En el caso de la probable desaparición de poderes en el municipio de Nuevo Casas Grandes, vale recordar que se trata de una de las demarcaciones más disputadas, con margen de diferencia más cerrado y con mayor índice de alternancia en el poder de todo el estado.
En la actualidad, lo gobierna teóricamente el Partido del Trabajo, mediante la coalición que formó con Morena y el Partido Nueva Alianza, ya desaparecido.
En la práctica, la presidenta recién depuesta, Cynthia Marina Ceballos Delgado, iba por cuenta propia, pues se separó públicamente del partido y de la coalición que la había postulado para el cargo.
Sin embargo, vale recordar que, en la boleta electoral, no se elige a un o una “presidente municipal”, sino a todo un ayuntamiento que incluye a regidores, al presidente o presidenta y a los respectivos suplentes.
Todos ellos forman el Ayuntamiento y, en estricto sentido, siguen en sus funciones pese a la ausencia de su presidenta, como es el caso de Nuevo Casas Grandes.
En estricto sentido, tendría que ser ese cuerpo de gobierno quien llame a la suplente, en este caso, a Edith Escárcega Escontrías. Se ha dicho de ella que es hermana de la alcaldesa depuesta, lo cual no le impediría acceder al cargo, en estricto derecho.
Sin embargo, es muy grande la tentación de cambiar el mando y ocupar una alcaldía que es clave para ganar el Distrito I local y el IV Federal.
Vale recordar que la coalición que llevó a Cynthia Marina Ceballos Delgado a la alcaldía ganó por centésimas de punto, al obtener 7 mil 11 votos, contra 6 mil 982 de la alianza PAN-PRD.
Pese al estrecho margen, el Ayuntamiento está plenamente dominado por la 4T, con seis regidores de Morena y cuatro del PT, contra tres del PRIAN y una independiente. Es decir, que en una votación de Cabildo la ganarían sobradamente los morenopetistas.
No es extraño, entonces, que surja la tentación de desaparecer poderes, lo cual llevaría al partido que gobierna el estado a una nueva encrucijada, porque para hacerlo, necesitaría el voto del PRI para completar las dos terceras partes de la votación.
Si lo llegara a hacer ¿Cuál sería el precio que pediría ese partido tricolor que se ha puesto tan exigente a últimas fechas? Eso está por verse.
Por cierto, nada más para que no se nos pase el dato: el Congreso distribuyó en redes sociales una fotografía de la alcaldesa de Nuevo Casas Grandes vestida con una camisa color blanco donde se aprecian con todos sus colores los emblemas de los partidos que la postularon. Así como para que quede constancia.
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Ayer les comentábamos que al interior de Morena hay una corriente que clama por la postulación de personas plenamente identificadas con la 4T para el Senado de la República, pero que de antemano, rechazan a Juan Carlos Loera, pese a que es el funcionario federal de mayor rango en el estado.
Pues bien, ahora tampoco quieren a personajes que casi se sienten candidatos a alcaldías y diputaciones, pese a que hace poco tiempo andaban en causas duartistas o prianistas.
Por supuesto, esa lista la encabeza el ex dirigente del PAN municipal de Chihuahua, Miguel Latorre, quien está “apuntado” para la Presidencia Municipal de Chihuahua, donde, ciertamente, tiene escasísimas probabilidades de ganar, pero ese no es el punto: simplemente, huele a panadería y eso es todo.
Tampoco quieren a Otto Valles para la Presidencia Municipal de Hidalgo del Parral, pese a que es miembro del Consejo Estatal de Morena. El tufo a duartismo les llega hasta los bronquios y nomás no lo aceptan con la camiseta de guinda y blanco.
Menos aún se ven apoyando a Luis Villalobos en Delicias, con todo su entorno de priismo rancio, de ese que ya ha salido derrotado en las últimas cuatro elecciones a la alcaldía deliciense.
Y lo de reservar el Distrito VIII Federal para Marco Adán Quezada, mejor ni hablemos: serían capaces de echarle encima el tema del Aeroshow, antes de que el PRIAN lo haga.
