Una familia migrante cosecha sonrisas y apoyo económico en el Centro Histórico de la capital.
Con una bandera de Venezuela a la espalda, José Luis guía a su familia rumbo a la tierra prometida, al lugar en el que buscan librarse del hambre y de la crisis constante, punzante de su nación.
Pese a las sonrisas que reparten José Luis, su esposa y sus dos hijos por las calles aledañas a la Catedral de Chihuahua, expresan sufrimiento y suplican ayuda para comer y pagar el transporte que los lleve en busca de sus sueños.
El padre de familia trabajó en una cervecería y su esposa es farmacéutica, pero 40 dólares mensuales no bastan para vivir.
Alegres, saludadores, cosechan la cálida alma chihuahuense y agradecen una y otra vez.