A partir de este lunes, el Gobierno del Estado asume como facultad propia todas las políticas en materia de población, incluida la atención a migrantes que lleguen a territorio chihuahuense procedentes de donde sea.
Fue una especie de “ya estuvo suave”, porque la administración estatal se cansó de pedir ayuda a la Federación para atender un problema de alcances mundiales, como es la migración, el cual atiende Chihuahua a cuenta y riesgo propio.
Mediante el Acuerdo 193/2023, que entró en vigor este lunes—para efectos prácticos—el gobierno aplicó una reingeniería a su Consejo Estatal de Población para dotar a este de todas las facultades para hacerse cargo del tema y no estar viendo a ver qué llega de la capital del país.
De todo el paquete de reformas, llama la atención las que se le hacen al artículo Décimo Tercero del Acuerdo que creó el Consejo Estatal de Población, allá por el año de 1984, prácticamente como una oficina de despacho, pues todas las políticas en esa materia las ejercía el Gobierno de la República.
Ese artículo, ya reformado, establece en primer lugar la creación de un Centro de Atención Integral a Personas Migrantes y Movilidad Humana, el cual operará en Ciudad Juárez.
Ese organismo, que será una extensión del Consejo Estatal de Población, se encargará de, digamos, coordinar a todo el mundo—gobierno federal, municipal, sociedad civil, etc.—para dar servicios primarios, protección e inclusión a personas migrantes y en contextos de movilidad humana.
Ojo con este dato: “independientemente de su nacionalidad, perfil o situación migratoria”.
O sea, que el estado se va a remangar la camisa y a asumir el problema que representa recibir oleadas de migrantes procedentes de Centro y Sudamérica, en su mayoría. Para ese efecto, se creará el Centro de Atención Integral a Personas Migrantes y Movilidad Humana albergues, espacios de acogida, casas de asistencia, comedores y espacios seguros.
A ver si resultan más seguros que aquella estación migratoria del Instituto Nacional de Migración que se convirtió en un foco de tragedia humana, con un incendio que mató a más de 40 internos.
Esta columna había señalado la necesidad de ponerle ojos, nariz y boca al Consejo Estatal de Población. También uñas y dientes. No decimos que nos hicieron caso, pero tal parece que la realidad nos alcanzó a todos.
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El Gobierno municipal que encabeza Marquito Bonilla se precia de haber construido un puente a desnivel de 850 metros de largo en el bulevar Fuentes Mares, allá por el sur de la ciudad.
Pues bien, ese no es el “puente” más largo que ha hecho Marquito, ni de cerca. Hay otro más prolongado y placentero que se aventó este mismo mes, así como quién le quita un pelo a un gato.
Resulta que el alcalde chihuahuita con aspiraciones a repetir el cargo se retiró de sus funciones desde el jueves 2 de noviembre, Día de Muertos, el cual no está marcado como “feriado” en la Ley Federal del Trabajo.
Pero, en lugar de hacer lo que todo el resto de la administración municipal, de regresar a la chamba el viernes 3, él se tomó el día.
Y como esos dos descansos: el del 2 y el del 3 se “pegaron” con el sábado y domingo, pues será hasta este lunes cuando se vuelva a presentar a trabajar.
¡Pura vida! Y sin necesidad de pedirle permiso al Ayuntamiento, porque no se fue por más de cinco días.
Lo único que se informó fue que se retiró para “atender asuntos personales y familiares”, de ahí que se haya tomado “unos días de descanso”.
¡Qué tal!, o sea que se pidió permiso a sí mismo.
El colofón de esta historia podría ser algo así: “y mientras tanto, en la Ciudad de México, todas las fuerzas políticas y económicas del país discuten acaloradamente para decidir si le aumentan un día de descanso a las y los trabajadores del país”.
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El sábado pasado, mi pariente Mirone les informó que “hay tiro” entre FAM y Morena porque el uno domina a placer en Chihuahua y el otro en Juárez.
Pues bien, parece que a mi distraído “carnal” se le pasó echar un ojo al ambiente preelectoral en los otros tres municipios más poblados del estado: Cuauhtémoc, Delicias y Parral.
Según Massive Caller, la firma encuestadora que solía agradar mucho al panismo, ya no les tiene tan buenas noticias.
Resulta que, si las elecciones municipales se hubieran efectuado el 2 de noviembre, para sorpresa de muchos, Morena hubiera aventajado al PAN en Cuauhtémoc, en una comparación partido contra partido.
El partido de AMLO se hubiera llevado el 40.0% de los votos; el PAN, gobernante en ese municipio, el 27.8% y el PRI, un 7.6%. O sea que ni juntando a los dos del Frente Amplio por México—PRI y PAN—les hubiera alcanzado para bajar a Morena.
Sin embargo, cuando la confrontación es entre el alcalde Humberto “Beto” Pérez por el FAM y Lupita Pérez Domínguez por los de guinda y blanco, habría un empate técnico de 36.9 contra 35%, respectivamente.
Movimiento Ciudadano tiene 5.6%; “Otro”, 5.1% y el 13.9% aún no decide.
Es, por lo visto, una clásica elección de personalidades, donde puede haber un copioso voto “cruzado” que arroje resultados rompe-quinielas.
En Delicias, donde el PAN ha gobernado con toda la manga, pues suele ganar alcaldía, sindicatura y la diputación, ahora no anda tan en jauja, pues la encuesta deja a Morena con un 40.2%; a los panistas con el 25.5% y al PRI con un 7.5%,
Al igual que en el otro caso, ni la suma del FAM le gana a los “morenos”.
Y bueno pues, en Parral, donde ni el uno ni el otro gobiernan, pues ha sido un auténtico “hipódromo” dominado por Alfredo “Caballo” Lozoya, el tono anaranjado de Movimiento Ciudadano se tornaría guinda.
Poquito peor para el FAM, porque ahí MC sería la segunda fuerza, con un 14.8%; entre el PRI y el PAN juntarían el 22.8 y Morena ganaría con el 32.8.
Son encuestas y hay que tomarlas con precaución, sobre todo con la metodología de Massive Caller, que no desglosa el “Otros”, que podrían ser para el PRD, PT o PVEM, lo que sí movería algunas cifras.
También hay que atender el dato que, en los cinco municipios medidos, todavía es amplia la opción “Aún no decide”.
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Trivia: ¿Para qué sirvió la llamada “Estrategia para atender a los municipios más violentos de México”?
Respuesta, al menos en Ciudad Juárez, para maldita la cosa.
Ahí están las cifras de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, que seguramente replicará la autoridad federal: 94 homicidios en Juárez durante el mes de octubre.
O sea, de a tres por día. Y eso no es todo, pues el total registrado en la frontera más del doble de los registros sumados de Chihuahua y Cuauhtémoc, los otros dos municipios más violentos de la entidad, donde hubo 31 y 8 casos, respectivamente.
Todo eso ocurre un año y meses después de aquel “Jueves negro”, cuando la delincuencia organizada se apropió de a ciudad, y diez meses después de los horrendos sucesos en el CRESO No. 3.
Ni ese “trabajo coordinado”, ni el envío de efectivos federales o los mega proyectos estatales han logrado que Juárez baje a “nada más” 80 homicidios al mes. Pensar que en Yucatán no los tienen en todo el año.
Y bueno, Chihuahua no canta mal el falsete, pues tuvo un homicidio por día, y también acá hay operativos, “escudos” y cuanta cosa, y nada que no salimos de entre las ciudades más violentas del mundo.
Habrá que estar atentos a lo que se diga hoy, después de la reunión de seguridad que se celebra cada día lunes. Seguro, no será un “San Lunes”.