El proceso penal contra César Dee Jay, exgobernador del estado, entrará en breve en una etapa pocas veces vista en la historia reciente de los juicios en contra de políticos acusados de mal usar sus funciones o desviar recursos públicos.
Tal como lo ha difundido el equipo de abogados del imputado, el político ballezano requiere de una intervención quirúrgica de alto riesgo, por lo que debe ser intervenido en un sanatorio donde se cuente con todos los elementos para atender ese tipo de padecimientos.
Si bien la defensa ha sido imprecisa a la hora de detallar cuál es el mal que obligará al exgóber a someterse a una cirugía, lo que ha trascendido es que tiene un problema a nivel de la válvula mitral del corazón.
Derivado de ese padecimiento, ha sufrido diversas recaídas que encuadran en el daño colateral, como dificultades para respirar, arritmias cardiacas e irregularidades en su presión arterial.
Eso es lo que han difundido y lo poco que se sabe, así a ciencia cierta, de uno de los graves problemas de salud que aquejan al exhombre fuerte que gobernó con mano de hierro la entidad entre octubre del 2010 y el mismo mes del 2016.
Fuentes allegadas al caso nos informan que no hay todavía una fecha exacta para que Dee Jay sea trasladado, de su reclusorio, al hospital donde sería intervenido.
Tampoco ha llegado la solicitud de traslado, formulada por la Secretaría de Seguridad Pública Estatal al juzgado donde se lleva a cabo el proceso en contra del paciente, por presuntos actos de peculado y asociación delictuosa, en modalidades agravadas.
El “quid” de este asunto no es si debe salir para recibir atención quirúrgica. Eso ya está resuelto. El detalle es cuándo regresará a su celda, en qué condiciones e, incluso, si vuelve al Cereso 1 de San Guillermo.
No olvidemos que en junio próximo se cumplen dos años desde que fue recluido en San Guillermo, por lo que su defensa bien podría pedir el cambio de medida precautoria.
¿Cuánto tardará en recuperarse? Eso dependerá mucho de su condición actual, de la intervención misma y los cuidados que reciba posterior a la cirugía. Por lo pronto, pues, pa’ atrás los fielders, porque todo el proceso se va a detener por motivos de salud del imputado.
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Ciudad Juárez es la ciudad más grande, poblada y con mayor poder económico del estado, pero ya no domina el ámbito electoral, según las cifras del INE.
Ese papel le toca ahora a la capital del estado, Chihuahua, pues son sus dos distritos federales los que tienen el mayor número de votantes inscritos en el Listado Nominal de Electores.
Las cifras dadas a conocer por el Instituto Nacional Electoral, el INE, acerca del listado de personas que podrán votar en la próxima elección del 2 de junio, dejan en claro que los distritos VI y VIII, ambos en Chihuahua, “mandan” sobre los demás en cuanto a número de votantes posibles.
Así quedó la cifra: el más grande –en cantidad de electores– es el VIII, que abarca parte del centro, oriente y sur de la capital, con 383 mil 902 electores. Le sigue el VI, al que le corresponde el muy panista sector norte, donde hay 371 mil 377 votantes.
En tercer lugar está el VII de Cuauhtémoc, con 366 mil 469 y en cuarto, el V de Delicias, que cuenta con 356 mil 117 ciudadanos con credencial de elector para ir a las urnas el domingo 2 de junio.
Y, ¿qué hay con Juárez? Pues ya se sabe que está dividido en cuatro distritos, dos de los cuales abarcan diversos municipios, como Nuevo Casas Grandes, Guadalupe o Práxedis G. Guerrero.
Pero resulta que esos cuatro están entre los que menos votantes cuentan. De hecho, el II, con cabecera en Juárez, es el más “desairado”, con solo 292 mil 457 votantes inscritos.
Las cifras definitivas entregadas este jueves por el INE nos indican que 3 millones 82 mil 310 personas radicadas en el estado cuentan con credencial y podrán ir a votar. De estos, un millón 568 mil 996 son mujeres y un millón 513 mil 307, hombres.
Ya nada más falta esperarnos a que pase la jornada electoral, el recuento de votos y la publicación de las cifras finales para ver si, por fin, rompemos la barrera del 50 por ciento de participación, y dejamos de ser uno de los estados con mayor abstencionismo de todo el país.
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El informe enviado por el Gobierno del Estado al Congreso local en materia de muertes infantiles a causa de la desnutrición es realmente pavoroso.
