El 1 de mayo de 2006 se vivió un “día sin inmigrantes” en Estados Unidos, después de varias protestas contra las leyes anti-indocumentados.
En el segundo mandato de George W. Bush, años después del ataque contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, el espíritu nacionalista de la Unión Americana promovió la criminalización de indocumentados y se señaló a la frontera colindante con México como un peligro, por el paso sin control e ilegal de miles de migrantes.
Aprobación de la ley contra inmigración
El 17 de diciembre de 2005 la Cámara Baja aprobó la medida H.R. 4437, Ley para control de inmigración, antiterrorismo y protección de fronteras, para perseguir indocumentados y construir una barrera en el límite con México. No era la versión definitiva, faltaba el dictamen del Senado, pero tenía bastante apoyo político.
En la primera semana de 2006 murieron dos indocumentados mexicanos en encuentros con la Patrulla Fronteriza estadounidense, en actuaciones ventajosas y con dolo por parte de los policías de la Unión Americana.
Manifestaciones a favor y en contra
A inicio de 2006 comenzaron las manifestaciones multitudinarias. Ciudades como Los Ángeles, Nueva York o Chicago fueron epicentro de las más importantes.
El 1 de febrero, George W. Bush aseguró que la economía estadounidense no funcionaría sin los inmigrantes, pero también solicitó “medidas más estrictas y reforzar la protección fronteriza”.
EU sin la fuerza de los migrantes
El primer día de mayo fue el “gran paro americano 2006” o “un día sin inmigrantes”, en referencia al Día Internacional de los Trabajadores. Algunos dueños de negocios y ciudadanos respaldaron el boicot, pero otros lo consideraron contraproducente.
Empacadoras, comercios, restaurantes y construcciones tuvieron las mayores afectaciones y se mantuvieron cerrados. El boicot generó pérdidas de 20 millones de dólares, como mínimo.