La agencia de Viajes “Rivera Campos” sigue dando de qué hablar, porque nada más no le encuentra uno la justificación para que vaya tanto funcionario de la UACH a los viajes al exterior, particularmente a Europa.
Información en poder de esta Doña nos dice que, en junio del 2023, un grupo de funcionarios de la Universidad Autónoma de Chihuahua viajó a la “Ciudad Lux”, o sea, a Paris, obviamente, con todo pagado con los recursos de esa que es la “máxima casa de estudios”.
No fueron uno, ni fueron dos: eran cuatro funcionarios y dos funcionarias, seis personas en total, las que viajaron a la capital de Francia para presenciar la firma del convenio entre la UACH y la Universidad Aibi Carmaux, de ese país.
El convenio valía el viaje de, por ejemplo, el rector y acaso una persona más que fungiera como testigo, pero ¿seis?
El documento establece las condiciones para que estudiantes de ingeniería, nivel de maestría de la UACH puedan obtener el “Doble grado”, tanto de la universidad chihuahuense como de la francesa. Bien por el convenio y bravo por las y los muchachos que logren tener el grado tanto por su alma mater como la del país europeo.
Lo que no se entiende es a qué iban Georgina Alejandra Bujanda Ríos, secretaria general; Emiliano Zapata Chávez, director de la Facultad de Ciencias Químicas; Fabián Vinicio Hernández Martínez, de Ingeniería; César Eduardo Gutiérrez Jurado, director de Internacionalización y Vinculación, y Lizza Ivett Solís Chávez, directora de Relaciones Internacionales.
Y decimos que no se alcanza a entender, porque la única persona que firmó el convenio fue el rector Rivera Campos. Entonces ¿a qué va tanta gente? ¿a hacerle al “Un mexicano en París?”.
Ahí tiene más trabajo la Auditoría Superior del Estado, ahora que anda muy atenta de los viajes de los funcionarios de la universidad hacia el exterior.
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La gobernadora Maru Campos y el Sistema Nacional de Seguridad Pública entraron en una controversia en torno a la cifra de homicidios ocurrida o registrada en el estado de Chihuahua durante el año 2023.
El diferendo se dio porque, mientras las cifras del SNSP indican un incremento considerable, la mandataria asegura que su administración redujo (“Redujimos”, dijo) en un 21 por ciento el índice de homicidios.
En una entidad que ha permanecido en el “top 5” entre las más violentas del país, no tener un conteo confiable de las víctimas de homicidio es un hecho ya suficientemente grave, porque indica que no se le dará el seguimiento adecuado a cada uno de los casos.
Porque, mientras las cifras del SESNP dicen que el año cerró con 2 mil 431 víctimas de homicidio, la “mejora” fue de apenas 9 casos, que apenas es un 2% respecto a los 2 mil 440 del año anterior, el 2022.
Ahora que, si se desagregan los de tipo “doloso”, o sea, los que se cometieron con toda la intención de privar de la vida a una persona, fueron 2 mil 72 en el 2023, contra mil 972 del 2022. Es decir, que hubo un incremento del 5%.
Sin embargo, la gobernadora asegura que hubo grandes avances en materia de seguridad, gracias a la puesta en operación de los Subcentros Centinela en los municipios de Chihuahua, Juárez, Delicias, Cuauhtémoc, Parral y Camargo.
Ahora que, si observamos que el INEGI y el SNSP traen un diferendo de seis mil casos registrados en Chihuahua, la cosa se pone peor.
Malo que haya descoordinación entre las instancias de gobierno, y peor aún si esa falta de concordancia se da en materia de combate a la delincuencia.
Pero que no logren ponerse de acuerdo en el registro de víctimas, eso ya alarma, porque entonces ¿quién se va a ocupar de las que no aparecen en la estadística?
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Y ya que entramos a los temas del delito contra la vida, de la mala actuación de las autoridades y de la poca atención a las víctimas, vale la pena echarle un ojo a las cifras que entregó la Comisión Estatal de Derechos Humanos, la CEDH, referentes a los casos de tortura en Chihuahua.
Mediante una solicitud de información vía transparencia, la CEDH detalló que, a partir de la administración de Javier Corral, el 4 de octubre del 2016, y hasta la fecha, han recibido 544 quejas de ciudadanas y ciudadanos que se dicen víctimas de ese delito.
Siguiendo con el informe, los años en los que se presentaron la mayor cantidad de denuncias fueron 2018, con 118 casos, y 2019, con 165.
Es decir, que fueron en el segundo y tercer año completo de aquella gestión cuando arreció la queja contra autoridades de los distintos órdenes de Gobierno.
La cifra más baja se registró en el 2021, último del corralato e inicio del “marucampismo”, con solo 26 denuncias, pero al año siguiente subió a 32 y el 2023 ya cerró con 40.
Una pena que continúe en ascenso la comisión de ese delito, pues aunque ya no se han presentado las cifras de espanto de los años 2018 y 2019, 40 por año son muchas, a razón de 3.3 por mes.
Esas quejas derivaron en 31 recomendaciones a distintos órganos de gobierno, la mayoría, a la Fiscalía General del Estado, la Secretaría de Seguridad Pública estatal y las policías municipales de Chihuahua y Juárez.
Vale resaltar la presencia en esa lista de tres casos de “Trato cruel e inhumano”, pues nos hace pensar en que siguen prácticas que datan de décadas anteriores y que creíamos desterradas.
¿Acaso nada más cambiamos de marca de refresco? ¿Ya no hay “Tehuacanazo”, pero sí continúa la infame práctica de torturar mediante el uso de bebidas gaseosas? ¡Qué pena!, algunas cosas no han cambiado nada.
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La ciudad que gobierna Marquito Bonilla no tiene luces, y menos ahora que ya no hay adornos navideños.
Y es que, por razones que los conductores no logran entender, algunos de los cruceros más congestionados de la ciudad se quedaron ya sin semáforos.
Ahí los vemos: los focos apagados, o peor aún, ya sin focos, nada más queda el poste donde se sostenían, porque en muchos casos, ya ni la cartelera con el nombre de la avenida.
Desde hace poco tiempo, a la autoridad en materia vial le dio por quitar los semáforos y dejar que los automovilistas se las arreglen a base de buenas maneras y de conciencia cívica.
De eso no hay la menor duda, porque conductores y conductoras—o al menos en su mayoría—de inmediato adoptaron el sistema “uno a uno” para cruzar la boca calle.
Sin embargo, hay cruceros tan congestionados, como los que atraviesa la avenida Escudero, especialmente con las calles 25ª y 27ª, donde ha habido connatos de choques y, por supuesto, de broncas.
Y todo porque a alguien se le ocurrió que tal vez gastaban mucha luz en tener encendidos los focos verde, rojo y amarillo o el de la flechita que indica la vuelta a la izquierda, y pues mejor los apagaron y dejaron todo a la buena del conductor.
Tanto que nos cobran cada año por concepto de Revalidación Vehicular, y tan caras que salieron las placas, para que no nos puedan dar ni siquiera un semáforo encendido, ahí donde nadie sabe si la lleva o la trae.