El tema de la semana pasada no fue ni la trascendente reunión de fiscales celebrada en Chihuahua, ni la controversial prisión preventiva, próxima a desaparecer, ni el inicio de un proceso penal contra el titular del Instituto Nacional de Migración, Francisco Garduño Sánchez.
El tema que se “comió” la atención fue el supuesto anillo de compromiso que lucía la gobernadora Maru Campos y la versión de que había ya contraído matrimonio civil con el empresario Víctor Cruz Russek.
La algarabía fue tal que la propia gobernadora salió a aclarar las cosas y a decir que, en efecto, tenía una relación sentimental, pero que no se había casado.
El hecho no pasaría de ser una de esas notas para revistas del corazón, de no ser por los trazos que forzosamente llevan a la vinculación del negocio privado con la cosa pública.
Víctor Cruz Russek es miembro de una familia de exitosos empresarios, todos dedicados a la venta de automóviles.
A lo largo de décadas, su familia ha tenido en Chihuahua la concesión de los automóviles de la armadora Nissan, desde donde han sido proveedores recurrentes de los gobiernos estatal y municipal.
Los Cruz Russek son personas, digamos, de “abolengo”, pero también de una fuerte actividad político-empresarial desde la década de los 80. En aquellos entonces Jorge, hermano de Víctor, fue presidente de Coparmex en un momento de efervescencia política por las cercanas elecciones de gobernador que enfrentarían al priista Fernando Baeza con el panista Francisco Barrio.
Jaime, su otro hermano, ha sido presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automóviles y presidente de la agrupación empresarial Clúster Minero.
Además de la distribución de autos Nissan, tienen la concesión de maquinaria para la construcción de la marca Caterpillar, a través de las empresas Maqsa y Madisa, ambas, proveedoras recurrentes de las diversas instancias de gobierno, pero desde hace muchos años.
Lo que no ocurría desde hace mucho es que un matrimonio o relación sentimental fuera a crear un vínculo político notorio e inocultable, como sería el hecho de que la gobernadora sea cuñada del presidente municipal suplente de Chihuahua, Jorge Cruz Russek.
Existe una abundante literatura sobre cómo se fueron creando los lazos de negocios y de poder político en Chihuahua desde el siglo XIX, a través de los matrimonios entre descendientes de los potentados que resultaron gananciosos de la guerra de Reforma. Bien vale la pena darle una buena leída a esos textos.
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La muy probable eliminación de la llamada “prisión preventiva de oficio” ha levantado ámpula y tiene con los nervios de punta a los encargados de perseguir el delito en el país.
Germán Adolfo Castillo Banuez, fiscal especializado en Control Regional en representación de Fiscal General de la República, lo expuso de esta manera en su pasada visita a Chihuahua, el viernes 14 de abril: “la prisión preventiva oficiosa como saben esta medida cautelar, ha permitido contener de cierta forma el crecimiento de la tasa delictiva”.
Según lo expuso, ante fiscales estatales de todo el país, sin la prisión preventiva o como se le llame, los encargados de perseguir el crimen, sobre todo, los que ejecutan las acciones de fuerza, como son los policías, están en un peligro inminente.
Según el funcionario federal, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, que ya emitió un fallo en contra, lo hizo sin considerar “la incidencia delictiva de nuestro país las deficiencias endémicas en el control de los procesados en libertad”.
Habrá que escuchar con atención a quienes se han pronunciado en contra de esa medida de contención delictiva y que, por lo mismo, ha emprendido batallas legales para eliminarla.
Por lo pronto, en Chihuahua tenemos casi 9 mil personas privadas de su libertad recluidas en los centros penitenciarios del estado. De estas, según el Inegi, el 22.5 por ciento, no tienen sentencia. Es decir, que unos 2 mil 25 internos podrían recuperar su libertad para, de ser el caso, continuar su proceso fuera de prisión.
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Lo que nunca se había visto: música en vivo para amenizar una conferencia de prensa y la inauguración de una serie de actividades relacionadas con la persecución del delito.
El viernes pasado, se congregaron en el Centro de Convenciones y Exposiciones de Chihuahua fiscales de los estados y enviados de la FGE, así como buena parte de la “clase política” de la entidad.
Nada de raro habría en ello, pues se trataba de una conferencia relacionada con temas de alto voltaje, como son el tránsito de personas, el robo de autos o el tránsito de armas.
Lo curioso es que los organizadores llevaran música en vivo: un saxofonista bastante afinado que aligeró, con sus notas, la larga espera a la que fueron sometidos los invitados, ya que, para variar, la reunión de marras empezó tarde.
No lo hacía mal el émulo de Charly Parker, pero el hecho no pasó desapercibido y no faltó quien dijera la música de viento estaba más que apropiada en vista de los resultados que suelen obtener las fiscalías, que suenan más a trombón desafinado que a procuración de justicia.