Vaya problema el que tiene Morena en el municipio de Chihuahua. Mientras que a nivel nacional tienen tres “corcholatas “para escoger candidatura a la presidencia de la República, en la capital del estado no tienen ni taparroscas.
Allegados al partido de la 4T nos comentan que ven con mucha preocupación lo flaca que está la lista de aspirantes y la ínfima penetración que tienen entre el electorado. Como andarán las cosas que el excandidato, derrotado, por fuerte, Fernando Tiscareño, es la una de las pocas cartas que tienen.
Peor aún: las figuras más conocidas del morenísimo chihuahuense son de Juárez: Juan Carlos Loera, Cruz Pérez Cuéllar, Andrea Chávez o Bertha Caraveo.
Puro juaritos. Lo que más preocupa a las huestes del partido guinda es que, si no hay ni para la alcaldía, menos aún para completar cinco candidaturas a diputaciones locales, una a la sindicatura y sus respectivos suplentes.
Si no se apuran, se les puede aparecer el escenario que menos desean: un carro completo del PAN en Chihuahua.
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Al alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, ya lo traen mareado con eso de que ya se acabe de decantar por alguna de las “corcholatas” que andan a todo lo que da, por la candidatura de Morena a la silla presidencial.
Nos cuentan que el expanista no ha “deshojado la Margarita” porque ni siquiera la ha cortado.
Allegados al grupo crucista, nos platican que lo último que quiere en este momento su jefe, es tener un motivo de distanciamiento con personajes que, a la vez, ocupan cargos de primerísimo nivel en el Gobierno federal.
En este momento, cuando la ciudad que gobierna tiene una crisis humanitaria por la presencia de más de 35 mil migrantes extranjeros, no puede decantarse por el encargado de la política interior del país, Adán Augusto López, y menos aún con el todavía canciller mexicano Marcelo Ebrard.
Cualquier expresión en favor de alguno de ellos o de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, enfriaría la relación con el otro, con el que no eligió.
Es así que Cruz, quien seguramente buscará la reelección como alcalde y pretende incidir en la conformación de la próxima legislatura, por el momento, paga por ver.
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El problema de la Policía de Nuevo Casas Grandes va en aumento y aún no ha tocado fondo, según nos comentan fuentes cercanísimas al problemón.
Decimos problemón, porque ya estaba en la mira ese cuerpo de policía que sirve a uno de los ayuntamientos más conflictivos del estado.
Sin embargo, la gota derramó el vaso cuando manos desconocidas dejaron “colgado” el cadáver de un hombre brutalmente asesinado en uno de los arcos que servirán para la instrumentación del “Escudo Chihuahua”.
A partir de entonces, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado puso manos en el tema y, de entrada, desarmó a todos los agentes de la Municipal de NCG e inició un proceso de depuración de ese cuerpo de seguridad ¿o de inseguridad?
Sin embargo, al menos 30 agentes se han rehusado a someterse a los exámenes de confianza que les trató de imponer la SSPE, en apego a la normatividad existente.
Incluso, ha trascendido que podrían recurrir al amparo para evitar que se les haga el examen y que el resultado del mismo derive en su separación del cargo.
Desde el momento en que intervino la dependencia estatal, el grupo de policías municipales fue separado en tres grupos: uno de 29, otro de 30 y uno más de 18 agentes.
De esos, el de 30 es el más rejego a rendir las cuentas que obliga el examen de confianza.
La duda que aún prevalece es si en ese “paquete” de renuentes está el jefe de la policía municipal.
Por lo demás, la población neocasagrandina sigue con el alma en vilo porque ya se sumaron a la lista de municipios sin policía municipal, así sea temporalmente.
Mientras eso sucede, continúa la búsqueda de una pistola y un rifle que pertenecían a esa corporación y que nomás no apareció al momento de que la SSPE hizo su inventario.
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Si todo transcurrió conforme a lo establecido, la noche de este jueves 11 de mayo debió concluir la vigencia del “Título 42”, una medida sanitaria que aplicó el gobierno del presidente Donald Trump a inicios de la pandemia, para reducir al mínimo posible el otorgamiento de visas a personas que huían de la miseria o la persecución en sus países de origen y querían establecerse en los Estados Unidos.
Aunque el dichoso título debió “levantarse” desde hace meses, el gobierno del presidente Joe Biden retrasó su salida y prolongó su permanencia varias veces, con lo cual volvió más lento el trámite para que los migrantes centroamericanos y venezolanos que cruzan por México hacia los Estados Unidos obtuvieran el visado con la modalidad de asilados políticos.
Según nos cuentan especialistas en el tema, hay muchas expectativas en torno al final del mentado título, pero nada garantiza que se vaya a agilizar el trámite. Por el contrario: todo apunta a que será más rápido, pero en el sentido negativo, lo que motivará que el solicitante sea deportado hacia su país de origen, con ficha delictiva de por medio, por aquello de que se le ocurra volver a intentar el cruce.
Mientras todo eso sucede, Juárez sigue recibiendo migrantes enviados de Estados Unidos, y se desconoce si el gobierno mexicano hará algo para frenar la oleada de ciudadanos extranjeros que buscan llegar a la frontera con Estados Unidos.