Entre la oración, contemplación y la elaboración de rompope, galletas y ostias, también ronda el hambre y la zozobra en las siete religiosas que integran la compañía de Hermanas Clarisas Capuchinas, convento ubicado en la ciudad de Madera, Chihuahua.
A la crisis de vocaciones religiosas se sumó la pandemia, por lo que en un entorno de bajas temperaturas, monjas fallecieron recientemente.
María de los Ángeles Quiroz Benítez, tercera consejera de este convento situado a las orillas de la ciudad clama a Dios y a la ciudadanía, apoyos.
“Quedamos ya nada más siete hermanas y nos enfermamos en la pandemia, pero gracias a Dios sobrevivimos; pero aquí los fríos son muy duros y escasean la leña y el pago de servicios nos dejan en una situación muy delicada”, comentó la religiosa.
Aunque se sostienen con la elaboración de ostias, rompopes y galletas, el crudo invierno que promedia en las mañanas y las noches los -14 grados Centígrados, las han enfermado y han debido pedir crédito en las farmacias de la ciudad de Madera.
Con un poco de apoyo económico o en especie sería posible que las religiosas pudieran preservar su vocación, a cambio de bendiciones.
También advierten las religiosas convocan a mujeres que quieran servir a Dios y a la comunidad, se acerquen a participar y adherirse a su casi extinta orden.
Lo que antes era una compañía de 16 religiosas se ha reducido a siete y la orden corre el riesgo de desaparecer. Los apoyos se pueden enviar a la cuenta número 1450039187 de Bancomer, a nombre de Elvira Quiroz Benitez.