A Gloria Cañez y a su hija las asesinaron tres días antes de que se realizara una asamblea en La Yerbabuena, para ejecutar una resolución del Tribunal Agrario sobre los derechos que familias indígenas y mestizas tienen en esos terrenos.
La lucha por el reconocimiento de su propiedad en dichos terrenos empezó en la década de los 70, misma que Gloria heredó de sus abuelos y padres y que durante toda su vida realizó a pesar de las amenazas, el peligro, e incluso el asesinato de su propio esposo.
Gabino Gómez, encargado del Área de Personas Desaparecidas del Centro Estatal de los Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm), informó que diversas organizaciones y activistas chihuahuenses reconocen en Gloria a una mujer que toda su vida luchó por que sus derechos y los de la comunidad rarámuri de La Yerbabuena fueran reconocidos.
“Hace 23 años Gloria tomó la batuta junto con su familia, fueron años de mantenerse en esta lucha y apenas este año 2023 obtuvieron una sentencia favorable para el reconocimiento y derechos de la comunidad. Este grupo está conformado por más de 60 personas, en su mayoría son rarámuris y algunos mestizos, el terreno que en disputa se encuentra está entre los ejidos de San Carlos, Guajolotes, Chinatú y Catedral, en lo intrincado de la sierra del estado de Chihuahua”, informó el luchador social.
Destacó que actualmente hay un Resolutivo del Tribunal Agrario que crea una comunidad, de hecho “Yerbabuena”, lo que significa que son legalmente dueños del predio. La Procuraduría Agraria tenía convocada una Asamblea General para el 12 de septiembre, en la cual se iba a nombrar la autoridad formal para continuar con la Ejecución del Resolutivo del Tribunal Agrario, misma que no se pudo realizar porque asesinaron a su representante, informó Gabino Gómez.
El activista lamentó que las autoridades y medios de comunicación intenten dañar la imagen de las víctimas: “Gloria no estaba en disputa con nadie de la comunidad, era representante de todos, rarámuris y mestizos”.
A través de un escrito, el activista dijo que Gloria no tenía ningún tipo de permiso o autorización por parte de la Semarnat, quien es la instancia correspondiente en el tema, para sacar madera y menos de comercializarla, pues para ello es necesario tener una comunidad con personalidad jurídica para poder realizar el trámite y obtener el permiso, lo cual apenas está en proceso de realizarse.
Agregó que su esposo, José Rubén Avella Molina, fue acusado injustamente de la muerte de dos personas; sin embargo, él pudo comprobar a todas luces lo falso de esta acusación por lo cual le fue devuelta su libertad después de pasar dos años en la cárcel.
“Gloria es reconocida por toda la comunidad como una incansable luchadora social, defensora de su territorio y comunidad lo que la hace defensora de derechos humanos. Durante casi tres décadas fue la líder que peleó por dar voz a un grupo que pertenece a las minorías, esas que nadie escucha, por los que poco se preocupan y que hasta incomoda a funcionarios por el descuido en el que los tienen.
El hueco que deja la ausencia de Gloría será imposible de llenar. Deja una comunidad huérfana, acéfala, de quien durante tantos años vio por el bienestar de sus miembros. Se va la matriarca de una familia, quien hoy tiene un espacio vacío en la mesa, ese que nadie podrá sustituir. No solo se fue una activista, mataron a una madre de familia, tía, amiga y no conformes con eso también se llevaron a su hija.
Descanse en paz.