Desde ahora, “advierten” que acudirán a las máximas instancias de la dirigencia de su partido para que aplique el artículo 6 Bis del estatuto morenista, el cual dice, con todas las letras, que para ser candidato de ese partido se debe tener en cuenta: “La trayectoria, los atributos ético políticos y la antigüedad en la lucha por causas sociales”.
También demandan el cumplimiento del artículo 5º, en el cual se establece, como obligatorio, el haber defendido “el cambio verdadero” a lo largo de estos últimos años, y pues bueno, como que no recordamos a estos personajes defendiendo a brazo partido, por ejemplo, los libros de texto, por citar un caso.
Ahí la tienen, para quien le quiera entrar por los colores de la 4T.
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El Congreso del Estado repitió este martes el ya tradicional “día de campo” que celebran en la comunidad de Cuchillo Parado, donde supuestamente inició la revolución de 1910 que terminó con el derrocamiento del presidente Porfirio Díaz.
Y decimos “supuestamente” porque el título se lo disputan otros lugares, como Puebla, capital, o ciudad Guerrero, en Chihuahua.
Las y los diputados no dejaron ir la ocasión y aprovecharon el ambiente campirano para vestir pantalón de mezclilla, camisa color caqui y, ¡obviamente!, su sombrero vaquero, para recorrer el poblado montados a caballo.
¡Que viva la Revolución!… solo faltó que se oyera, justo en el municipio más despoblado del país en cuanto a habitantes por kilómetro cuadrado, como es Coyame, donde se encuentra Cuchillo Parado, pueblo que tiene apenas 124 pobladores, según el Censo 2020 del INEGI.
Así pasa cada año en ese apartado lugar, donde hace 113 años, el revolucionario Toribio Ortega se levantó en armas contra el gobierno de Díaz, adelantándose casi una semana al plazo que había fijado Francisco I. Madero para iniciar el alzamiento contra el dictador.
Van los tres poderes, celebran una mini sesión donde prácticamente no aprueban nada trascendente, se toman la foto y se pasean montados en un “penco” en las escasas calles de un pueblo que está en medio de la nada, tal como en aquel 14 de noviembre de 1910.
Algunos de los que hoy fueron ya no regresarán a la sesión solemne del año próximo, porque termina su gestión en septiembre de 2024 y probablemente no obtengan o ni siquiera se postulen para la reelección.
Al menos esa es la buena nueva le llevaron a los coyamenses: que el año próximo verán otras caras.
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Estimadas y estimados lectores, esta columna les tiene, sin ninguna mala intención, una pésima noticia: el 20 de noviembre inicia, ahora sí, con toda formalidad, el proceso electoral federal del 2024.
¡Agárrense! Porque a partir de esa fecha y hasta el 18 de enero habrá lo que se llama “precampañas” de cuanto candidato a la Presidencia, al Senado o a la Cámara de Diputados ande detrás del “hueso”.
Y si piensan que ese 18 termina el tormento, pues al menos habrá una especie de remanso con el inicio de la “intercampaña”, período en el cual los aspirantes no llaman al voto ni organizan debates.
Esa especie de “recreo” termina el 29 de febrero, es decir, que durará solo 42 días ¡rayos! Ojalá fueran más.
Luego, del 1 de marzo y hasta el 29 de mayo veremos las campañas, ahora sí en forma, donde habrá de todo: guerra sucia, pedradas, bolas de lodo, debatitits y declaracionitis, denuncias “de hechos” ante ministerios públicos que no resuelven ni un robo de cartera y muchos, muchos spots, carteleras y mensajes por medios electrónicos.
Serán 90 días de tormento puro, que terminarán hasta el 2 de junio, día de la jornada electoral.
Eso no es todo, porque entre el 12 de diciembre y el 30 de mayo habrá las mismas escaramuzas, pero para candidaturas a ayuntamientos y a diputaciones locales.
¡Pues qué hicimos para merecer esto!