En el inicio de la llamada “veda electoral”, período en el cual ninguna autoridad debe hacer publicidad en torno a las obras que realiza y, menos aún, a sus funcionarios, vale recordar lo que dice la legislación vigente al respecto y cómo Marquito Bonilla se la pasó por el arco del triunfo.
De acuerdo con el Artículo 134, párrafo 8º de la Constitución Política del país, la difusión de los actos que celebre cualquier instancia de gobierno debe evitar la mención de los nombres de los funcionarios, así como la de sus fotografías o imágenes en video.
Así lo dice el texto, para no errarle: “La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de Gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social”.
Ojo con esto: “En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público”.
Más claro, ni el agua de trapeador. Sin embargo, en el Ayuntamiento de Chihuahua, se han usado los recursos públicos destinados a la Comunicación Social para difundir la imagen del alcalde Marco Bonilla.
Aquí, nada más, como botón de muestra, el comunicado enviado a los medios de comunicación el día 1 de enero, a propósito de los trabajos de restauración de carpetas asfálticas en las calles de la ciudad:
“Para el alcalde Marco Bonilla, es una prioridad mejorar las condiciones de tránsito en las calles y avenidas de la ciudad, por ello el Gobierno Municipal, por medio de la Dirección de Obras Públicas, rehabilitó la carpeta asfáltica de la avenida Nueva España donde se atendieron un total de mil 750 metros”.
A ver si le entendimos: la rehabilitación es lo de menos; lo “de más” es que al alcalde Marco Bonilla le preocupa mucho que no haya baches, hoyancos y demás.
¡Como si la rehabilitación y mantenimiento de vialidades no fuera parte de las funciones de cualquier Gobierno municipal! O qué, ¿estamos sujetos a que a Marquito le preocupe el tema para que el Municipio se ponga a trabajar?
Ahí está el precepto constitucional, y el banco enorme de comunicados que ha enviado el Gobierno “marquitense” desde su inicio, para el que quiere buscar de dónde encontrar uso de recursos públicos para promoción personal.
Lo bueno para el panista es que los de Morena están dormidos y ni cuenta se han dado.
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Ya que se ha puesto de moda hablar de la gestión del exgobernador sometido ahora mismo a proceso penal, vale revisar al más reciente informe de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público acerca de la deuda de las entidades del país y, en particular, de la de Chihuahua.
Hablemos de la de Chihuahua: cerró el año 2023 con un saldo de 51 mil 598 millones de pesos, cifra que incluye los créditos de largo plazo, los pagaderos a 12 meses, los llamados “bonos carreteos” y la deuda de los organismos descentralizados, que en este caso es el Insabi.
Esa cantidad supera en 2 mil 925 mdp a la que había al inicio de la actual administración, que era de 48 mil 673 mdp.
Cada que sale la estadística trimestral de la deuda, la gente que le dedica atención a este tipo de información se pregunta, bueno, ¿y de dónde salió tamaña cantidad?
La mayor parte, proviene de créditos solicitados a la banca comercial entre los años 2011 y 2013, así como bonos “Cupón Cero” del Banco Nacional de Obras y Servicios, Banobras, del cual el Gobierno estatal solo paga los intereses.
Nada más de esos dos conceptos se deben más de 36 mil millones de pesos. Falta contar los 14 mil 198 mdp que se deben, al cierre de diciembre pasado, por la deuda contratada mediante la emisión de bonos que se pagan con las cuotas de peaje en 9 tramos carreteros.
Durante toda la administración duartista se nos dijo que esos bonos no eran en realidad deuda, porque tenían su propio medio de pago.
Bien, entonces ahora díganos en qué se gastaron el dinero de aquellos bonos, para que el automovilista sepa, cada vez que paga su cuota en la caseta, que su dinero se va a cubrir una deuda contratada hace más de 10 años.
El pago de intereses y amortizaciones era de casi 3 mil millones de pesos, con cifra al cierre de septiembre del 2023, según información del Gobierno del Estado.
No está de más echarle un ojo, de cuando en cuando, a esos compromisos que el estado de Chihuahua adquirió en aquella administración, cuando el estado llegó a ocupar el tercer lugar nacional en deuda pública, solo superado por la Ciudad de México y Nuevo León.
Que conste: son cifras oficiales.
