Tormenta perfecta, parte II
En días pasados, informamos en esta misma mironiana columna que La Boquilla, la presa más grande del estado, estaba al 35 por ciento de su capacidad, mientras que la Francisco I. Madero o Las Vírgenes, andaba por ahí del 30 por ciento.
Pues bien, ese apenas es el inicio del problema, porque ahora vienen los texanos a pedir que le abramos o le abramos a las compuertas de nuestras tres presas insigne –las dos anteriores, más El Granero– porque quieren para ayer el pago correspondiente al “Tratado sobre la distribución de aguas internacionales entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América”. Acá entre amigos le decimos el “Tratado internacional de aguas”.
Así como se oye: allá en Texas, el comisionado de Calidad Ambiental de Texas, Bobby Janecka, le ha pedido al Gobierno de su país que le truene los dedos al de México para que suelte el agua en este mismo año, porque ya les debemos millones de metros cúbicos de pagos atrasados.
Para el funcionario gabacho, es inadmisible que México dependa de que le caiga agua de lluvia para cumplir con un compromiso internacional.
Esa exigencia se suma a la ya de por sí raquítica condición en la que se encuentran nuestras presas. Ya de por sí había jaloneos entre nuestros productores y ahora nos vienen a cobrar.
Esa poca agua es motivo de disputas y jaloneos entre los productores agrícolas, ganaderos, lecheros y nogaleros del centro-sur del estado, quienes se han levantado, si no en armas, sí en palos y varillas para evitar que el Gobierno Federal abra las compuertas de las presas para pagarle a los vecinos.
Si en aquellos años 2020 y 2021 estaba complicado, ahora que se juntan sequía con elecciones de todo tipo, la cosa está más difícil todavía.
Por si algo faltara, el próximo 24 de octubre de 2024, México debería completar una entrega de mil 733 millones de metros cúbicos (Mm3) de agua en cumplimiento del ya mencionado tratado. ¿De dónde, si no hay ni para mantener las presas en calidad de charco, aunque sea?
Desde antes de que el comisionado texano aplicara presión, ya se veía muy difícil de cumplir dado que la inusitada sequía está afectando severamente a los estados involucrados en el Tratado.
En el bienio 2020-2021, solamente fueron aportados por el río Conchos 75.4 Mm3, en tanto que en 2023 se abonaron 88 Mm3, pero la obligación era pagar 251 Mm3. Así de mal anda la cuenta.
Ahora, cuando no se vislumbran nubes que nos ilusionen con el tan deseado fin de la sequía, no tenemos ni de dónde echar mano, ni para pagar ni para regar.
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El panismo de Chihuahua anda brincando en un pie de felicidad después de haber logrado concentrar a más de 20 mil personas en la explanada en el Palomar para recibir a la candidata presidencial Xóchitl Gálvez.
Ahora sí, después de ver que sí pudieron llenar la plancha del Palomar y de compararla con la de Morena, tres días antes, donde no lograron cubrir toda la Plaza del Ángel, se empiezan a hacer cuentas de otro carro completo, como el del 2018.
En aquel histórico año, cuando el actual presidente ganó en 31 de las 32 entidades del país y alcanzó un “efecto tsunami” electoral que le permitió a su partido, Morena, hacerse de las mayorías en el Senado y en San Lázaro, el panismo de Chihuahua salió mucho más que bien librado y así espera salir en este 2024.
Para hacer memoria, en aquella ocasión, el blanquiazul, que entonces contendía por cuerda separada respecto del PRI, ganó la elección presidencial con un 37.9 por ciento de la votación a favor de Ricardo Anaya, contra un 26.09 por ciento de AMLO y un 10.9 de El Bronco.
En la misma jornada, ganaron fácil la elección de senador en la capital del estado, más menos por los mismos márgenes: 36.3 por ciento contra 23.7 por ciento de Morena, aunque a final de cuentas esa votación se perdió a nivel estatal.
El ayuntamiento, con Maru Campos como candidata, lo ganaron de calle, con casi el 50 por ciento de la votación, y las diputaciones federales, por el estilo: 40.5 por ciento contra 24.09 por ciento.
No por nada decimos que la ciudad de Chihuahua es uno de los mejores lugares del país para ser panista.
