¿A qué vino Adán Augusto López, el corcholato-secretario de Gobernación, que con tanta frecuencia visita al estado donde no gobierna su partido?
La pregunta que todo el mundo se hizo el sábado pasado era de si el “primer paisano del país” había venido al informe por cuenta propia o si realmente traía la representación del AMLO Gobierno.
Poco en broma, poco en serio, los morenistas disgustados con la presencia de un aspirante presidencial por su partido al informe que ellos habían desairado dicen que en realidad vino al rodeo de la UACH y, pues ya de pasada y no habiendo cosa mejor que hacer el sábado en la mañana, pues se dio la vuelta por el Centro de Convenciones de Chihuahua.
Otros dicen, un poco más en serio, que no quiso dejar sola la plaza en un evento como el I Informe de Gobierno de Maru Campos que se convirtió en una auténtica pasarela de personalidades del PAN que seguramente buscarán algún cargo en las elecciones del año 2024 (Lo buscarán, que se los den es otra cosa).
En efecto, Adán Augusto fue el único morenista de altos vuelos que estuvo presente en una ceremonia que reunió a un expresidente de la República—Vicente Fox, por si ya lo olvidaron—y al presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel.
Que el expresidente ya no pese al interior del PAN y que, junto con Creel, parecieran más una edición panista de Manolín y Shilinsky ya es otra cosa, pero de que andaban echando plaza, andaban.
El tabasqueño, pues, le hizo el caldo aguado a los morenistas de Chihuahua que le desairaron el informe y hasta ocasión le dio a Maru para verse civilizada y con buenas formas republicanas.
La pregunta que se hacen ahora los enojados con el secretario de Gobernación encampañado es si esas horas de atención que le dedicó al rodeo de la UACH también se las puede prestar a los productores agrícolas y ganaderos de Chihuahua que nomás no encuentran quien los oiga y quien les resuelva sus broncas.
Así como se vio, Adán Augusto solo entiende de campo lo que se alcanza ver en un ruedo de vaqueros. Es, digamos, un “vaquero Marlboro”, de esos que se ponen la guaripa pero no se suben ni a los caballitos de la feria.
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Cuando faltaban menos de 24 horas para el inicio de la marcha con motivo del Día Internacional de la Mujer, el alcalde de Chihuahua, Marco Bonilla, no sabía bien a bien cuántos agentes de seguridad pública se iban a desplazar para dar protección tanto a las manifestantes como a los automovilistas y a transeúntes.
Ya sabemos, por si el mandamás del municipio no se acuerda, que el 8 de marzo no es un día para festejos ni para oír la canción “Mujeres”, de Arjona (¡bacha despiadada al que se le ocurra cantarla), sino para recordar todas las injusticias de que somos objeto las féminas, tanto por las autoridades como por una parte de la sociedad a la que le vale toda la violencia de género.
Para Marquitos no era urgente montar un operativo que incluya movilizaciones conjuntas con la Policía Vial y con la Municipal, que está, bajo su mando. Nada tenía preparado para atender una actividad que de unos años a la fecha se ha convertido en un momento difícil y hasta incómodo para la autoridad.
Hasta ayer, entrada la tarde, lo único que había definido el gobierno municipal era no “blindar” edificios históricos y “dejar hacer, dejar pasar” a las manifestantes. Pero del operativo de vigilancia y auxilio, ni hablemos.
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Cuauhtémoc, Gustavo, Javier y Alma, “juntos por primera vez”. Este viernes, la librería que más parece “grillería” de Javier Corral recibirá la visita de un histórico de la política mexicana, como es el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
El tres veces candidato presidencial presentará su libro “Por una democracia progresista” en la librería Sándor Márai, de Javier Corral Jurado, el malogrado exgobernador de Chihuahua.
A los lados de Cuauhtémoc se sentarán el senador Gustavo Madero Muñoz, del PAN, y Alma Gómez Caballero, exdiputada local por el PRD y emblema de diversas causas sociales. Lo que falta saber es si Gustavo se sentará a la derecha y Alma a la izquierda (ja).
Así que, a falta de un espacio donde les pongan atención, los corralistas se podrán reunir en torno a una figura como Cuauhtémoc que se ha vuelto agradable para la derecha descafeinada de la capital del país, por aquello de que expresa su disgusto hacia el gobierno de AMLO.
Ya lo apuntó nuestro pariente Mirone cuando el gobierno de Marco Bonilla le clausuró la librería a Corral: la han convertido en un centro de operación política, a querer y no.
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La Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE) hizo gala de su nuevo equipo tecnológico, en días recientes, en el tradicional “Ultramaratón Caballo Blanco, con el fin de resguardar a los corredores internacionales y nacionales que participaron en la justa de Urique.
Más de un centenar de elementos de la SSPE a bordo de 34 vehículos (algunos blindados) y el helicóptero Águila 2, fueron desplegados durante el operativo.
Gracias a la sobrevigilancia no hubo ningún incidente que lamentar, ya que solo se atendió a varios corredores que sufrieron golpes de calor, y a una persona que presentó convulsiones durante su participación en la carrera.
El equipo tecnológico de última generación sirvió también para localizar a un menor de edad extraviado, que luego se entregó a sus padres.
Se informó a través de un comunicado, que uno de los drones tácticos de Plataforma Centinela, durante un vuelo de vigilancia, localizó a un hombre tirado sobre una brecha y, en coordinación con el personal de tierra, se logró atender al sujeto que se accidentó en una motocicleta.
Qué bueno que cuidaron a los participantes, pero ya que andaban en lo profundo de la barranca con todo ese equipo táctico al que solo le faltaban Rambo, Schwarzenegger y Chuck Norris, ¿por qué no se pasaron de una vez a detener al Chueco?, digo.