Una película de terror es poco comparada con el panorama que se le avecina al estado con el agravamiento de la sequía en casi todos sus puntos cardinales.
Ahora sí que, ¡aguas! Porque no ha llovido ni va a llover, según han informado diversos medios especializados en asuntos meteorológicos y medioambientales, los cuales coinciden en que los efectos del fenómeno La Niña se prolongarán por un año más.
En Chihuahua, los 67 municipios enfrentan algún nivel de sequía, aunque la mayoría está en “foco guinda”, ya no digamos rojo, porque se les tiene clasificado como de “sequía excepcional”.
En esas condiciones están Chihuahua y Delicias, dos de los municipios más poblados del país, y “poquito mejor” están Juárez, Hidalgo del Parral y Cuauhtémoc. En esos cinco municipios se concentra casi el 80 por ciento de la población.
En días pasados, fuentes de la Junta Municipal de Agua de Chihuahua nos comentaban que el abasto para esta y otras ciudades está garantizado, porque los mantos subterráneos todavía “aguantan un piano”, pero no por mucho tiempo.
Si este año no llueve como en el 2022, a temblar todo mundo, porque llevamos más de un año bombeando agua y nomás no ha habido recarga, porque tampoco ha caído la lluvia.
Información de la Comisión Nacional del Agua indica que, al día de ayer, las 10 presas de Chihuahua estaban al 40 por ciento de sus capacidades de almacenamiento, en promedio.
De 3 mil 839 millones de hectómetros cúbicos de capacidad de almacenamiento, se tienen apenas mil 573 millones. Apenas para arrancar el ciclo agrícola y rezarle a todos los santos que llueva.
Está en verdad preocupante el panorama, pero al parecer, solo “preocupa” a los directamente afectados, porque los Gobiernos nomás no tienen un programa emergente para mitigar los efectos de la sequía.
¿Y cómo van a ocuparse de eso, si están tan ocupados buscando nuevos cargos de elección popular?
………………
Nada más para variar, el Gobierno del Estado le entrará a ocuparse de un programa que la Federación dejó “colgado” y pendiente hasta nuevo aviso.
Se trata del programa “Apoyos para el empleo”, que solía fondear la Secretaría de Trabajo y Previsión Social federal, pero que quedó para mejor ocasión desde aquellos días aciagos de la pandemia.
La verdad, era un programa bastante noble, donde tanto trabajadores desempleados como emprendedores de clasificación micro y pequeña empresa, o incluso, negocios de altos vuelos, podían capacitar a personal “nuevo”, del que nunca había trabajado o apenas iba a recibir su primer adiestramiento para ocupar un empleo.
Consistía, nos dicen, en que la empresa –de cualquier tamaño– se acercara a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social del Estado, pidiera que lo enlistaran en el programa y designara a las personas que impartirían la capacitación.
El Gobierno, a su vez, pagaría los “sueldos” de los capacitandos, a razón de 200 y hasta 350 pesos diarios por un lapso de 15 días hábiles, que son tres semanas de días naturales. Las jornadas serán de cinco y hasta ocho horas.
¿Cuál era la condición para la empresa? Que, al finalizar el curso, contratase de manera formal a por lo menos el 80 por ciento de las personas a las que se les pagó su capacitación.
Nada mal, en verdad. Más bien, era un ganar-ganar, porque el empleador obtenía trabajadores adiestrados y el capacitado conseguía un empleo formal en un oficio que recién había adquirido.
Todo bien, excepto por un detalle: el programa, como decíamos, tenía apoyo federal hasta el 2020, pero ahora el Estado se lo avienta por cuenta propia. ¿El resultado? Que de 24 mil beneficiados, ahora nada más son 8 mil.
Las reglas de operación se publicaron el miércoles pasado y entraron en vigor este jueves, así que, quienes estén interesados, ya pueden apuntarse. Algo es algo.
………………
La reacción de morenistas y no tanto ante la probable nominación del alcalde Cruz Pérez Cuéllar a una diputación federal por la vía plurinominal fue tan incendiaria, que motivó a un personero del crucismo a dar una respuesta por demás desafortunada, pero que engloba lo que ahora mismo piensan muchos acerca de su famosa “tómbola”.
“¡Serénense! Se llama suerte de la buena”, dijo en su portal de Facebook el vocero de Cruz, Carlos Israel Nájera Payán, ante la andanada de mentadas que le caían a su jefe por haberse prestado a un juego tan manoseado donde hicieron como que sortearon, pero ganaron los mismos de siempre.
