En un avance significativo para la astronomía, el telescopio espacial James Webb ha proporcionado a los científicos una visión sin precedentes de la química de los discos de formación planetaria alrededor de estrellas jóvenes, difundieron medios especializados en noticias sobre economía y finanzas.
Un equipo internacional de astrónomos ha identificado una composición química extraordinariamente rica en hidrocarburos, incluyendo la primera detección extrasolar de etano.
Este descubrimiento se realizó en el disco protoplanetario que rodea a ISO-ChaI 147, una estrella joven de muy baja masa. La investigación, publicada en la revista Science, fue llevada a cabo por científicos de la Universidad de Groningen en los Países Bajos, el Instituto Max Planck de Astronomía en Alemania, y el Centro de Astrobiología en España.
Aditya Arabhavi, del centro universitario de Groningen, destacó que el telescopio James Webb ha abierto una “nueva ventana” a la química de los discos de formación planetaria. Anteriormente, solo se podían identificar moléculas como el acetileno. Sin embargo, la mayor sensibilidad y resolución espectral de los instrumentos del Webb han permitido detectar emisiones débiles de una variedad de moléculas menos abundantes.
El instrumento de infrarrojo medio (MIRI) del telescopio ha sido crucial en estos hallazgos. Estos avances proporcionan nuevos conocimientos sobre el entorno químico en el que se forman los planetas rocosos o terrestres. Esta investigación forma parte del proyecto MINDS (Mid-Infrared Disk Survey), una colaboración internacional que estudia una muestra representativa de discos protoplanetarios.
Explorando la química y las propiedades físicas de estos discos, los astrónomos intentan relacionarlas con las características de los planetas que podrían formarse en ellos. En el caso del disco alrededor de ISO-ChaI 147, que tiene una masa de solo 0.11 veces la del Sol, los resultados han sido sorprendentes.
Los resultados revelan una química interna del disco con 13 moléculas portadoras de carbono, destacando una abundancia de hidrocarburos que contrasta marcadamente con la falta de sustancias portadoras de oxígeno, como agua o monóxido de carbono. Esta composición química inusual podría ofrecer nuevas pistas sobre los procesos que conducen a la formación de planetas.
El trabajo del equipo, utilizando el telescopio James Webb, no solo expande nuestro conocimiento del universo, sino que también proporciona una base para futuras investigaciones sobre la formación planetaria y la evolución de los sistemas solares. Este descubrimiento subraya el potencial del Webb para revolucionar nuestra comprensión de los mundos más allá de nuestro propio sistema solar.