Esta semana será la última en la que veremos propaganda electoral para cualquiera de las seis elecciones que se celebrarán en el estado de Chihuahua y eso ya es motivo de alegría.
Por mandato de ley, solo en los próximos cuatro días: de hoy y hasta el miércoles 29, habrá spots, carteleras, mítines, cierres de campaña y demás actos de esos con los que partidos, coaliciones y candidatas o candidatos tratan de convencernos de que votemos por ellos.
A partir del jueves 30 iniciará lo que se llama coloquialmente como “Veda electoral”, período en el cual nadie, y particularmente los participantes en la contienda, deben hacer actos de campaña y proselitismo electoral.
Tampoco deben difundir propaganda electoral ni divulgar resultados de encuestas. De hecho, esta última prohibición también aplica a las encuestadoras y a los medios que las difunden.
¡Ah, y por supuesto!, está prohibida la propaganda gubernamental.
Hasta ahí, todo claro. Lo que no queda del todo translúcido es el tema de la propaganda que ya está fija, pegada y colgada por acá y por allá, a la vista de ciudadanas y ciudadanos que estarán disponibles para votar el próximo domingo.
Según lo dice el artículo 209 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales quedan dentro de la veda la difusión de “artículos promocionales utilitarios que contengan imágenes, signos, emblemas y expresiones que tengan por objeto difundir la imagen y propuestas del partido político, coalición o candidato que lo distribuye”.
Si es así, entonces ¿qué sanción se les va a aplicar a candidatos y partidos que tienen la ciudad tapizada con sus imágenes? ¿Cómo le vamos a hacer con esa guerra de espectaculares, si hoy en día no es posible andar en la calle sin voltear a ver el rostro de alguna de las personas que aspira a ganar una elección?
En estricto apego al 209 de la mencionada ley, deberían retirarlos a más tardar el 29 de mayo, o sea, pasado mañana. Pero como eso no va a ocurrir, podemos ponerle un florero a dichoso precepto, porque prácticamente está de adorno.
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Ante una plaza llena, la candidata presidencial de “Fuerza y Corazón por México”, Xóchitl Gálvez, llamó a votar… por el PRI.
Así, como se oye: en una ciudad y en un estado que no ha votado mayoritariamente por ese partido en los últimos ocho años, les pidió que le devuelvan la confianza que aquellos mismos perdieron a punta de actos de corrupción.
Llamó a votar por los tres partidos que integran Fuerza y Corazón por México, ciertamente: el PAN, que es mayoría en el Congreso, tiene controlada la capital y los municipios del sur este y, desde luego, el Ejecutivo. Ese mercado está cautivo.
El PRD, que nunca ganó ni un volado en Chihuahua, y menos ahora que parece un partido en proceso de liquidación. Y luego, al PRI, cuyo último gobernador está recluido en el CERESO No. 1, acusado de cometer actos de corrupción.
Como era de esperarse, abrió fuego contra una administración federal encabezada por el presidente AMLO que no goza de las mejores calificaciones en esta ciudad y en esta entidad.
Habló de un millón de muertos, entre pandemia y violencia, causados por la negligencia de la actual administración.
Así es la política y así son las campañas. Quizá lo que le faltó, en este y en todo su andar por el país, es hacer un acto de reflexión sobre los graves errores que cometieron los gobiernos pripanistas, o por separado, como se estilaba antes.
O ¿acaso la guerra de Calderón contra el narcotráfico fue un éxito? ¿Vamos a decir que “nada más” fueron 121,613 homicidios entre el 2007 y el 2012, período que abarca el gobierno de Calderón?
Y, en verdad ¿los servicios públicos, particularmente los de salud, eran una maravilla cuando gobernaban?
Ahora que, eso de prometer la construcción de presas suena a una campaña de un gobernador que, ni hizo las 13 que había anunciado, ni terminó las presas, pero sí “preso”.
Buen cierre de la candidata que, ante todo, afirma que no es panista, ni priista, ni perredista.
La convocatoria, inmejorable para una ciudad donde tienen ganados, hasta ahora, todos los cargos de elección popular disponibles. No la “cruzazuleó”, para hablar del equipo favorito de la candidata. Ella sí ganó de local.
