La mayoría prianista del Ayuntamiento de Chihuahua está más puesta que un calcetín para hacerle un mega regalo a uno de los hombres más ricos de la ciudad… ¡qué la ciudad, del estado!, que para hacer un centro educativo.
Mediante el dictamen en torno al expediente número 110/2023, el “Hache” Ayuntamiento resolverá la petición del ingeniero Luis Enrique Terrazas Seyfert para que se le entregue en comodato, con promesa de donación (¡donación!) un predio de 40 mil metros cuadrados.
Para poner las cosas en contexto, Terrazas Seyfert, el “benefactor” que pide terrenos para la asociación civil Consejo Educación Chihuahua, A.C., es el presidente del grupo Ruba, una de las empresas más rentables y exitosas del estado.
Es más: se ubica en el lugar número 259 entre las 500 más grandes del país, con sus 240 mil viviendas vendidas.
No por nada, las calificadoras le ponen altos rangos crediticios y las acciones de Ruba se colocan bien en el piso de remates de la Bolsa Mexicana de Valores.
El peticionario, por si no lo recuerdan, fue candidato a presidente municipal de Chihuahua, por la vía independiente, en las elecciones locales del año 2016, cuando quedó en tercer lugar, con 74 mil 490 sufragios, que representaron el 21.41% de la votación total.
¡Nada mal para ser independiente y pelearle al candidato del PRI, Alejandro Domínguez, que entonces tenía todo el apoyo del gobierno del estado, y a María Eugenia Campos, del partido que finalmente ganó todo!
O sea que, sí tiene para andar de “grillo”, buscando un cargo de elección popular sin ensuciarse los zapatos en los partidos políticos, pero sí quiere que el municipio—esa entidad que él quería gobernar—le regale tamaño terrenote.
Vistas así las cosas ¡qué bueno que no ganó! Porque si sí, habría qué imaginarse la de terrenos que habría regalado, y no precisamente a las familias de bajos recursos.
Bien dice el refrán popular: “cualquiera hace caldo con la gallina del compadre” y pues sí, cualquiera puede ponerse túnica franciscana y poner cara de benefactor teresiano si no se saca un peso de su bolsa y se suelta regalando lo que no es de él.
Con razón su lejano pariente Luis Terrazas llegó a decir que él no era de Chihuahua, no: “Chihuahua es mío”.
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Hay Marquito, Marquito, cada vez se parece más a esos niños que repiten lo que dicen sus mayores sin detenerse a saber de qué exactamente se trata el tema.
Resulta que el alcalde de la capital le entró ayer a la “tontejeada” al presidente de la República, que porque no atiende a los migrantes extranjeros que pasan por la ciudad, en su ruta rumbo a la frontera con los Estados Unidos.
Así lo dijo el panista alcalde de Chihuahua: “Yo le diría al Gobierno Federal que actúe que no esté de brazos cruzados, prácticamente que dejen de hacerse pendejos y que le pongan al trabajo también aquí en la capital”.
Bueno, si Marquito cree que “tontejeando” a la gente va a conseguir algo, adelante. Nada más que no se ofenda ni se espante cuando lo traten igual, ni pida respeto a la investidura de gobernantes emanados de su partido.
Si nos vamos a llevar tan pesado, pues a aguantar vara.
Y todo, porque un día antes, la gobernadora Maru Campos le pidió al presidente de la República que deje de “hacerse pendejo” (sic) con el tema de la inseguridad, esto, a propósito de las personas de la comunidad LeBarón que hasta esas horas estaban reportadas como desaparecidas.
O sea ¿no tiene sus propias palabras para pedir una mayor responsabilidad y acción a las autoridades federales?
Por lo demás, reiteramos lo dicho en este espacio, en ocasión a otros temas similares: la seguridad es responsabilidad de todos los entes de Gobierno, y la atención a personas desprotegidas le compete a toda alma caritativa. Si el señor no quiere cooperar, que no lo haga y ya. No necesita repetir como perico lo que otros dicen.
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Ahora que andamos tonteándonos a diestra y siniestra por los malos resultados que nuestros gobiernos arrojan en materia de seguridad pública, vale la pena echarle un ojo al documento “Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR)”, publicado por el INEGI este miércoles 24, y que contiene las cifras de fallecimientos ocurridos en el país entre enero y junio del 2023.
De los muchos ángulos que admite el análisis de ese informe, destaca el hecho de que el homicidio (clasificado con el título de “Agresiones”) fue la octava causa de muerte en todo el país, con 15 mil 82 casos registrados.
Vista la cifra con lupa, vemos que la inmensa mayoría de los homicidios tuvieron como víctimas a los hombres, con 13 mil 270 casos, la sexta causa más frecuente de mortandad masculina.
Pero, mientras más aumento le ponemos a la lupa, más feo se pone el panorama. Resulta que entre las personas de entre 25 a 44 años, el homicidio es la principal causa de muerte, seguido por los accidentes.
Más aún: de entre 5 y hasta 24 años, la causa mayor fueron los accidentes. Es decir, que perdimos población joven por causas que bien pudieron evitarse.
No fueron víctimas de una pandemia o por la alta incidencia de alguna enfermedad crónico degenerativa, sino por agresiones o actos imprudenciales.
En cuanto a Chihuahua, las Agresiones fue la cuarta causa de muerte, con un total de 981 casos, pero entre los hombres fue la segunda, con 865.
Vale anotar en este tema que, en diez entidades del país, las agresiones u homicidios se ubican entre las cinco primeras causas de muerte: Baja California, Colima; Chihuahua; Guanajuato; Guerrero; Michoacán; Morelos; Quintana Roo; Sinaloa y Zacatecas.
Ahí quedan los datos para quien quiera analizarlos y toma decisiones de gobierno. Ojalá que lo hagan de manera coordinada entre los tres órdenes de gobierno, con una efectiva estrategia de acción, en vez de andarse “tonteando” los unos a los otros.
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Ojo, señores de la Secretaría de Bienestar, porque algo muy raro anda sucediendo con las tarjetas donde se deposita el apoyo a las personas mayores de 65 años.
Cuidado, mucho cuidado, porque esta semana afloró el enojo de decenas de adultos mayores porque de pronto se encontraron con el hecho de que su cuenta tenía “fondos insuficientes”, pese a que no la habían usado en el presente mes.
Beneficiarios de ese programa se comunicaron con esta Doña para quejarse de que, al ir al cajero automático del Banco del Bienestar de su preferencia, les apareció la odiosa leyenda de “Fondos insuficientes”, y ni siquiera les leyeron el dato de cuánto tenían de saldo.
Misma situación se vivió en las cajas de las tiendas y supermercados, donde se llevaron el bochornoso chasco de que su tarjeta no pasaba para pagar la cuenta.
Si ese pesar no fuera poco, habría que anotar que el teléfono para reportar quejas y anomalías nomás no tuvo quién lo contestara.
A ver si le ponen atención al tema, porque los quejosos ya andan sospechando que, o se están “jineteando” su dinero, o lo están destinando a otra cosa.