Las drogas son capaces de vencer voluntades, dicen unos, y este es el caso de algunas personas en Filadelfia, Estados Unidos.
Las calles de Kensington parecen habitadas por zombis, muertos vivientes que deambulan de un lado a otro sin sentido, incapaces de controlarse y abandonar el hábito del consumo que los tiene sumergidos en una realidad perceptible solo para ellos, pero lamentada por los demás, ya que no pueden mantener una vida social activa y su salud está en riesgo.
Este lugar bien podría encajar en alguna novela de terror, ya que quienes deambulan por la zona, parecen no tener control sobre su voluntad; incluso algunos se quedan posiciones extrañas por horas.