El ecléctico grupo de apoyo a la candidatura de Claudia Sheinbaum va con todo por los votos que andan “sueltos” en los municipios donde no gobierna Morena.
Este miércoles, durante la presentación del equipo “Es Claudia”, Cuauhtémoc Estrada Sotelo, jefe de la bancada de Morena en el Congreso del Estado y, por lo que se vio, cabeza notoria del grupo, anunció una gira por 26 municipios para presentar el plan de trabajo de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
De esos 26, solo siete son gobernados por Morena; los otros son del PAN y algunos del PRI.
Juárez, el más poblado, ya tiene su centro de operación con los diputados locales que desde hace rato se habían decantado por Claudia, y por el “neoclaudista” Cruz Pérez Cuéllar, aunque cada quién por su lado. “Juntos, pero no revueltos”, dice el refrán popular.
La mira está puesta no en el panismo cada vez más radical y anti 4T, sino en esa parte del electorado al que le arde la mano si vota por el PRI, pero tampoco le agrada del todo la figura del presidente AMLO.
Por otra parte, también van a buscar a lo que queda del movimiento que promueve (¿promovía?) la candidatura de Marcelo Ebrard, que cada vez se ve menos guinda.
La tirada de los morenistas chihuahuenses es, por supuesto, ganar el estado y darle a la “corcholata” consentida la candidatura presidencial, pero también, provocar una especie de tsunami guinda, como el de aquel 2018, para empujar las campañas locales y hacerse del Congreso local.
Nada le caería mejor a un grupo parlamentario como el morenista, que se ve humillado una sesión sí y otra también por el “mayoritazgo” de esa rara mescolanza que han armado el PAN, el PRI, MC, el PT y la presidenta Adriana Terrazas.
Ahí está el claudismo, en pie de arranque, con un grupo tutifruti que lo mismo incluye a un exfuncionario del gobierno de Javier Corral (Víctor Quintana), que a una exdelegada del Gobierno Federal en tiempos de Enrique Peña Nieto, (Brenda Ríos) y a un operador de primera línea de Juan Carlos Loera (Pedro Torres). A ver cómo les va.
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El alcalde de Chihuahua, Marco “Marquitos” Bonilla sigue haciendo su numerito.
Ahora se hace promoción como un político que usa el transporte público. Ajá, cómo no. El pasado lunes se hizo fotografiar y divulgó la nota a todo el mundo para que lo vieran bajando en la red troncal “Bowie” de la capital del estado.
Según la nota que hizo difundir, el que despacha como alcalde se subió al camión de pasajeros “como respuesta a una convocatoria que hiciera a la Comisión de Ecología en el Ayuntamiento, Graciela Rojas Carrillo, invitó a funcionarios públicos a utilizar métodos de transporte colectivos para sumarse a las acciones que sumen a reducir las emisiones de gas”.
La foto lo muestra alegre y platicador con una pasajera y un pasajero que viajaban en el autobús… de los nuevos ¡faltaba más! No pensarán que se iba a subir a alguno de los destartalados que dejó Duarte o de los maltratados de Corral.
Lo que no informó el alcalde es cómo le hizo para llegar hasta la estación del Bowie, porque no vive precisamente cerca de ellas. Como bien lo sabe la gente de Chiwas, el Bowie es una ruta troncal que recorre la Avenida Tecnológico, Vallarta, Universidad y Ocampo, hacia el sur.
Quien realmente depende del transporte público para moverse sabe que necesita tomar una ruta para que los lleve hasta la estación del Bowie.
Ese es el detalle que le faltó a Bonilla: subirse a una de las llamadas “rutas alimentadoras” de ese sistema que acaba de subir la tarifa, para que vea lo que se siente ir pegando de brincos arriba de un camión que se va parando en cada esquina.
“Que se suba al “Circunvalación 1”, nos dijo un usuario que vio la foto de Marquito. “Que salga a las nueve de la noche a esperar el Concordia”, dicen otros. A ver si es cierto.
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Después de aventarse una discusión que duró más de una hora para batearle a Morena la propuesta de mandar traer al secretario General de Gobierno para que explique cómo y por qué se aprobó un aumento del 33% a la tarifa de transporte público, los del PRIAN-PT-MC-Adriana Terrazas ahora sí quieren que les expliquen con manzanitas y puntitos.
Resulta que el Congreso del Estado ya envió un par de oficios al secretario General de Gobierno, en plan de “respetuoso exhorto”, sino como una “gestión de información” para que detalle todo el recorrido que los llevó a fijar la tarifa en 12 pesos por pasajero, y 6 pesos para estudiantes, personas de la tercera edad y personas con discapacidad.
Quieren saber, dicen, cuáles son los fundamentos que justifican el incremento a la tarifa del transporte público, porque ahora sí les resulta “desproporcionado y excesivo”.
Ya cuándo: desde hace dos semanas la gente está pagando la nueva tarifa, y ni quién les dé explicaciones.
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La UACH se precia de recibir estudiantes originarios de casi todos los municipios de la entidad y hasta uno que otro “fuereño”.
Bravo por eso: nada más que no cuenta con programa alguno para atender a ese núcleo de población estudiantil que a veces anda con la pura bendición y no siempre cuenta con un lugar dónde meterse a vivir.
Grupos de estudiantes originarios de poblados remotos—más de dos horas de camino de la capital—se han empezado a organizarse para pedirle a su UACH que cree un programa de apoyo para los que no son de la ciudad, de modo que al menos les ayuden con una o dos comidas del día y con alojamiento digno.
No se trata de que se los regalen, pero sí de que les acerquen la ayuda al menos para que les salga más barato o, en los casos que lo amerite, para que esos servicios formen parte de las becas de apoyo.
No les falta razón a los fuereños: la UACH es una universidad que cuenta con una carrera de nutrición, pero no tiene un comedor para sus estudiantes; tiene otra de enfermería, pero no tiene una “enfermería” dónde atenderlos en caso de emergencia; tiene dos campus en la capital, pero ni un techo dónde meter a los que vienen de lejos.
El problema para estos educandos de la UACH es que el rector Luis Alfonso “Sport Billy Rivera Campos no tiene ojos más que para sus equipos deportivos y no le sobra tiempo para ocuparse de sus estudiantes “de fuera”.