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El nuevo registro de Javier Corral como candidato a algo, por enésima ocasión, volvió a levantar polvareda, por aquello de que nació en Texas, tiene doble nacionalidad y, supuestamente, ha presentado actas de nacimiento de Chihuahua.
Bonito merengue el que se trae el neo morenista.
Resulta que el señor nació en El Paso, Texas, el 2 de agosto de 1966. Eso no es noticia ni secreto para nadie, como tampoco es el hecho de que sus padres, Roberto Corral Sáenz y Socorro Jurado Ríos, eran mexicanos.
Hasta ahí, no hay por qué hacer tanta alharaca.
Lo que ha vuelto a salir al tema es la supuesta acta de nacimiento apócrifa que ha presentado el expanista desde los años 90, cuando comenzó su larga y nutrida carrera de candidato.
Sus detractores dicen que, al momento de registrarse para su primer candidatura, que fue a diputado federal en las elecciones de 1991, aún era ciudadano americano, no tenía acta de nacimiento mexicana –por obvias razones– y, aún así, se registró como postulante a diputado federal por el Partido Acción Nacional.
Entre eso detractores, hay quienes aseguran que Corral presentó en ese entonces un acta falsificada, pero nunca la han mostrado ni han ido más allá del “dicen qué”.
Y vaya que tuvieron oportunidad de cacharlo en la movida, porque en aquel entonces, el Instituto Federal Electoral (hoy INE) estaba a cargo de Emilio Chuayfett Chemor, quien luego fue candidato del PRI al Gobierno del Estado de México; después, secretario de Gobernación con el presidente Ernesto Zedillo y, ya de pilón, coordinador parlamentario del tricolor.
Si a ese lobo de mar se le fue el dato ¡qué sería a los grillos de pueblo!
El actual representante del PRI ante el INE, Hiram Hernández, volvió a sacar el tema al momento de impugnar el registro del ahora candidato de Morena.
En su encendida alocución, el priista prácticamente acusó al paseño de ser enemigo del país por haber nacido en Texas y ser ciudadano “de una potencia extranjera”.
¿Acaso los Gobiernos priistas se llevaban tan pesado con los del vecino del norte?
Lo que queda flotando es que, desde aquel 1991, Corral ha sido candidato en ocho ocasiones, tres de ellas, en el ámbito local y cinco, federal. Siempre sale a relucir ese tema e, invariablemente, se ha aceptado su registro.
Aquí no hay mas que de dos sopas: o el cuento del acta falsa es igual de falso, o alguien no está haciendo bien su trabajo y deja pasar a un candidato que no tiene en regla sus papeles.
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La encuesta Mitofsky sobre la aprobación del presidente AMLO en 150 municipios del país le trajo dos noticias buenas y dos malas a cada una de las dos fuerzas que estarán disputándose los cargos electorales este 2 de junio.
Primero las buenas, para el PRIAN: en Chihuahua, ninguno de los cuatro municipios más poblados está entre los que más aprobación le otorgan al presidente tabasqueño.
Delicias está en el lugar 55º; Juárez, con su Cruz a cuestas, aparece en el 72º; Cuauhtémoc, un municipio donde ya ha gobernado Morena, aparece en el sitio 74º y la capital, tierra controlada a plenitud por el PAN, está en el sitio 112.
Esa es la buena para el PAN, ahora la mala: en Cuauhtémoc, AMLO tiene un poco más de aceptación que el alcalde y candidato a la alcaldía por el partido blanco y azul, Humberto Pérez Mendoza.
En Chihuahua, si bien no supera al alcalde Marquito, sí está por encima del umbral de los 50 puntos, que se considera como calificación aprobatoria, mientras que en Delicias, el mandatario de la 4T le saca casi 10 puntos al edil panista Jesús Valenciano.
Para Morena, la buena es que “su” líder tiene buenos registros en los municipios más habitados. La mala, es que no pintan a nivel nacional en el mapa de los activos electorales de la 4T.
Como era de esperarse, el municipio donde más palomitas le ponen al mandatario es Cárdenas, Tabasco, aunque también aparecen municipios fronterizos, como Acuña, Coahuila, o Matamoros, Tamaulipas.
Ahí están los datos. Ya veremos si los registros de popularidad coinciden con los resultados electorales.