El Plan Michoacán por la Paz y la Justicia, anunciado este martes por la presidenta Claudia Sheinbaum, tiene un propósito claro: frenar la violencia desde sus raíces y reconstruir la paz social en una de las entidades más afectadas por la inseguridad.
La mandataria explicó que el proyecto responde no sólo al asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, sino a una necesidad urgente de restituir la confianza ciudadana y fortalecer la presencia institucional en los municipios con mayor incidencia delictiva.
“No se trata de politizar el dolor, sino de transformar las condiciones que lo provocan”, declaró Sheinbaum, al subrayar que la estrategia no se limitará a operativos de seguridad, sino que incluirá programas de bienestar y desarrollo comunitario.
El plan contempla cinco ejes de acción: seguridad y justicia, desarrollo económico, educación, cultura y deporte. Cada uno —dijo— busca romper el círculo de impunidad y abandono que ha permitido el avance del crimen organizado en la región.
El gobierno federal instalará una presencia permanente en Uruapan y zonas aledañas, con apoyo de los gabinetes de Seguridad y Bienestar, para atender directamente a las comunidades más afectadas.
Con esta medida, la administración federal pretende prevenir nuevas tragedias y devolver la esperanza a las familias michoacanas. “La justicia no puede llegar solo con más patrullas; debe llegar con oportunidades, educación y dignidad”, concluyó la presidenta.

