Después de tres años de tocarle la puerta a su oficina, de no devolver las llamadas, de dejar en “visto” los mensajes que le llegaban desde estos lares, el “siempre simpático y amable” Manuel Bartlett Díaz se dignará a recibir a una delegación de productores agrícolas de Chihuahua.
¿Cómo para qué? Pues poca cosa: para que éstos les planteen una serie de peticiones que vienen acumulándose desde que aquel asumió la dirección de la Comisión Federal de Electricidad.
O sea, que le llevarán “guardado” que lleva cinco años, por lo menos, en espera de atención o, al menos de una de esas frases de contentillo que dan un pequeño soplo de esperanza, una como: “lo vamos a analizar…”
Nos comentan personas que estarán en la reunión—si el diablo no llega a descomponer todo de última hora—que, entre los grupos que asistirán, a través de sus representantes, están los que más guerra le han dado a la 4T en los últimos años.
Sobre todo, desde aquella crisis desatada por el pago de la cuota al Tratado Internacional de Agua, que tan mal manejó el delegado del Bienestar y hoy candidato a senador, Juan Carlos Loera.
Estarán, por ejemplo, gente de la UNIPRO, una de las principales organizaciones de productores de maíz amarillo de todo el país; algodoneros de la región de Delicias, productores de frijol, avena y maíz del noroeste, e incluso nogaleros de allá de Jiménez.
La primera y más urgente petición es que se retiren las denuncias en contra de agricultores de Chihuahua, promovidas por la CFE, y que ya produjeron órdenes de aprehensión. Eso, como tema urgente.
Sin embargo, también está la petición-reclamo de que no se “caiga” el suministro de energía para el bombeo de agua, como ya ocurrió en el verano pasado, y de que ya no se den contratos de luz a pozos “piratas” que extraen agua sin permiso de la Conagua, o con uno que obtuvieron mediante actos de corrupción.
Por cierto, cabe preguntarse ¿a qué debemos el milagro? Pues a qué más: a que estamos encampañaos y que fue la mismísima aspirante presidencial, Clau Sheinbaum, la que solicitó la audiencia.
A ver, Manuel Bartlett, dile que no a ella.
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César Dee Jay volvió a tener una recaída el pasado viernes, según lo difundió él a través de una carta originalmente enviada a sus abogados pero que, ¡obviamente!, también les llegó a los medios de comunicación.
En el mensaje de marras, expone el ex gobernador que sufrió un desvanecimiento justo en el momento cuando le iban a practicar un electrocardiograma, allá en la clínica del Cereso No. 1, el de San Guillermo.
El médico que lo atendía—continúa la carta—se alarmó al verlo en esa condición y pidió que lo enviaran al hospital, pero que él (el autor de la carta, o sea, Dee Jay) se opuso categóricamente porque “no iba a caer en ese juego perverso”.
En primeras, habrá que desearle una pronta y plena recuperación, lo mismo que cualquier otra persona privada de la libertad que compurga su pena al tiempo que campea su o sus enfermedades.
Segundo, que nos da gusto que ya esté mejor, pues solo así se puede tener el ánimo para escribir una carta tan enjundiosa.
Lástima que los otros internos, que están también enfermos, no puedan difundir los detalles de la mala atención médica que reciben, como sí lo hizo el ex mandamás de Chihuahua:
“…les dije de inmediato que yo no voy (al hospital). Caer en sus juegos perversos por tercera ocasión y que no me van a subir más que a una silla de ruedas y tenerme 2 horas en el patio haciendo corajes y sufriendo el frío y el dolor”.
¡Qué terrible cuadro que el que escribe el autor de la misiva! y, por supuesto, le creemos que pasó por esa penuria, pero falta apuntar que ese es el pan de cada día en todas las instituciones de salud del sector gubernamental.
Así están ahora y así estaban cuando era gobernador, e incluso antes.
“…no era su pendejo para que me la apliquen por tercer ves (sic)”, agrega en su texto. Vale decir que, usando sus palabras, esta ciudad, esta entidad y este país está llena de personas que las tratan así, de “bandejos”, por primera, segunda, tercera y enésima vez en los hospitales públicos.
Una vez más, le deseamos una pronta recuperación. Pero lo mismo le expresamos a las y los miles de derechohabientes que diariamente se pasan las de Caín, en esperas de horas y horas para que las atienda un médico.
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El próximo jueves 11 de enero iniciará, por así decirlo, la construcción del nuevo gimnasio de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Y decimos que inicia, porque ese día se llevará a cabo el primero de los pasos para otorgar el contrato de la obra, con la visita al lugar donde quedará ubicada.
Un día después, el viernes 12 de enero, se celebrará la junta de aclaraciones, o sea, para que no quede duda y luego no salgan con que “es que yo no sabía”.
Se trata de una de las obras de construcción más grandes y costosas de cuantas hará la UACJ en este 2024 y tal vez en los años recientes.
El monto a invertir será de 46 millones de pesos para darle a la universidad juarense un recinto digno para la celebración de sus torneos deportivos y demás actividades de tipo pasivo.
Al menos la UACJ proyectó recursos para construir una nueva instalación deportiva, no como la UACH, que anda pidiéndole “kórima” al municipio de Chihuahua para arreglar un abandonado campo de futbol americano que, en la actualidad, parece más un lote baldío.
Para los universitarios juaritos, la espera terminará este año y el 22 de enero, por lo pronto, se dará a conocer el nombre de la empresa que construirá el gimnasio, a la cual se le dará el 40% de anticipo para que se arranque el 31 de enero.
En este caso, al menos la UACJ hará su construcción con recursos de su propio presupuesto, no como nuestro “Sport Billy” de la UACH, Luis Rivera Campos, que manda a sus alumnos y empleados a que voten en las elecciones para el otorgamiento del presupuesto participativo de la Presidencia Municipal. Suerte a los de la UACJ.
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Esos de la Secretaría de Gobernación federal andan bateando arriba de .300 de porcentaje contra el Congreso del Estado.
Si nuestro legislativo fuera pícher, ya lo habría sacado el manager, porque le batean cuanta bola manda al plato, sobre todo, si es a la Segob, y más aún, cuando se trata de asuntos migratorios.
La semana pasada, la citada dependencia le mandó un revés nuestros legisladores, quienes le habían pedido, decreto de por medio, que instalara en Ciudad Juárez un área para apoyar a migrantes extranjeros que llegan a nuestra frontera con la intención de obtener asilo en los Estados Unidos.
Lo que nuestro Legislativo pedía era que, por piedad, les dieran ahí y el apoyo tecnológico necesario para la programación de sus citas, por medio de la aplicación CBP-One, de la Oficina de Aduanas y Protección y, con esto, agilizar su paso por la frontera.
¿Y qué contestaron? Pues lo de siempre, un batazo de jonrón por el jardín central.
No y cien veces no, que porque eso le corresponde al gobierno de los Estados Unidos. ¿En serio, no pueden ni echarle una mano al viajante que nada más necesita que le ayuden a echar unos teclazos en la computadora y ver cómo anda su cita?
Lo que son las ganas de no ayudar, o de seguir con su buena racha de bateo contra el Congreso de Chihuahua.