Este lunes, se hizo viral un mensaje difundido a través de la plataforma X (antes Twitter), que decía: “¿Quién lo hubiera imaginado? Finalmente, Xóchitl cumplió lo que hace 10 años prometió en Hidalgo: acabar con el PRI”.
Hasta ayer al mediodía, el mensaje llevaba ya 5 mil 366 republicaciones, 23K “me gusta” y 27 comentarios, casi todos, igual de socarrones que el texto original.
En Chihuahua se podría decir lo mismo, aunque sería injusto cargarle toda la cuenta a nombre de la malograda candidata presidencial.
El “expartidazo”, que hace siete años, en la intermedia del 2018 ganó prácticamente todo, ahora se tendrá que resignar con nada de nada, y afrontar que, mejor el PRD, cuyo registro peligra, tuvo más ayuntamientos, al menos uno.
De ahí en fuera, las 14 diputaciones locales que iba ganando la alianza PRIAN eran postulaciones del PAN.
A nivel federal, les quedaba el consuelo de haber obtenido tres de las cuatro que logró rescatar el frente “Fuerza y Corazón por México”: el V, con Tony Meléndez; el VIII, con Alejandro Domínguez y el IX con Noel Chávez.
Ellos se sumarían a Graciela Ortiz, que está en el segundo sitio de la lista de candidatos a diputaciones plurinominales por la Primera Circunscripción.
Por raro que parezca, la bancada de Chihuahua representaría más o menos el 10 por ciento de ese pequeño grupo parlamentario que tendría el PRI en San Lázaro, el cual se formaría, según las más recientes cifras del PREP, con apenas 34 integrantes.
Esto es, que podrían ser fuertes al interior de un grupo débil que ahora mismo lucha por no irse al cuarto lugar en la votación.
Lo fácil aquí sería culpar a la candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, de ese derrumbe estrepitoso. Lo cierto es que el priismo no se ha levantado desde aquel 2016, cuando perdieron la elección de gobernador, y menos aún del 2018, cuando cayeron al tercer lugar en los comicios federales.
Ahora sí que, ¿quién lo diría? Los priistas que pelearon a brazo partido contra sus pares del PAN, ahora le piden “pan” a este partido para no quedar borrados del mapa político de Chihuahua.
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De pena ajena, la verdad. La Universiada nacional terminó la semana pasada y nuestra querida y muy cara Universidad Autónoma de Chihuahua se fue hasta el lugar número 17 en el medallero.
Es decir, que no le alcanzó ni para meterse al “Top Ten”, mucho menos para pelearle a la Universidad de Nuevo León, primer lugar, con sus 165 medallas, o a la Universidad de Guadalajara, “segundas”, con 122 preseas.
Ni mucho menos: la UACH quedó por debajo de varias universidades públicas que recaudaron muchos más triunfos en las disciplinas deportivas que estuvieron en competencia en esta justa olímpica escolar.
Para que le cale todavía más a nuestra comunidad “UACH”, la prima hermana Universidad Autónoma de Ciudad Juárez le ganó, y feo, porque se ubicó en la octava posición, con once medallas de oro, 9 de plata y 15 de bronce para un total de 35.
La UACH, en cambio, se quedó con apenas 4 de oro, 5 de plata y 12 de bronce. Total: 21.
Ese desfonde ocurre en una universidad que tiene todo para propiciar el desarrollo deportivo de sus escolares.
Tiene toda una facultad de Educación Física y Ciencias del Deporte; un gimnasio de grandes dimensiones como lo es el Manuel Bernardo Aguirre, un estadio olímpico, alberca techada y dinero, mucho dinero gastado en ese rubro.
Lamentable que no se haya destacado nuestra UACH en la competencia entre universidades, pero que la Rectoría haya gastado cientos de miles de pesos en llevar a alumnos y empleados a ver juegos de la NFL. ¿Y si esa cantidad la invirtiéramos en un programa de desarrollo deportivo? Seguro, los resultados hubieran sido otros.
El rector Luis “Sport Billy” Rivera Campos se precia de ser aficionado irredento a los deportes; asiste a su oficina vestido con el jersey de los Acereros de Pittsburgh, su equipo favorito en la NFL, y en plena oficina de rectoría tiene un tablero de basquetbol.
