Tres horas duraron los diputados del Congreso del Estado para discutir y votar un punto de acuerdo para pedirle al presidente que se dé un coscorrón él solo por el pésimo trabajo de su gobierno en materia de migración que terminó en una magna tragedia.
¡Tres horas!, o sea, 180 minutos. Lo que duraría una película de esas que exhiben en la tele en Semana Santa o, mejor dicho, más de lo que duran normalmente las sesiones del Congreso del Estado.
Casi todos los integrantes de la 67ª Legislatura pasaron a usar el micrófono para echar su verborrea. Perdón, pero no se le puede llamar de otra forma. Una o uno tras otro, para decirle al presidente AMLO que es un indolente—y le fue bien—, por decir que la estación migratoria del INM en Juárez es un “albergue”, o para pedir la cabeza de los “corcholatos” Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.
Ni vale la pena retomar los rollos reiterados y refriteados que se aventaron ayer. Podríamos decir de ellos que era algo así como una clase de historia, donde el uno le sacó al otro sus trapitos de años anteriores.
Los del PAN, indignados por el trato que se les da ahora a los migrantes extranjeros, pero ni una coma dijeron de cómo les iba a esos pobres cuando el presidente era Felipe Calderón.
Ni se acuerdan, de seguro, que en el gobierno panista de Francisco Barrio, el Gobierno del Estado en persona sacaba migrantes de los hoteles del centro para entregarlos al INM.
Los de Morena, con la imposible labor de lavar la cara de los encargados de la política interior y la política exterior del país: Adán Augusto López y Marcelo Ebrard.
Ni cómo ayudarles, el uno, ocupado como anda haciendo campaña para la “grande” y el otro tirando “rol” en Nuevo León al volante de un Tesla.
Ese tiempo bien pudieron usarlo en revisar la legislación estatal en materia de derechos humanos aplicable al trato a migrantes; a analizar el presupuesto estatal para darle más recursos al siempre olvidado Consejo Estatal de Población, que hace de tripas corazón para enfrentar el fenómeno.
No tocaron el tema ni lo tocarán, porque no es “carne de grilla”. A nadie le importa.
Echémosle cuentas: si cada diputado gana algo así como 374.50 pesos la hora hábil, por 26 diputadas y diputados presentes, el pleitito nos salió en 29 mil 172 pesos, sin contar otros gastos, como luz, ambientación, comidas, bebidas, y un largo etcétera.
¿Y si ese dinero mejor se los pedimos de coperacha para gastarlo en atención a migrantes?
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La Comisión Nacional de Derechos Humanos, la CNDH, presentó un recurso de inconstitucionalidad ante la Corte, la mera mera del país, para tratar de “tumbar” los cobros excesivos que hacen al menos 21 municipios del estado de Chihuahua.
En una de esas, si la CNDH tiene razón y si la “Tremenda Corte” les aplica la llave “Nelson” a los municipios, igual podría hacerse un efecto “dominó” y caer todo el peso de la Constitución en una serie de cobros que les hace a sus contribuyentes que, por más que se le busca, no tienen razón de ser.
Ahí les va: el órgano que preside Rosario Piedra Ibarra dice que son inconstitucionales cobros como: Legalización de Firmas, Certificación y Expedición de Documentos Municipales y sus derivados. Algunos de esos cobros, en serio, parecen bromas de mal gusto: 250 pesos por la primera hoja certificada; 35 pesos por copia simple y 5 pesos por página adicional.
A ver si entendemos: en una copiadora de esquina nos cobran a dos pesos las copias y las sacan en aparatos que de seguro son iguales o muy parecidas a las que tienen los municipios y el Gobierno. No hay razón, entonces, para que una copia simple, sin certificación, cueste más del doble.
Ahí les va otra: “Búsqueda y localización de actas que no estén en la base de datos 111.00 pesos” ¿En serio cuesta medio salario mínimo meterse a una computadora a buscar un dato? ¿Tan caro sale “echarse un clavado” a los archiveros para dar con un documento?
La queja de la CNDH no tiene desperdicio, en verdad, y menos aún sus considerandos.
No sólo considera que los cobros deben ser equivalentes al costo que tenga para el gobierno o al municipio, sino que obliga a que los derechos se le devuelvan al contribuyente en forma de una contraprestación idéntica.
Es decir, que si me van a cobrar por sacarme copias, pues que ese dinero lo apliquen en mejorar los sistemas de archivos y sus paquetes informáticos.
Y ya que la CNDH “anda de pie”, como decían las señoras de antes: ¿Qué tal si se da una vuelta por la Ley de Ingresos del Estado por “Derecho vehicular”? porque, nos dirán lo que quieran, pero esos casi 3 mil millonsotes que cobran por ese medio no van a dar a servicios de vialidad. Así que, si ven las barbas del municipio cortar…
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Entre el mar de discursos estrambóticos que se presentaron ayer en el Congreso del Estado a propósito de la tragedia del INM de Juárez, nos quedamos con la del diputado de Movimiento Ciudadano, Francisco “Pancho Pistolas” Sánchez.
El señor de las acusaciones estrambóticas pidió ahora que el corcholato secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se “entregue” por haber cometido el delito de “genocidio”.
¿Qué nadie le puede explicar qué es un genocidio? El diccionario Oxford nos dice que genocidio es “Aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”.
La verdad, hablando en serio ¿la tragedia de Juárez fue producto de una “aniquilación sistemática”? Negligencia sí, pero ¿genocidio? Con razón, al Pancho Pistolas, por andar de exagerado, nadie le hace caso.
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Ayer, entre el barullo que se armó en el Congreso a causa del tema del mal manejo de la política migratoria y sus funestas consecuencias, al diputado Gabriel García Cantú se le ocurrió decir que había diputados de Morena que viven en El Paso.
Por supuesto, los morenistas juarenses le respondieron de inmediato y hasta mostraron su credencial de elector para demostrar que tenían domicilio en el estado.
Y a propósito del tema, los del partido guinda reclamaron las constantes ausencias de la diputada juarense Marisela Terrazas, del PAN.
Según el portal de internet del Congreso del Estado, la representante del distrito 5º con cabecera en Juárez tiene 94 asistencias y solo cinco faltas justificadas, con cero inasistencias.
La pregunta que se hacían ayer los morenistas, no sin razón, es ¿por qué si tiene asistencias no la ven por ningún lado? O más aún: ¿por qué se le acreditan las faltas si no va a la sesión? ¿Por qué tanto permiso, para verla desde su casa?
Esta metiche columna le agregaría todavía más, como para no hacerla personal contra la juaritos del Distrito 5º: ¿Por qué contamos nada más 26 votos, si son 33 diputados? ¿Dónde andaban los otros siete? ¿Trabajando? ¡Uyyy, no se vayan a cansar!