A casi cuatro años de pisar la prisión, casi dos de ellos en Miami Florida, mientras se llevaba a cabo su proceso de extradición y dos más en el penal de Aquiles Serdán, cerca de la capital del estado, finalmente abandonó la cárcel el exgobernador César Dee Jay, para continuar su proceso legal en prisión domiciliaria.
Ahora, el exgóber deberá portar un brazalete electrónico y no deberá salir de la capirucha, cosa que no le hizo nada de gracia y que incluso le llevó a hacer airados reclamos a través de su equipo de abogados a la jueza Hortensia García Rodríguez.
Querían los defensores de D.J., que le dieran chanza de salir de la ciudad, por motivos de salud y de trabajo. En el primer caso, para atenderse de sus enfermedades y dolencias en lugares como Torreón y Monterrey, y en el segundo, para visitar Hidalgo del Parral, donde afirman, el exmandatario estatal tiene sus fuentes de ingreso.
En otras palabras, si el cambio de medida cautelar al exgobernador fuera un lonche o torta, su abogado defensor, Carlos Mendoza, quería que se la pusieran “con aguacate”, pero lejos de ceder, la jueza García Rodríguez, les dio una buena embarrada de ubicatex.
La juzgadora les advirtió que la salida de la cárcel del exgóber no equivalía a libertad, sino que al haberse terminado el tiempo que marca la ley en la medida cautelar de prisión preventiva –que es de dos años–, se tenía que proceder a dar el cambio al imputado, que de verdad se imputó por la decisión.
Además, D.J. tuvo que entregar su visa y pasaporte, por aquellas de que se vaya de largo y agarre la carretera Panamericana y terminara en algún extremo del continente.
Por lo pronto el exgóber, acusado de cargos de corrupción y malversación de fondos a favor de su expartido, el PRI, continúa recuperándose en un hospital de la cirugía de corazón que se le realizó hace unos días.
Se mantiene con sigilo el secreto de dónde pernoctará el imputado, ya que los abogados temen por su seguridad y el respeto a su privacidad, pero sabiendo cómo le encanta el mitote al exgobernador, ¿pa’ cuánto tiempo le gusta que se suelte dando entrevistas a diestra y siniestra? Seguramente querrá contar ‘su veldá’, ¿o no?