Aunque el edil juaritos se haya retirado de la lista, el morenismo y sus voceros nomás no han encontrado la forma de acallar las críticas y los gritos de reclamo por el solo hecho de haberlo apuntado para dos candidaturas “pluris”: al Senado y a la diputación federal, a la vez que anda haciendo precampaña para reelegirse como alcalde.
Que le hayan dejado la decisión a él, de renunciar o quedarse con la candidatura, en verdad, no tuvo abuela, a decir de inconformes a los que este Mirone les dio oídos.
Porque una cosa era retirarse desde un principio y así eliminar cualquier posibilidad de acaparar otra candidatura –¡una más!– y otra es decir “no gracias, prefiero la de alcalde”.
Los morenistas anticrucistas tuvieron qué digerir el hecho de que Pérez Cuéllar acaparase senaduría –con licencia–, alcaldía de Juárez, candidatura al mismo cargo y, encima, candidatura a una diputación.
Si de consuelo les sirve, en otros estados y en el país entero andan igual o peor.
La reelección de los mismos de siempre tiene irritados, cuando no desencajados a muchos que, con toda legitimidad, se acercaron al morenismo con una esperanza de cambio.
¿Cuál cambio, si son los mismos de siempre? Podrán decir.
Ahí va, de nuevo, Gerardo Fernández Noroña, diputado federal en funciones que ahora va por otro cargo federal; la senadora Olga Sánchez Cordero, que en el “inter” fue senadora, secretaria de Gobernación y, si algo faltara, es pensionada del Poder Judicial.
Ni cómo ayudarle al partido de la 4T con eso de postular al hermano del presidente de la República, José Ramiro “Pepín” López Obrador. Vaya que le ha dolido a la corriente al interior de Morena que se hacía ilusiones de iniciar una nueva etapa con otro mando y distintas formas de gobernar, en caso de que ganara Sheinbaum.
Luego, de nueva cuenta, Manuel Espino, quien presidía al PAN nacional en aquella elección del 2006, cuando la izquierda se dijo robada y defraudada.
Va “de nuez” con Ricardo Monreal, quien ahora se tendrá que conformar con una diputación federal; Alejandro Esquer, secretario particular de AMLO a lo largo de muchos años; Ifigenia Martínez, quien ya ha sido senadora, diputada federal y un largo “etcétera”.
¿Y qué decir de Cuauhtémoc Blanco, popular entre los americanistas, pero distinguido siempre como uno de los gobernadores más mal calificados del país? ¿Y el “mirrey” Américo Villarreal Santiago, “hijo de su apá”, el gobernador de Tamaulipas, que para colmo hasta es su tocayo?
En términos de teoría política, podríamos decir que en Morena se está construyendo una especie de “nomenklatura”, al estilo soviético.
Para nosotros, los que vemos las cosas desde acá, más bien nos suena a la frase del cómico Pompín Iglesias: “¡qué bonita familia, qué bonita familia!”
………………
Después de dos “plantones” seguidos, el titular de la Auditoría Superior del Estado, Héctor Acosta Félix, por fin pudo presentar su informe ante la Comisión de Fiscalización del Congreso del Estado, correspondiente al trabajo realizado durante el 2023.
Esa reunión se debió celebrar hace más de una semana, pero como no hubo quorum, es decir, no asistió más de la mitad de los integrantes, que nada más son cinco, pues se debió suspender para nuevo aviso.
Ese nuevo aviso fue este jueves 22, donde el auditor expuso así, mesuradamente, las “perlas” que se encontró a la hora de revisar las cuentas públicas de Gobierno del Estado, 67 ayuntamientos, de organismos públicos autónomos y descentralizados y, ¡claro que sí! las organizaciones de la Sociedad Civil que reciben dinero público.
En ese sentido fue que Acosta Félix enfatizó su presentación, pues advirtió que en el Plan de Trabajo para el 2024 se tiene contemplada una minuciosa revisión a esas organizaciones que, pese a que están integradas y dirigidas por particulares, deben pasar bajo la lupa de la ASE, pues manejan dinero que proviene del erario.
¡Órales! Ya lo oyeron, por aquello de que se han encontrado anomalías en otros años. Mucho cuidado con haber entregado contratos de obra a amigos o familiares, o de haberse gastado el dinero en otras cosas que no fueran las que le corresponde a cada agrupación, porque caerá bronca, y en serio.