Por los viejos callejones del Centro Histórico de la ciudad de Chihuahua corren nuevos vientos que rescatan fincas, casonas y todo tipo de edificaciones antiguas.
El viento sopla desde el ánimo de empresarios y artistas que adquieren las viejas y derruidas construcciones para recobrar el brillo perdido.
El esfuerzo es secundado por el ayuntamiento de Chihuahua, que estimula la reglamentación para que los proyectos de modificación no alteren el alma de las construcciones.












Las viejas fincas por cuyas estrechas calles pasaban carruajes tirados por caballos, ahora son hoteles boutique, despachos corporativos, restaurantes o simple y sencillamente flamantes residencias en las que jóvenes y adultos mayores disfrutan su grandeza.
Rosina Uranga heredó de sus abuelos una de estas fastuosas residencias y ahora la transformó en uno de los hoteles boutique más emblemáticos del Centro Histórico.
Por sus habitaciones rondan los recuerdos de viejos amores, de antiguas guerras y sobre todo de muchas vidas.
Las calles Coronado, Jiménez, Degollado, Allende, el Paseo Bolívar y muchas otras más, ya ganan un nuevo brillo y ahora son las preferidas de jóvenes que gustan de la vida nocturna.