El anuncio del Premio Nobel de la Paz 2025 no solo reconoció a una mujer: lanzó un mensaje político al mundo.
“Queremos mandar un mensaje a todos los líderes autoritarios: elijan las urnas, no las balas”, declaró Jørgen Watne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Nobel, al revelar que la galardonada este año es María Corina Machado, líder opositora venezolana.
La frase —“choose ballots, not bullets”— resumió el espíritu del reconocimiento: la defensa del voto, la democracia y el coraje civil frente al autoritarismo.
Una mujer frente al poder
Frydnes describió a Machado como “un ejemplo extraordinario de coraje civil” (“an extraordinary example of civilian courage”), destacando su papel en la resistencia pacífica contra el régimen de Nicolás Maduro.
Su nombre se impuso entre decenas de nominaciones internacionales, incluida la del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuya candidatura se promovió con el argumento de haber impulsado acuerdos de paz en Medio Oriente.
Por qué no fue Trump
El Comité Noruego dejó claro que el Nobel de la Paz no se entrega por influencia política ni por gestos mediáticos.
“Solo se otorga a personas valientes e íntegras”, subrayó Frydnes en una interpretación que pareció aludir al mandatario estadounidense y a otros líderes que han intentado capitalizar el discurso de la paz.
Además, recordó que la fecha límite para presentar candidaturas fue el 31 de enero de 2025, lo que dejó fuera nominaciones tardías o sin documentación suficiente. Pero más allá del calendario, el mensaje fue moral: la paz no se decreta desde el poder, se construye desde el valor civil.
Reacciones y contraste
Desde la Casa Blanca, el vocero Steven Cheung expresó su desacuerdo con la decisión, asegurando que Trump “sigue logrando acuerdos, poniendo fin a guerras y salvando vidas”. Acusó al Comité de actuar por motivos políticos.
En Moscú, Vladimir Putin también criticó el fallo y afirmó que el Nobel “ha perdido prestigio” al no reconocer al presidente estadounidense.
Pero el mensaje de Oslo fue otro: el premio no buscaba reconciliar intereses, sino reivindicar principios. En tiempos en que el populismo y el autoritarismo se visten de pacifismo, el Comité optó por reconocer a quien, sin poder ni ejército, eligió resistir con la palabra.
