del senador Antonio Espino, promotor de la candidatura del “corcholato” Marcelo Ebrard.
En aquel entonces se fueron 17 millones, pero esta vez podrían ser más, una gran porción de los 63.3 millones de pesos que tiene presupuestado el Instituto Municipal de Cultura.
Por supuesto, la intentona de volver a invertir todo en una obra que dejó poco beneficio a actores y productores locales ya causó alboroto, de modo que nadie debe extrañarse si, en fechas muy próximas, vuelve a explotar otra controversia como el “golondrinazo” del año pasado.
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Los operadores del frente amplio opositor están que no creen lo que pasó en el estado de Chihuahua, según fuentes allegadísimas a la dirigencia estatal del PAN.
Contrario a lo que sucedió en gran parte del país, aquí no ganó Xóchitl Gálvez, la senadora que aparece en el primer lugar de todas las encuestas conocidas para encabezar la candidatura del PRIAN-PRD o los que queden al final.
Aquí, nos juran y perjuran, el que salió triunfador fue Santiago Creel Miranda, pues recogió muchas más firmas de apoyo que su folklórica contrincante y, obviamente, que los otros panistas que se formaron en la fila de aspirantes a presidente.
Según esas fuentes, dignas de todo crédito, lejos de toda sospecha, la dicharachera Xóchitl habría recogido apenas 8 mil firmas, cantidad lejana a la que alcanzó el “chihuahuense por linaje”.
Creel, quien presume su pasado chihuahuense, pues es tataranieto del exgobernador Luis Terrazas— aquél que decía que no era de Chihuahua, sino que Chihuahua era de él—
estuvo en la capital poco antes de que iniciara la carrera con el formato que impuso la cúpula opositora.
En aquella ocasión se reunió con la estructura panista del estado e incluso su aparición pública fue en el salón de actos del Comité Directivo Estatal panista.
En cambio, el de Xóchitl fue en el Centro de Convenciones, en un evento con fuerte tufo a Coparmex.
Según las fuentes que nos pasaron el dato, Creel contó con la operación de la estructura panista del estado, muy a contrapelo de lo que denunció el ahora ex panista José Luis Preciado, ex aspirante a la misma candidatura, en el sentido de que ya estaba “cantado” que la candidata sería la senadora que se reconoce como indígena.
Si es así, se habrá confirmado el uso y costumbre del panismo local, rancio y tradicionalista, que no le da toda su confianza a quienes no confiesan ciegamente su fe en la doctrina y se manifiestan abiertamente como militantes del partido fundado por Gómez Morín.
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La siguiente cifra está como para presentarla en el programa “Aunque usted no lo crea” o “Datos de lo insólito”.
Según la firma Gallup, una de las casas encuestadoras más prestigiadas del mundo, México ocupa el primer lugar en percepción de corrupción, lo cual no resulta sorprendente, sino el hecho de que no esté en solitario en esa especie de podio de la ignominia.
Cualquiera podría pensar que la “medalla de oro” se la disputan con otro país mal afamado por sus prácticas marrulleras de función pública, pero no: es nada menos que con nuestro vecino del norte, el único y original, la máxima potencia del mundo: Los Estados Unidos de América.
Gallup midió la percepción en base al porcentaje de la población encuestada que respondió “si” a una pregunta directa, podríamos decir, “duro y a la cabeza”:
¿Está la corrupción generalizada en todo el gobierno de su país? (the corruption widespread throughout in the government of your country? por su cita en inglés).
Tanto en México como en los Estados Unidos, el 74% de los abordados contestó que sí. O sea, dos terceras partes de la población, según la “muestra” que tomó Gallup.
Lo curioso del caso es que en el tercer lugar aparece Corea del Sur, un país que suele ser modelo de desarrollo tanto económico como social, pero que resultó con un 72% de mala percepción en términos de corrupción por parte de sus ciudadanos y ciudadanas.
Esas cifras contrastan con las que se recogieron en Alemania, donde solo el 33% percibe corrupción en su gobierno, o en Dinamarca, donde la “marca” es de 5%.
¡Qué raro que ese primer lugar lo obtenga un país cuyo presidente dice, jura y asegura que ya no hay corrupción! Se refieren a México o a USA… ah, a los dos.
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Este jueves se celebró en la ciudad de Pachuca, Hidalgo, la sesión del Consejo Nacional de Educación, la CONADEU, convocada por la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Leticia Ramírez Amaya.
A ese llamado acudieron 30 de los 32 titulares de las áreas de educación de los gobiernos estatales. O sea, que solo faltaron dos secretarias o secretarios, y una de esas dos fue la de Chihuahua.
Y es que, mientras se celebraban los trabajos de la CONAEDU, la secretaria de Educación y Deporte del Gobierno del Estado de Chihuahua, Sandra Gutiérrez Fierro, despachaba sus asuntos en su oficina, ubicada en el edificio “Héroes de la Revolución” de la capital del estado.
Según reportes de prensa, en la reunión de Pachuca se trataron diversos temas, pero como era de esperarse, el asunto central fue el de los Libros de Texto Gratuitos, pues es el que ha acaparado la atención de toda la agenda educativa, incluso la política de las últimas semanas.
Según notas publicadas en medios nacionales, la secretaria de la SEP, Ramírez Amaya, reconoció que “como ha ocurrido en otros momentos históricos, la polémica por estos materiales educativos ha sido intensa”.
La ausencia de la funcionaria chihuahuense ocurre en un momento en el que el estado mantiene embodegados los controvertidos libros de texto del nivel básico y plantea imprimir los propios para sus más de 600 mil educandos de primaria y secundaria.
O sea, que la ausencia queda más que explicada y deja en claro el mensaje a la SEP: Si sabes contar, no cuentes con Chihuahua.