Pero no logró hacer que la universidad a su cargo destacara, aunque fuera un poco en la competencia nacional.
A ver si en las próximas revisiones de cuenta pública, la ASE le pone ojos y lupa al dinero gastado en deporte por parte de la UACH.
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El exgobernador César Dee Jay se encuentra estable después de haber recibido una intervención quirúrgica de corazón durante la mañana de este lunes 3 de junio.
Según información que difundió su equipo de defensa jurídica, fue en el hospital privado Star Médica donde se le dio toda la atención necesaria.
El exmandatario salió del Cereso No. 1 de San Guillermo durante la tarde del domingo 2 de junio, justo en el día cuando cumplía los dos años de permanecer recluido en el penal, donde enfrenta cargos por presuntos actos de corrupción cometidos durante su mandato.
Sin hacer mucho ruido, a diferencia de otras ocasiones en las que también dejó el Cereso para recibir atención médica en hospitales privados, el exmandatario salió de San Guillermo y no trascendió la información sino hasta la tarde del lunes.
Aunque la cirugía ya estaba programada, no dejó de llamar la atención que saliera a recibir esa atención en el segundo aniversario de su llegada a Chihuahua, procedente de Miami, Florida, en calidad de extraditado.
Según versiones de allegados al político de Balleza, ya no regresaría al penal, pues tardará un tiempo en recuperarse de una intervención que fue sumamente delicada.
Para entonces, según sus “seguidores”, ya habrá cumplido el tiempo suficiente para que el juez de la causa le otorgue el cambio de medida cautelar y le permita continuar el proceso en libertad, o al menos, lejos del centro penitenciario.
Desde el año pasado, el exmandatario tuvo varias recaídas, incluso durante una audiencia, la cual debió suspenderse por un desvanecimiento que sufrió cuando estaba en la sala del juzgado.
Además, él y sus abogados han afirmado que tiene una serie de padecimientos a cual más de graves, mismos que van desde las piedras en el riñón, lesiones en la columna vertebral a causa del accidente de helicóptero que sufrió cuando era gobernador y debilidad en las piernas, solo por mencionar los más frecuentes.
La defensa pedirá este martes 4 que se agende la audiencia donde pedirán el cambio de medida cautelar.
Eso podría ocurrir este miércoles 5, según los allegados al exgobernador.
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A estas horas, después de aventar todo el confeti y las vivas hacia el cielo por el sonoro triunfo electoral en la capital del estado y en 14 distritos locales, el Partido Acción Nacional debe estar haciendo un recuento en su inventario político para ver con qué va a afrontar las elecciones del 2027.
Porque, con todo y que retienen la mayoría en el Congreso, les quedan muy pocas figuras con las cuales “jugar” para defender la gubernatura dentro de tres años.
Después de la sonora derrota en la elección de senador, donde el exdirigente estatal y excoordinador parlamentario, Mario Vázquez Robles, se deberá conformar con una constancia de primera minoría, quedan muy pocas barajas.
En el Gabinete de la gobernadora no hay muchas figuras que digamos, como para lanzarlas al estrellato, a menos que estén pensando en César Jáuregui o en Santiago de la Peña. Así de deslucido está la alineación titular del Gobierno del Estado.
En cuanto a la representación en la Cámara de Diputados, más difícil aún, porque de los cuatro distritos que ganó la alianza “Fuerza y Corazón por México”, tres son priistas.
¿La harán con Manque Granados, que tuvo una amplia ventaja, pero un distrito donde cualquiera que sea del PAN puede ganar?
No le queda al panismo más que Marquito Bonilla, el reelecto alcalde de Chihuahua. Y, la verdad, no estaría mal para defender el bastante noble bastión de la capital del estado, pero a estas horas, no se ve cómo pueda arrasar en el resto de los municipios del estado.
Y no es por echarle limón a la herida, pero del otro lado, andarán Cruz Pérez Cuéllar, alcalde de Juárez; la senadora Andrea Chávez y el senador Juan Carlos Loera.
A ver cómo se pone todo. Faltan tres años, y se pueden ir volando.