Del año 2018 al 2023, se registraron en el estado 136 muertes de personas por causas relacionadas con la desnutrición.
De ese total, 31 eran niños menores al año de edad, y el resto, de 1 a 18 años.
El informe llegó al Congreso a pregunta dirigida por la diputada Jael Argüelles, de Morena, quien además es profesional de la medicina.
Mediante el oficio No. DRJAL-0911/2024, la Secretaría General de Gobierno envió los detalles sobre las muertes causadas por complicaciones derivadas de la desnutrición, así como las medidas que se han tomado para atajar ese problema.
Según el documento en cuestión, la política pública para atender ese problema se basa en el Programa de Atención a la Salud de la Infancia y Adolescencia (Pasia), el cual cuenta con “diversos componentes enfocados en la prevención, atención de los niños, niñas y adolescentes a través de estrategias establecidas dentro de los lineamientos federales y estatales con la finalidad de reducir la morbilidad y mortalidad en la infancia”, dice el texto.
Bonito rollo, pero algo no se ha de estar haciendo bien, porque la cifra de muertes a causa de ese terrible mal va en aumento.
Con base en las cifras que el mismo Gobierno entregó, se puede detallar que el año 2023 fue el peor de todos en términos de muertes por desnutrición, con 5 niños menores a un año y 26, entre 1 y 18 de edad, que fallecieron a causa de la falta de nutrientes en su organismo.
Se trata del año con mayor incidencia de muertes por esa causa desde el 2018. En aquel entonces, se registraron 27 muertes por ese problema de salud pública.
La anterior información es de naturaleza oficial y se envió al Legislativo a solicitud de una diputada, pero, por otra parte, desde diversos puntos de la sierra nos llegan llamadas no de atención, sino de auxilio, por la tremenda hambruna que se avecina.
La brutal sequía que golpeó a todo el estado –y podríamos decir que al país– dejó sin cosechas a los micro y pequeños productores agrícolas que siembran maíz y frijol para su autoconsumo.
Al no poder levantar ni rastrojo para darle de comer a la chivita o al becerro, se quedaron sin gramo de comida para llevarse a la boca.
¿Hay alguna política pública para atender esa emergencia? Si alguien sabe, por favor, avísenles a las comunidades rurales del estado. No vaya a ser que esa penosa marca de 31 muertes por desnutrición quede borrada en este 2024.
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Al Gobierno del Estado le encantan los cablebuses. Se ven bonitos y, por lo que se sabe, a la gente que los usa les encanta recorrer su ruta de traslado desde las alturas. Hasta ahí, porque no existe ningún plan o proyecto para introducir ese sistema de transporte ni a Juárez ni a Chihuahua.
En oficio enviado al Congreso del Estado, la Secretaría General de Gobierno mandó un amable “no, de momento” a la pregunta en torno a si se contemplaba ese sistema para introducirlo a las dos ciudades más pobladas de la entidad: “¿Tiene planeada la Secretaría General de Gobierno visitar la obra del Cablebús en la Ciudad de México para ver su funcionamiento?”
“Los esfuerzos de esta Secretaría están primordialmente enfocados en la ejecución operativa de los proyectos de transporte de autobuses de tránsito rápido (BRT I y II) en Ciudad Juárez”, respondió la autoridad estatal al Congreso del Estado, en atención a una pregunta formulada por la diputada juarense Antonieta Pérez Reyes.
Por lo que hace a la capital, los proyectos se centran “en el mejoramiento del sistema de transporte público en el estado, por lo que de momento no se encuentra programada ninguna visita por parte de esta Secretaría, a las instalaciones referidas del Cablebús”.
Fin de la historia. Y vale aclararlo, porque en semanas pasadas se desató una, podríamos llamarle, “lluvia de ideas” sobre la conveniencia de introducir nuevos sistemas de transporte a las metrópolis del estado, incluido el Cablebús.
No pasó de eso: una “onda” que pegó en redes sociales, pero no hay ningún otro proyecto, así como para contemplar que la gente que vive en las colonias ubicadas en las faldas de los cerros pueda viajar hasta el centro o norte de la ciudad a bordo de un “carrito volador”.
La ilusión se la hicieron algunos, pero, ya mejor ni pensamos en el dichoso proyecto, porque, si llevan más de un año tratando de modernizar el transporte de Chihuahua, y más de cinco, atorados con el BRT de Juárez, ¿para cuándo les gusta que iniciaría sus viajes el mentado Cablebús?