El embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Juan Ramón de la Fuente, en su participación durante las negociaciones intergubernamentales, declaró que la ampliación que se adopte para democratizar al Consejo de Seguridad de la ONU, debería hacerse en función de la representatividad y de la eficacia requeridas.
Dijo que “hay que ser pragmáticos y analizar con objetividad las implicaciones que tendría cada uno de los nuevos asientos acordados”.
Afirmó que añadir más a miembros permanentes no mejorará la eficacia del órgano, sino que más bien, el riesgo será que se incrementen los factores que lo paralizan, “sobre todo en los momentos más críticos”.
Esto será si la voluntad de uno de los miembros permanentes así lo decida.
El embajador mencionó que añadir más miembros permanentes tampoco mejora la transparencia ni favorece la alternancia.
Explicó que las elecciones periódicas son lo único que permite una mayor participación de los estados miembros y mediante el voto al renovar o no la electividad de un estado se fortalece el principio de rendir cuentas por término de mandato.
El funcionario se preguntó cuál sería el compromiso real que se establece de rendir cuentas si se da un mandato que nunca concluye.
En tanto, declaró, México apoyará únicamente la ampliación del consejo en la categoría de miembros electos.
“Estamos abiertos a escuchar diferentes argumentos y propuestas sobre el número de asientos no permanentes”.
México, en lo particular, considera que el tamaño idóneo es de 25 escaños en total, es decir, duplicar de 10 a 20 los electos y mantener los 5 permanentes actuales.
En el tema de los mecanismos de adopción, México considera que de prevalecer la composición compuesta, con un total de 25 miembros, el número de votos afirmativos para todas las decisiones debería ser de al menos 15, para conservar la proporción establecida.
Para ello, la ampliación, en número de los miembros electos, debe favorecer así mismo aquellas regiones subrepresentadas.
En cuanto a los métodos de trabajo: “valoramos y reconocemos los esfuerzos realizados por los miembros electos para mejorar los métodos tradicionales”.
Los estados no miembros del consejo deben tener mayor capacidad para incidir en la prevención y solución de conflictos.
Finalizó su participación mencionando que resulta imposible no insistir en que la presentación del informe anual del consejo de seguridad a la asamblea general debe dejar de ser un simple ritual y convertirse en un diálogo analítico, interactivo y propositivo que se traduzca en una mejoría recurrente.