La Real Academia de Ciencias de Suecia anunció este miércoles a los ganadores del Premio Nobel de Química 2025: Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar M. Yaghi, tres científicos que abrieron un nuevo capítulo en la ciencia de los materiales al desarrollar las llamadas estructuras metalorgánicas o MOF (Metal-Organic Frameworks).
Su trabajo permitió diseñar materiales con diminutos poros que pueden almacenar, capturar o filtrar moléculas, una innovación con aplicaciones clave para atrapar dióxido de carbono, purificar agua, almacenar gases peligrosos o incluso obtener agua del aire en zonas desérticas.
Los tres investigadores, con trayectorias en universidades de distintos continentes, fueron reconocidos por haber creado “una arquitectura molecular con huecos precisos y funcionales”, según el comité del Nobel.
- Susumu Kitagawa, de 74 años, trabaja en la Universidad de Kioto (Japón) y es considerado uno de los pioneros en la síntesis de materiales porosos flexibles.
- Richard Robson, de 88 años, investigador de la Universidad de Melbourne (Australia), fue de los primeros en explorar la posibilidad de enlazar iones metálicos con moléculas orgánicas para crear estructuras tridimensionales.
- Omar M. Yaghi, de 60 años, profesor en la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), desarrolló métodos que llevaron los MOF del laboratorio a la industria, con aplicaciones medioambientales y energéticas.
Con este reconocimiento, el comité destacó la relevancia de la química en la lucha contra el cambio climático y en el desarrollo de tecnologías limpias.
El anuncio se realizó en Estocolmo y forma parte de la semana de los Premios Nobel 2025, que concluirá con la entrega del galardón de la Paz el próximo viernes.
¿En qué consiste su invento?
El trabajo de Susumu Kitagawa, Richard Robson y Omar M. Yaghi se centra en el desarrollo de materiales conocidos como estructuras metalorgánicas, o MOF por sus siglas en inglés (Metal-Organic Frameworks).
Estos materiales están formados por átomos metálicos conectados entre sí mediante moléculas orgánicas, creando una especie de red tridimensional con poros o cavidades diminutas, tan pequeñas que solo pueden verse con instrumentos de alta precisión.
Esa estructura permite que los MOF “atrapen” y almacenen moléculas de gases o líquidos dentro de sus poros, lo que los convierte en herramientas revolucionarias para resolver problemas ambientales y energéticos.
En términos simples, los MOF funcionan como esponjas moleculares:
- Capturan dióxido de carbono (CO₂) del aire, ayudando a mitigar el cambio climático.
- Guardan hidrógeno o metano, permitiendo almacenar energía de forma más segura y eficiente.
- Filtran o purifican agua, incluso extrayéndola de ambientes desérticos.
- Y pueden servir como catalizadores para acelerar reacciones químicas en la industria.
Por su versatilidad, los científicos consideran que este descubrimiento “cambió la forma de construir materiales a nivel atómico”, abriendo nuevas rutas para la ciencia, la energía limpia y la protección ambiental.