La marcha mexicana volvió a sonar fuerte en el podio mundial y el eco llegó desde Ojinaga, Chihuahua. Alegna González, la joven que desde niña se forjó entre calles polvorientas y kilómetros de disciplina, conquistó la medalla de plata en los 20 kilómetros del Campeonato Mundial de Atletismo Tokio 2025.
No solo subió al podio: lo hizo rompiendo la marca continental, con un tiempo de 1:26:06, y devolviendo a México al mapa de una prueba que en otros tiempos fue orgullo olímpico.
“Hacía tiempo que buscaba esta medalla. Queremos que el continente americano siga entre los mejores del mundo”, dijo emocionada a ESPN, dejando claro que su triunfo no es solo personal, sino también continental.
El oro se lo quedó la española María Pérez, con 1:25:54, mientras que el bronce fue para la japonesa Nanako Fuji, con 1:26:18. Apenas segundos de diferencia en una competencia que, como en la vida misma, se mide a cada paso.
Para Alegna, nacida el 2 de enero de 1999 en Ojinaga, esta plata es mucho más que una medalla. Es la confirmación de que el esfuerzo no se rinde y que las derrotas pueden esperar a la revancha. En Tokio 2020 (celebrado en 2021) y en París 2024, se quedó con la amargura del quinto lugar: cerca, pero sin tocar la gloria. Ahora, con apenas 26 años, rompe esa barrera y se anota en la historia de la marcha mexicana.
No lo hace sola. Una semana antes, otro chihuahuense, Uziel Muñoz, levantó la bandera al conquistar la plata en lanzamiento de bala, también en Tokio, con un registro de 21.97 metros. Dos medallas, dos nombres y una misma tierra que sigue dando atletas de talla mundial.
El relevo de una tradición
Lo que Alegna acaba de lograr no es poca cosa. La marcha mexicana, que en las décadas pasadas regaló páginas doradas, llevaba tiempo esperando una nueva figura que diera la cara.
Hoy, con esta plata, Alegna devuelve esperanza y continuidad a esa historia. Sus dos quintos lugares olímpicos y ahora este podio mundialista son la mejor carta de la marcha mexicana en lo que va de la década.
Un podio que sabe a futuro
Lo que distingue a Alegna no es solo su resistencia, sino su hambre de trascender. En un deporte en el que cada paso cuenta, ella camina con la certeza de que el relevo ya está en sus manos. No se conformó con ser “la promesa” de hace unos años; ahora es realidad y punta de lanza.
La plata de Tokio sabe a oro en ciernes. El camino a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 ya comenzó, y con él, la oportunidad de que México vuelva a escuchar su himno en la disciplina que alguna vez lo hizo temblar de orgullo.
En Ojinaga, su tierra natal, y en todo Chihuahua, la noticia no solo se celebra: se abraza como un recordatorio de que, a pesar de los tiempos difíciles, hay historias que levantan la frente. Alegna González, con su paso firme y su mirada al frente, se acaba de inscribir en ellas.
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