El exmuchos cargos dentro del PAN, Santiago Creel, estuvo en Chihuahua para anunciar que va con todo por la candidatura presidencial por la alianza opositora.
Va con todo, dijo, cualquiera que sea el método que decida el conglomerado de partidos que se han unido básicamente por ser opositores al presidente AMLO y su 4T.
“Como quieran, quiero”, dijo. “Si quieren que baile samba, bailo samba; si quieren que baile banda, sé bailar banda y hasta rock”.
¡Uuuupsss! ¿Alguno de los presentes se imagina al grandilocuente “Señor Constitución” bailando samba? ¿O más aún, intentando bailar rap, como dijo que lo haría?
Sobreentendido que habló en sentido figurado. Para bien de todo el mundo, no esperamos que la candidatura del frente antiamlo—cualquiera que vaya a ser su nombre—, se defina en una especie de “Dancing with the stars” o en un “Gane con Vanart”, con Fito Girón como autoridad electoral.
Lo que queda de esa invocación a los concursos de baile es la determinación de ser candidato presidencial a como dé lugar.
Dicho por él, la buscaría por el método que pongan: junta de firmas, voto electrónico o encuestas ¿o si ellas? Así lo dijo: sin ellas.
Según su propio discurso, eligió Chihuahua, la tierra “de sus mayores”, como suele decirlo para presumir el linaje que va a dar hasta Luis Terrazas, para cantarla directo a quien le ha levantado la voz en las últimas semanas, que no es otra que la novísima panista Lily Téllez, quien no ha tenido empacho en restregarle que ella sí ha ganado elecciones por mayoría. Lo que no dice es que la ganó por Morena.
Creel quiere ser candidato presidencial, lo que no pudo obtener cuando era secretario de Gobernación en el período de Vicente Fox.
Ahora quiere ser el candidato de un PRI que tiene el más alto índice de rechazo, según diversas encuestas; de un PAN que solo gobierna cinco estados y de un PRD en estado agónico.
Buena suerte, la va a necesitar. Vale más que vaya ensayando sus pasos de baile.
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El grupo parlamentario del PAN ha tomado la bandera de la “defensa del agua de los chihuahuenses” como si se tratara de una causa de “patria o muerte”, y dicen estar dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias para evitar que los litros de las presas Boquilla, Vírgenes y Granero se vayan al Bravo con destino a Tamaulipas.
Pues resulta que el coordinador parlamentario de Morena, Cuauhtémoc Estrada Sotelo, les acaba de reventar en la cara que ellos, los panistas, son los menos indicados para hablar de la “defensa del agua”, porque hasta la han vendido.
El morenista sacó a colación un trato que data del año 2003—20 años ha—, cuando era presidente Vicente Fox Quezada.
En ese entonces, el secretario de Gobernación, Santiago Creel, quien ya desde entonces soñaba con ser presidente, firmó un acuerdo en la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), para venderle a los Estados Unidos nada menos que 396 millones de metros cúbicos de agua anualmente.
“Ahora que traen la bandera de defender el agua, que les diga quien vendió el agua, aparte del tratado de 1944, fue Vicente Fox, los invito a revisar el acta 309, que por una cantidad de dinero se entregaron 396 millones de metros cúbicos por años”, sostuvo el legislador.
Esa cantidad equivale más o menos al 10 por ciento de la capacidad instalada de almacenamiento que tiene el estado.
Hasta el momento, ni el panismo ni el mismísimo Creel, que anduvo por Chihuahua en calidad de “taparrosca” cantando tiros al que se le pusiera enfrente, han desmentido la versión.
El morenista no dejó pasar la ocasión, después de que, en dos sesiones seguidas, se tuvo que suspender la discusión en torno a la supuesta entrega de agua para Tamaulipas por el rudo discurso de ambas partes.
Y mientras eso sucede, el ciclo agrícola de Chihuahua continúa sin mayores sobresaltos…por el momento.
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Lo de ayer debió doler, y mucho, a un Congreso local que se precia de estar llevando a cabo una consulta pública para reformar la Constitución de su estado pero no es para ajustarse a las nuevas realidades del país, y del mundo.
Ayer, mediante el oficio número D.G.P.L. 65-II-4-2278, la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión les comunicó de un exhorto para que reformen las leyes locales de modo que se garantice el voto de los ciudadanos mexicanos en el extranjero.
Ciertamente, el coscorrón va dirigido a todos los congresos estatales, pues al parecer ninguno se ha puesto a hacer la tarea.
Los congresos se la han pasado como el niño que no lleva la tarea, dándole pretextos increíbles a la maestra para que no le ponga “tache” con crayón rojo en el cuaderno.
“No han legislado en materia de voto en el extranjero”, dice el comunicado, y pues duro y a la cabeza, pues.
Lo malo es que el zape llega cuando quedan escasas dos sesiones del actual Período ordinario.
A ver si se apuran y lo sacan en el extraordinario que está pendiente, porque las elecciones federales están ya a la vuelta de la esquina.
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La encuesta “Así estamos Juárez” arrojó, entre sus muchos datos, uno que resulta pavoroso para la ciudad y, desde luego, para el estado e incluso para el país.
Resulta que, en ese municipio, el más poblado de la entidad, el promedio de edad al momento de morir es de 58 años con dos meses. La cifra data del año 2020, el del inicio de la pandemia.
Como se lee: 58 años, una cifra que parece sacada de los años 40as, cuando el promedio nacional era 60 años.
Mientras, el país avanzó en su promedio de vida—digámosle así—, pues la “media” entre hombres y mujeres quedó en 75 años y dos meses, de acuerdo con el INEGI.
Entre los hombres, ese promedio es de 72 años y dos meses, mientras que entre las mujeres es de 78 años.
Es decir, que en Juárez la gente vive 17 años menos que en resto del país… y del estado, pues la media en Chihuahua es de 75 años, otra vez, según el INEGI.
De llamar la atención que el dato de los 56 años corresponde al año 2019, es decir, prepandemia. Podría pensarse que los estragos causados por el Covid-19 son el motivo para esa bajísima esperanza de vida, pero no parece ser así.
Como ya hemos apuntado en otras entregas, y siempre de acuerdo con cifras oficiales, el 80% de los fallecimientos por esa terrible enfermedad correspondió a personas mayores, de 50 años y más.
Tampoco se puede dar por hecho que es la violencia la generadora de ese “bajón”, pues esta no está ni entre las tres primeras causas de muerte.
Algo anda mal en el estado y más aún en Juárez, como para que la gente viva un 25% menos que en cualquier otra parte del país.