Hasta ahí todo luce a pedir de boca. Lo que preocupa en este momento a los estrategas del PAN es el centro-sur, que solían ganarlo igual de fácil.
Nos cuentan que Delicias se les complicó, tanto la elección de Ayuntamiento como la de diputación local; que en Cuauhtémoc andan mucho más cerrados con Morena de lo que estaban al inicio de la campaña, y que en Parral podrían incluso irse al tercer lugar.
De Juárez, ni hablemos: es para Morena lo que la capital es para el PAN, carro casi completo. El PAN, ojo, no el PRIAN. Del PRI no queda ni el escombro de lo que fue, cuando ganaba todo y a costillas del partido que hoy es su aliado.
Solo queda esperar a que llegue el domingo 2, que den las 6 de la tarde y que comencemos a ver los resultados preliminares para darnos una idea de cómo quedará el mapa electoral del estado.
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Y mientras eso sucede en el cuartel del PRIAN, en las filas de la 4T se libra un sordo forcejeo entre los morenistas y las tropas del Partido del Trabajo.
Si las cosas ya andaban tirantes desde el inicio de la campaña, después de la visita de Claudia Sheinbaum a la capital del estado se pusieron a punto de cuerda de guitarra.
Nos cuentan que hasta la dirigencia nacional de Morena se disgustó con la inundación de banderolas gigantes del PT en la plaza De los Frizos, durante el mitin encabezado por la candidata presidencial.
Supimos que hasta el propio Mario Delgado comentó que el PT tenía “más banderolas que militantes”, porque prácticamente cercó el presídium donde se encontraba la candidata con aquellas enormes banderas colgadas en grúas.
Ese jaloneo, muy al estilo de los sectores del PRI de otra época, ha seguido en los días posteriores, sobre todo en Juárez, donde una parte del morenismo se rehúsa a hacer campaña con la candidata por el Distrito III, Lilia Agilar Gil.
Para muchos de ellos, siguen presentes las “concertacesiones” y los votos a favor en el Congreso del Estado que tuvo el partido rojo y amarillo con el Gobierno estatal y su bloque legislativo.
Y si eso no es suficiente, menos dispuestos están de trabajar para que el PT junte los votos necesarios para hacer llegar a América Aguilar Gil, hermana de Lilia, al Congreso del Estado.
Tal parece que la gira de la abanderada de la 4T le alegró el corazón a muchos, pero también agrietó mas la relación, ya de por sí tirante, entre el morenismo local y el PT que, se supone, sería su aliado en esta elección.
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Más allá de los ambientes de las juntas, asambleas y comisiones electorales, de las salas de tribunales y de los cuartos de guerra de partidos y candidatos, se avecina otra “lucha” postelectoral que pondrá al Gobierno de la ciudad, de esta y de otras más, en un verdadero aprieto.
Nos referimos a la guerra, no por los votos o los conteos finales, sino por la recolección y disposición final de la basura que generará toda la propaganda que repartieron y colocaron partidos, coaliciones y candidatos.
Nos cuentan que los servicios de limpia de la ciudad ya se preparan para atender esa sobredemanda de trabajo que se les presentará tan pronto como termine la campaña, que será el miércoles próximo, porque se debe retirar todo el material propagandístico que esté colocado en la vía pública.
Si ya de por sí tuvieron chamba extra recogiendo los volantes y las mantas que ponían los candidatos, ¿cómo les irá ahora que retiren todo lo demás?
En elecciones pasadas, el Partido Verde Ecologista de México había impulsado una iniciativa para que se usaran materiales reciclables y/o biodegradables en la impresión de la propaganda, con el fin de no ir a “tapar” el relleno sanitario con plásticos insalubres.
Nada de eso prosperó y ahora, los empleados de limpia tendrán que cargar con enormes pedazos de lona plástica en donde se apreciaba la imagen de algún candidato.
Y eso que todavía falta juntar la auténtica “basura electoral”, es decir, la que sobrará la jornada del 2 de junio. Ahí son al menos millón y medio de boletas, más o menos. Así que ahora sí que abran una nueva celda en el relleno sanitario, una que reciba nada más que basura electoral.