Servicios meteorológicos de Estados Unidos pronostican que diversos municipios del estado de Chihuahua recibirán fuertes lluvias durante el fin de semana.
Las precipitaciones, que podría ser mucho mayores a las que se han visto en los años recientes, llegarán en un momento en el que los 67 municipios del estado atraviesan alguna fase de sequía, muchos de ellos, bajo condiciones extremas.
A partir del domingo 22 de junio, organismos como el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos, The Weather Channel y Windy, pronostican precipitaciones de hasta 60 milímetros en distintas regiones del estado y en el norte de Durango.
Esta cantidad de lluvia, acumulada en tan pocas horas, podría tener consecuencias graves, especialmente en zonas donde los cauces naturales están obstruidos o sin mantenimiento.
Los municipios que podrían registrar las lluvias más intensas son Guachochi, con hasta 60 mm; Ojinaga, con 49 mm; Chihuahua capital y Camargo, con 40 mm; además de Delicias, Madera, Parral, Nuevo Casas Grandes, y los poblados de Creel y San Juanito, del municipio de Bocoyna.
En Ciudad Juárez, donde la sequía ha sido clasificada como “excepcional” por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), caerían las lluvias el próximo domingo y continuarían hasta el martes, según los pronósticos.
De cumplirse los pronósticos, las lluvias llegarían en el punto más crítico de la temporada seca: 54 municipios están en condiciones de sequía “intensa”, ya sea “atípica” o “excepcional”, según el Monitor de Sequía de la Conagua.
Sin embargo, a pesar de la magnitud de lo que podría ocurrir, las autoridades estatales y municipales no han emitido ninguna alerta ni han desplegado acciones preventivas, como la limpieza de arroyos o drenajes pluviales.
La última comunicación del Gobierno del Estado, fechada el 9 de junio, fue para advertir sobre una ola de calor, y el municipio de Chihuahua ha centrado su atención en una campaña contra el estrés.
El contraste entre la gravedad de la situación climática y la ausencia de medidas de mitigación ha generado preocupación entre especialistas y habitantes de las regiones afectadas.
Las lluvias, aunque esperadas para aliviar la sequía, podrían convertirse en una amenaza si encuentran un territorio desprotegido y con infraestructura colapsada.