Llena la explanada del Palomar con partidarios que lo mismo se entusiasmaron con el breve discurso de su candidata que con la amenidad de los grupos musicales. Así es la moda política hoy en día.
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Como dice el indeciso, al estado de Chihuahua le fue “bien y mal” en el Índice de Competitividad Estatal (ICE) que publica el Instituto Mexicano para la Competitividad, el famoso IMCO.
Se trata de esa medición que se hace cada año, llamada “Índice de Competitividad Estatal”, con el cual miden la capacidad de las entidades del país para generar, atraer y retener talento e inversión.
Casi nada: es tomarle el pulso a cada estado y ver si están listos para recibir a las visitas y convencerlos de que se queden en su tierra.
Hablamos de que esa “visita distinguida” es la inversión extranjera que ya anda buscando dónde instalarse de modo que le quede cerca el mercado de los Estados Unidos. Le llaman “near shoring”.
Para el IMCO, un estado competitivo “es aquel que hace un uso eficiente de sus capacidades para detonar un entorno favorable que contribuya a mejorar el desarrollo de cada estado y con ello el bienestar de sus habitantes.
Suena bien eso, y el que Chihuahua haya quedado en el noveno sitio, o sea, dentro de “top ten”, se oye mejor.
Lo que no tiene muy buena tonada es eso de que nuestra entidad haya perdido tres casilleros, pues en la medición anterior estaba en el sexto lugar.
Y perdió terreno pese a mantener su primer lugar en la medición denominada Innovación y Economía.
Bien por eso, pero en otras de las clasificaciones, de plano, nos fuimos a la parte baja de la tabla, cerca del descenso, dirían los que saben de futbol.
Por ejemplo, en “Estado de derecho”, hasta el lugar 27, producto en gran medida a la gran cantidad de homicidios que se registran en el estado, al robo de vehículos y los delitos no denunciados, la llamada “cifra negra”.
En infraestructura, por ejemplo, nos fuimos hasta el lugar 14, y eso, por la enorme cantidad de accidentes de tráfico ocurridos en nuestro territorio en los que hubo heridos o muertos.
Luego, en sistema socio político también nos fuimos a la parte final de la tabla, sitio número 27, en parte, por el elevado endeudamiento que arrastra el estado de Chihuahua desde la administración antepasada.
Ese índice evalúa, a través de 50 variables agrupadas en seis subíndices, las 32 entidades federativas del país.
A todos los gobiernos les interesa salir bien en esa foto y pues, la verdad, a Chihuahua le tomaron varios ángulos, y en varios de ellos se vio “curiosito”, por no decir que feo.
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Este lunes entró en vigor el decreto que pone en marcha una de las legislaciones más obsoletas de cuantas conserva nuestro sistema electoral: la famosa “Ley seca”.
En estricto apego a esa disposición, la venta se reanudará hasta las 11 de la noche con 59 minutos del domingo 2 de junio, o sea, cuando ya hayan cerrado las casillas y hasta esté en operaciones el PREP.
Mucho se ha hablado de esa ley a lo largo de los últimos años, sobre todo, desde el punto de vista de quienes tienen negocios de restaurante o bar, pues son esos los que se quedan sin clientela, porque su negocio depende de que el comensal pueda acompañar sus alimentos de una copa de vino o una cervecita bien fría.
Es un día perdido para esos negocios, y en aras de casi nada, según lo han expuesto los restauranteros a lo largo de los años.
No les falta razón, pues desde que existe esa ley, se pueden contar con la mano la cantidad de veces en la que una persona en estado de ebriedad alteró el orden y provocó el cierre de alguna casilla.
De los muchos motivos que tienen partidos y candidatos para quejarse, cada vez que hay elecciones, el único que nunca aparece es el estado etílico de algún funcionario o de los votantes que asistieron a la urna.
Con todo y lo poco práctica de esa disposición, la enorme mayoría de los comerciantes la aplican con rigor y ese día no se vende ni un chocolate envinado.
Lo malo es que quienes sufren son los negocios del ramo restaurantero, porque los expendedores hacen su agosto entre el viernes y la primera mitad del sábado, ya que la clientela hace sus previsiones y arrasa con las existencias.
Controvertida a o no, ya está en vigor la ley y no queda más que acatarla. Ya brindaremos por el buen orden en el que se celebraron los comicios del 2 de junio.