La tragedia en Afganistán se profundiza a medida que el número de muertos por una serie de terremotos supera las mil 400 personas, dejando a miles de heridos y comunidades devastadas en las provincias de Nangarhar y Kunar, reportan medios internacionales.
El primer sismo, de magnitud 6.0, ocurrió el domingo 31 de agosto, con su epicentro a 27 km de Jalalabad, seguido por un segundo terremoto de magnitud 5.5 el martes, exacerbando la crisis humanitaria en la región.
Las autoridades talibanas han reportado que el terremoto inicial destruyó aldeas enteras, particularmente en Kunar, donde viviendas de barro y piedra colapsaron, atrapando a muchos residentes bajo los escombros.
La dificultad para acceder a estas áreas remotas, combinada con desprendimientos serranos y daños a la infraestructura, han retrasado significativamente los esfuerzos de rescate.
Cuadrillas de apoyo que incluyen helicópteros, han trabajado incansablemente, pero el terreno montañoso y las comunicaciones limitadas han complicado las operaciones.





El portavoz del ministerio de salud, Sharafat Zaman, hizo un llamado urgente por ayuda internacional, destacando la necesidad de recursos adicionales para enfrentar la devastación.
“Necesitamos asistencia porque muchas personas han perdido sus vidas y sus casas,” dijo Zaman, reflejando la gravedad de la situación en un país ya afectado por una severa crisis económica y la retirada de ayuda internacional tras la toma de poder por los talibanes en 2021.
La respuesta internacional ha sido rápida de países como India, la Unión Europea, el Reino Unido e Irán, naciones que han enviado tiendas de campaña, alimentos, medicina y fondos.
La congelación de fondos del gobierno afgano por parte de Estados Unidos y otros países ha limitado los recursos disponibles, complicando aún más la respuesta.
Expertos en desastres han advertido que el número de víctimas podría aumentar a medida que los equipos de rescate logren acceder a áreas más aisladas.