La reunión privada entre la presidenta Claudia Sheinbaum y la actriz mexicana Salma Hayek no fue un gesto protocolario.
De acuerdo con fuentes federales, la mandataria buscó involucrar a la estrella de Hollywood en una estrategia cultural que pretende reposicionar la imagen de México en el escenario internacional, utilizando el cine, el arte y la difusión del talento nacional como herramientas de diplomacia pública.
En el encuentro —descrito como cordial y productivo— Sheinbaum planteó la necesidad de impulsar campañas y proyectos que fortalezcan la presencia cultural de México fuera de sus fronteras, para lo cual figuras como Hayek resultan clave debido a su influencia y prestigio global.
También se abordó la urgencia de revitalizar la industria cinematográfica nacional mediante nuevos esquemas de estímulos, coproducciones y plataformas de exhibición.
La actriz, productora y defensora del cine independiente mostró interés en explorar mecanismos que permitan abrir oportunidades para nuevos creadores mexicanos.
Otro componente central de la conversación fue la posibilidad de colaborar en iniciativas sociales con perspectiva de género.
Hayek ha trabajado durante años en programas internacionales contra la violencia hacia mujeres y niñas, y Sheinbaum busca aliados estratégicos que fortalezcan esta agenda en su gobierno.
Aunque no se anunciaron acuerdos formales, el mensaje político quedó claro: el acercamiento con una de las mexicanas más influyentes del mundo apunta a que la cultura será un eje visible del nuevo sexenio.





